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Afecciones de la lámina anterior 

El examen clínico se realiza desde el exterior, sin manipulación del párpado, y suele ser fácil. La lámina anterior es la localización de inflamaciones (blefaritis y edema) o infecciones (flemón y orzuelo), y de pestañas bien implantadas pero anormales (tricomegalia y triquiasis).

 

BLEFARITIS 

Puede ser superagudas, agudas o crónicas, superficiales o profundas, uni o bilaterales y circulares o localizadas (1- 5) . El examen clínico revela alopecia, escamas, eritema, tumefacción y exudación, con blefaroespasmo y epífora inconstantes; puede haber un prurito exacerbado por una infección primaria o secundaria. Su etiología comprende múltiples factores. 

Blefaritis parasitarias. 

Los párpados pueden alojar enfermedades parasitarias. Éstas pueden causar síntomas generales (leishmaniasis), cutáneos (sarnas) o únicamente lesiones palpebrales (anteojos demodécicos) (fig. 1). Deben tenerse también en cuenta las micosis (especies de Microsporum o de Trichophyton), especialmente en gatos (fig.2). El diagnóstico es serológico, en el caso de la leishmaniasis, o por raspado cutáneo. Para la búsqueda de especies de Demodex, es necesario pellizcar fuertemente la piel antes de raspar hasta que aflore sangre. 

Blefaritis infecciosas (fig. 3). 

A menudo son secundarias a otra afección local (queratoconjuntivitis o blefaritis parasitaria), aunque pueden ser también primarias, como todas las infecciones cutáneas (estreptococos y estafilococos). El diagnóstico puede establecerse mediante extensión conjuntival (polinucleosis no patognomónica) o, para mayor certeza, mediante cultivo microbiológico y antibiograma. No deberá haberse instilado ningún colirio desde al menos 5 días antes de la obtención de la muestra, ya que contienen conservadores antisépticos o antibióticos que bloquearían el cultivo microbiano. No debe olvidarse la inmunoterapia con anatoxinas estafilocócicas (6-8) . 

Blefaritis alérgicas (fig. 4). 

Aparecen de forma súbita en caso de hipersensibilidad inmediata y más gradualmente en caso de hipersensibilidad retardada. Otros síntomas generales pueden orientar el diagnóstico: trastornos cutáneos, digestivos o, más a menudo, respiratorios (rinitis, asma). El diagnóstico se ve facilitado por las extensiones conjuntivales y las pruebas de sensibilización cutánea. 

Blefaritis inmunomediadas (fig. 5) 

Se manifiestan con úlceras específicas, localizadas sobre todo en el canto medial y siempre en la zona de unión cutaneomucosa. 

Corresponden a: 

• Una dermatosis ampollosa; pénfigo foliáceo (Chow-chow, pastor alemán), pénfigo vulgar o penfigoide ampolloso (en razas predispuestas); 

• Una dermatosis no ampollosa; lupus discoide (collie, pastor alemán, husky siberiano). 

No hay lesiones perioculares en el lupus eritematoso sistémico. Un autor (3) cita como razas predispuestas el pastor alemán, el teckel y los caniches enano y toy. Lesiones del mismo tipo pueden localizarse en los labios, las patas, las orejas, el prepucio y la vulva (sistemáticas en el lupus discoide). El diagnóstico de certeza es difícil (biopsia, análisis serológico de anticuerpos nucleares). 

En el cuadro I, se presentan las diferentes medidas para el trata-miento etiológico de las blefaritis. 

EDEMA PALPEBRAL 

Se trata de una blefaritis  caracterizada por un edema aislado, que afecta  al tejido conjuntivo subepidérmico, entre la piel y el tabique o el tarso (fig. 4).  El edema palpebral puede correspon-der a una inflamación localizada  (picadura de insecto) o a una hipersensibilidad inmediata o retardada  (edema de Quincke, celulitis juvenil o anasarcoide juvenil).  Los corticosteroides por vía general, asociados a antibióticos según las necesidades, constituyen el tratamiento más eficaz  (2,6,9). 

FLEMÓN PALPEBRAL. 

Se trata de una blefaritis infecciosa mucho más amplia, que afecta a todo el espesor del párpado o de los párpados, como consecuencia de una inoculación accidental  (absceso por pe-leas, muy frecuente en gatos) o secundaria  a un absceso retroo-cular  (glándula salival cigomática, cuerpo extraño, infección dental)  (fig. 6). La localización de la tumefacción facilita  el diagnóstico:   es superior y global a en el caso de los problemas puramente orbitarios;  inferior y localizada en los problemas dentales. El tratamiento es específico (3,5,8).

ORZUELO 

Se trata de una inflamación y una infección  (casi siempre por especies de Staphylococcus)  de las glándulas de las pestañas  (sudoríparas o sebáceas). La aparición es brusca. La tumefac-ción en el borde externo del párpado es dolorosa y muy visible  (fig. 7).  El orzuelo, muy raro en el perro, parece no producirse en el gato. Afecta normalmente a animales jóvenes  (3,4,8,10). Debe hacerse el diagnóstico diferencial con el chalazión;  el orzuelo se trata en principio médicamente  (pomadas antibióticas) y casi nunca hay  que realizar una incisión.  

Cuadro I. Tratamiento de las blefaritis según (1,2) 

TRICOMEGALIA 

Se trata de pestañas demasiado largas, muy frecuentes en los cocker ingleses o americanos de edad avanzada. Si la orientación es normal, el único inconveniente es estético y requiere eventualmente una depilación (6,7,11,12) (fig. 8). 

TRIQUIASIS 

Las pestañas están bien implantadas, pero orientadas hacia la córnea (fig. 8) (3,5,11,13-16) . En general, la causa no es un crecimiento anómalo del pelo, sino un ligero entropión a lo largo de una porción palpebral muy corta; sería más preciso el término “entropión-triquiasis” (fig. 9). Esta enfermedad es muchas veces adquirida (cicatriz de un traumatismo) y en ocasiones congénita (pekinés, Ihassa-apso terrier tibetano, shi tzu y, también, bichón y carlino) (14). La irritación corneal ocasiona una epifora y una queratitis más o menos tolerada, con pigmentación corneal secundaria frecuente (lo mismo ocurre en los pliegues nasales de las razas braquicéfalas miniaturas). Se desaconseja la depilación y se recomienda únicamente la corrección quirúrgica del entropión asociado (a veces muy ligero): colgajo cutáneo eliminado a ras del limbo (11,16)

Figura 8. Anomalías de las pestañas, bien implantadas (A,C) o mal implantadas (B,D). 

A. Tricomegalia 

B. Distiquiasis 

C. Triquiasis 

D. Pestaña ectópica 

Afecciones de la lámina posterior 

La lámina posterior se observa realizando un eversión palpebral: ésta manipulación no debe pasarse nunca por alto en una exploración clínica cuidados. La lamina posterior presenta inflamaciones (meibomitis), quistes (chalazión) y pestañas mal implantadas (distiquiasis y pestañas ectópicas). 

ADENITIS TARSAL O MEIBOMITIS. 

Clinicamente, la inflamación de las glándulas de Meibomio se traduce sobre todo en complicaciones secundarias de queratoconjuntivitis crónica, con epiteliopatía corneal, a pesar de una película lagrimal segregada normalmente (valor medio en la prueba de Schirmer) (3,4). Sin embargo, la película lagrimal es de mala calidad (tiempo de ruptura disminuido, prueba de rosa de Bengala con resultado positivo tanto en la conjuntiva como en el epitelio corneal). (fig. 10). La causa, desconocida, se relaciona más probablemente con un trastorno inmunitario que con una infección crónica. El tratamiento es sintomático, con antiinflamatorios y sustitutivos de las lágrimas. Es un tratamiento muy largo ( 2 meses como mínimo). 

CHALAZIÓN 

Está provocado por estenosis y obstrucción del conducto de evacuación de una glándula de Meibomio; puede haber una infección asociada (3-5,17,18). La tumefacción es visible en toda la parte posterior del párpado (fig. 11). Es de aparición lenta, con un carácter crónico evidente, y siempre indoloro, salvo si existen complicaciones infecciosas. Los animales afectados suelen ser de edad avanzada. Es frecuente en el perro pero excepcional en el gato (los autores lo han observado en una sola ocasión y no está descrito en la bibliografía). Debe hacerse un diagnóstico diferencial con el orzuelo. El tratamiento no puede ser en ningún caso médico sino quirúrgico: legrado, utilizando una pinza para chalazión para mantener la hemostasia. 

DISTIQUIASIS 

La glándula tarsal (de Meibomio) sufre una diferenciación embrionaria anómala y se transforma en un folículo piloso (fig. 8) (1-5,8,13,14,17,19-21). Hay numerosas razas predispuestas, aunque algunos autores (7,8,15) describen una distiquiasis que aparece en adultos de forma secundaria a una inflamación crónica que causa una metaplasia de los tejidos ganglionares, que se transforman en un folículo piloso. Estas pestañas, numerosas o esporádicas, pueden situarse tanto en el párpado inferior como en el superior (fig. 12). Pueden ser finas, largas y sedosas, y flotar en la corriente lagrimal que fluye a lo largo del limbo palpebral. En ese caso, carecen de repercusión clínica. Pueden ser pequeñas, rígidas y numerosas (ocupando todos los folículos, hasta diez) y, entonces, son irritantes para el ojo: los autories anglosajones (22,23) hablan en este caso de <<distriquiasis>>. La mayoría de las veces no hay síntomas funcionales y el descubrimiento de una distiquiasis no implica en absoluto la realización de una intervención quirúrgica. En caso contrario, pueden causar inicialmente blefaroespasmo, seguido de epifora, conjuntivitis, pannus corneal, pigmentación corneal e, incluso, úlcera corneal. Se desaconseja la depilación (rebrote de un pelo aún más agresivo) y sólo se recomienda la cirugía. Hay numerosas técnicas, pero ninguna es eficaz al 100%: el cirujano se enfrenta al dilema de eliminar poco tejido, para no causar efectos secundarios desastrosos (entropión), o eliminar mucho, para asegurarse de que no rebrote ninguna pestaña. La técnica de exéresis de un colgajo solamente en la cara conjuntival (20), cortado en el espesor de las glándulas tarsales utilizando un microscopio quirúrgico ofrece clásicamente resultados satisfactorios (fig. 13). Otros autores (13) utilizan una pinza de hemostasia y de contención para extirpar una cuña del espesor del tarso, o recurren a la electrodepilación (24,25), que puede ser poco fiable, ya que es difícilmente controlable. La cauterización o la amputación amplia del limbo palpebral son métodos que aún se usan, pero con resultados postoperatorios pésimos, por lo que deben desaconsejarse. 

Figura 13. Tratamiento quirúrgico de la distiquiasis (técnica de Cambel). Técnica preferida a otras muchas, ya que las complicaciones secundarias son raras. 

A. Principio de la intervención: eliminar el contenido del rectángulo delimitado. 

B. Eversión del párpado. Es más práctico sujetar el párpado con una pinza para chalazión, efectuando a la vez una hemostasia temporal. 

C. Primera incisión a ras del pigmento límbico palpebral, que afecta a los cuerpos de las glándulas tarsales con distiquiasis. 

D. Segunda incisión, 3 o 4 mm por detrás, y exéresis del conjunto de las glándulas tarsales pilosas. No se sutura. Cicatrización por segunda intención. Pomada antibiótica durante 8 a 10 días. 

Para recordar 
Predisposición racial a la distiquiasis. 

Pastor Alemán. 

Pastor Escocés. 

Pastor de Shetland. 

Bobtail. 

Doberman. 

Bóxer. 

Schnauzer enano. 

San Bernardo. 

Airedale Terrier. 

Bedlington Terrier. 

Bull Terrier. 

Corgi. 

Fox-Terrier. 

Teckel de pelo largo. 

Braco de Weimar. 

Spagniel Bretón. 

Pointer. 

Cocker Inglés. 

Cocker Americano. 

Setter Inglés, Irlandés, Gordon. 

Labrador. 

Chow-Chow. 

Elkhound Siberiano. 

Caniche enano. 

Pequinés. 

Lhassa Apso. 

Shi-tzu. 

Terrier Tibetano. 

PESTAÑA ECTÓPICA 

El folículo piloso está implantado, como en la distiquiasis, en el tarso palpebral, pero la pestaña emerge en plena cara interna del párpado, en medio de la conjuntiva (fig. 8) (4,5,13,20). La pestaña es corta, gruesa y rígida (fig. 14). Y traumatiza la córnea con cada movimiento de los párpados. Las pestañas ectópicas se encuentran en los párpados superiores, en las razas predispuestas: cocker inglés y americano, bulldog inglés, bóxer, pequinés, ihassa-apso, terrier tibetano, shi tzu. 

El paciente suele ser un adulto joven, ya que en los cachorros las pestañas son muy suaves y no provocan síntomas. El síntoma funcional es una úlcera corneal, poco profunda y recidivante, siempre en la misma localización (mitad superior de la córnea) y difícil de tratar. Aparece entonces un blefaroespasmo doloroso. El examen con lupa muestra la pestaña que emerge de un << poro conjuntival>>, a menudo con los márgenes pigmentados. Se desaconseja la depilación; solo es eficaz la exéresis del folículo utilizando un microscopio quirúrgico (la hemostasia se realiza con una pinza de chalazión). 

CARÚNCULA LAGRIMAL 

La carúncula lagrimal puede estar afectada de tricomegalia: los pelos, demasiado largos, se convieren en auténticos canales que desvían hacia el exterior todo el drenaje lagrimal del ojo (fig. 15). Además, los animales presentan a menudo, en asociación, un entropión inferonasal que obstruye el punto lagrimal interior, a pesar de que aparezca abierto y bien implantado cuando el observador lo examina. El lagrimeo resultante es antiestético, aunque no supone ningún riesgo para el ojo. Las razas afectadas son los Caniches enano y Toy, el Yorkshire Terrier, el Pekinés, el Ihassa-apso, el terrier tibetano y el shi tzu. Únicamente la amputación de la carúncula lagrimal (asociada a la corrección del eventual entropión inferonasal) logra una mejoría notable. Es importante respetar los puntos lagrimales en esta intervención, que debe realizarse preferiblemente con microscopio quirúrgico. 

Patología mixta de las láminas anterior y 
posterior. 

La traumatología palpebral, así como la cancerología, pueden afectar aisladamente a cada lámina, en casos más graves a las dos a la vez. Es interesante recordar esta clasificación, ya que las técnicas quirúrgicas varían dependiendo de la lámina afectada: la lámina anterior requiere una reparación más simple que la lámina posterior y la posición fisiológica no debe verse modificada por ninguna tracción intempestiva. 

TRAUMATOLOGIA 
PALPEBRAL 

Las lesiones pueden ser extremadamente variables. Mientras que los hematomas, las contusiones y lesiones similares no plantean problemas graves de diagnóstico y tratamiento (animal en observación), las heridas pueden ser simples y poco profundas o muy lesivas y complejas (4,18,19,26- 29).Todo examen de una herida y toda reparación deben seguir ciertas reglas. 

Las heridas de la lámina anterior (cutáneas solamente) carecen de consecuencias graves; la cicatrización, incluso por granulación, es eficaz y rara vez es queloide en el párpado en los carnívoros domésticos. Para este fin, la sutura en cruz (fig. 16) ofrece un gran interés, al alinear correctamente el limbo palpebral y sin hilo ni nudos que puedan irritar la córnea durante los movimientos de parpadeo.

 

Las heridas de las lámina posterior (conjuntivales y tarsales) presentan complicaciones más graves: ectropión o entropión, con o sin triquiasis; son el resultado de una cicatriz mal controlada. 

Figura 16. Punto en cruz. No debe apretarse demasiado, ya que entonces aplastaría los tejidos y dejaría una cicatriz antiestética (clave simple para el primer nudo de cierre). 

Para asegurar una correcta cicatrización de la lámina posterior, hay que suturar obligatoriamente su plano profundo (puntos conjuntivales o tarsales con nudos empotrados y trenzados) y, eventualmente, aplicar colgajos de deslizamiento o de rotación, completados en caso necesario de un injerto en los casos de pérdida importante de estructuras anatómicas (fig. 17). 

TUMORES PALPEBRALES 

Muy curiosamente, es necesaria en este capítulo una distinción entre el perro y el gato (3-5,7, 13-17,21,22, 31-34). Los tumores palpebrales del perro son, a diferencia de los del gato, mayoritariamente benignos; los malignos presentan sobre todo riesgo de recidiva local (fig. 18). No obstante, son posibles en el perro tumores palpebrales causantes de metástasis. Todos los tejidos del párpado, tanto de sostén (tejidos fibrosos y conjuntivos) como glandulares puede ser origen de tumores. Se han descrito adenomas, adenocarcinomas, melanomas, epiteliomas, a menudo benignos (fig. 19) y raramente malignos, papilomas y pseudotumores. Los fibromas y fibrosarcomas se observan con poca frecuencia. La cirugía se aconseja frecuentemente, aunque en ocasiones puede posponerse (figs. 20,21). Una resección pentagonal o en gablete es preferible a la resección clásica en V (fig. 22). Es indispensable un análisis histológico. 

En cambio, los tumores palpebrales del gato son a menudo malignos y responsables de metástasis múltiples. 

Los observados con mayor frecuencia son los epiteliomas epidermoides (más particularmente, en gatos blancos) o basocelulares (fig. 23). Más raramente, se han descrito en el gato adenomas, adenocarcinomas, fibromas, fibrosarcomas, neurofibromas,neurofibrosarcomas , hemangiomas, xantomas y melanomas (fig. 24). La cirugía es obligatoria, la mayoría de las veces con pronóstico reservado. La quimioterapia no parece estar aún adecuadamente desarrollada, y la radioterapia es el único tratamiento en caso de epiteliomas palpebrales terebrantes. 

Para recordar 
Reglas para las reparaciones palpebrales simples (en caso de herida o tumor) con poco o nula pérdida de sustancia. 

• La sutura debe afectar a cada capa: sutura conjuntivotarsal (lamina posterior) y sutura cutánea (lámina anterior); esta regla no es obligatoria en el gato ni en perros de razas enanas, teniendo en cuenta la delgadez de las láminas en estos animales: en heridas poco importantes puede considerarse una sutura en un solo plano. En situaciones más extremas es preferible realizar dos planos de sutura; estos dos planos son indispensables en perros de razas gigantes.

 

• El alineamiento del borde libre debe ser perfecto. 

• No deben colocarse suturas que puedan rozar la córnea: puntos con el nudo oculto y trenzado para la lámina posterior y puntos en cruz para la lámina anterior. 

• Es obligatoria la verificación de la posición de los cantos y es necesario resituarlos en caso de modificación de la banda muscular horizontal. 

• Se respetan los puntos y los canalículos lagrimales y se reparan si es necesario. 

• Debe conservarse el máximo de tejidos, sin eliminar nada durante las actuaciones de urgencia (traumatismos). 

Para recordar 
Reglas para las reparaciones palpebrales complejas (en caso de herida o tumor) con pérdida de sustancia importante. 

• Toda pérdida de sustancia de espesor completo parece más importante de lo que es en realidad, debido a la contracción del músculo orbicular. 

• Regla de Mustrade: “una sutura simple es suficiente para una pérdida de sustancia igual a un cuarto de la longitud de la hendidura palpebral; si la pérdida es superior a dicha longitud, es necesario un injerto”. 

• Principio de identidad: el mejor tejido de reposición de un párpado es otro párpado. 

• En su defecto, para la lámina posterior puede utilizarse la conjuntiva palpebral o bulbar del otro ojo. El lecho de obtención de injerto se deja libre, sin suturar (cicatrización por segunda intención). También puede utilizarse mucosa bucal (gingival, injerto fino; yugal, injerto grueso). 

• Para la lámina anterior, es preferible un colgajo a cualquier tipo de injerto cutáneo; existen muchas posibilidades (fig. 17). 

• Nunca debe realizarse un “injerto sobre injerto”, sino siempre un “colgajo sobre injerto”. 

Figura 17. Posibilidades de colgajos cutáneos. A. Colgajo palpebral superior utilizado para la reconstrucción del limbo y del párpado inferolateral (debe respetarse el limbo superolateral) (cf. 1y 2); b. colgajo palpebral inferior utilizado para la reconstrucción del limbo y del párpado superolateral; c. colgajo frontal, empleado para la reconstrucción del limbo y del párpado superomedial; d . colgajo yugal, utilizado para la reconstrucción del limbo y del párpado inferomedial o del párpado inferior completo (cf. 3y 4). 

Afecciones de la musculatura 
horizontal o de las láminas. 
ENTROPIÓN. 

El entropión es un enrollamiento del borde libre del párpado hacia el interior. Puede tratarse del párpado inferior, del párpado superior o de los dos, con una participación más o menos evidente del ángulo palpebral lateral. A menudo, la afección es bilateral (4,6,7,12,14,17,21,22,30,35-37). El lagrimeo es sistemático y puede ir seguido de una queratitis más o menos grave, con una eventual úlcera complicada o no con un tejido granuloso reactivo, o incluso una infección de los anejos oculares. 

Es necesario examinar, muy especialmente, el borde de los párpados, la calidad de la musculatura horizontal, la longitud de cada párpado y la de la hendidura palpebral entera, la calidad del reflejo palpebral y la posición del globo con respecto a los párpados. También debe analizarse el entorno palpebral: presencia o no de epicanto o mucinosis más o menos intensa. 

El entropión puede ser consecutivo a: 

Una anomalía de la lámina anterior consistente en un tono demasiado marcado del músculo orbitario, en su parte tarsal (bóxer), complicado con una piel inestable (shar pei); 

  • Una anomalía de la lámina posterior, en forma de un tarso palpebral demasiado blando o demasiado largo (cocker); 

  • Una anomalía de la musculatura horizontal, sobre todo en la parte del canto lateral, con frecuencia enrollado también, debido a relajamiento del rafe lateral y a la ineficacia del músculo retractor del ángulo lateral (dogo alemán, dogo de Burdeos); 

  • Una anomalía retropalpebral como la enoftalmia o la microftalmía; el globo ocular no ocupa su posición normal y no sujeta los párpados, que se enrollan en el espacio libre dejado por un globo demasiado hundido o demasiado pequeño (pastor escocés, pastor de Beauce). 

Hay dos tipos principales de entropión: entropión congénito y entropión adquirido. 

Entropión del animal joven. 

Hay numerosas razas predispuestas hereditariamente al entropión. Algunos autores (7,14,30,34) han mencionado un carácter autosómico dominante con penetración completa o incompleta. 

Estos entropiones, denominados habitualmente congénitos, no aparecen desde el nacimiento (a excepción, quizá, el shar pei), sino que se manifiestan en el animal joven, normalmente durante el primer año. Aguardar el final del crecimiento, esperando una posible recuperación, no es la mejor actitud clínica. Todo depende de los síntomas asociados y, en la mayoría de los casos, la reparación quirúrgica no se retrasa y se efectúa en el animal joven, a veces incluso en cachorros (shar pei). 

Pueden clasificarse los tipos de anomalías con formas características: 

Figura 20. Resección pentagonal de una lesión palpebral. 

A. Tumor en el borde palpebral inferior, de tamaño moderado. 

B. Sección pentagonal que forma una herida de cierre más funcional que la de las resecciones clásicas en V (cf. Fig. 23) 

C. Herida en forma de pentágono. 

D. Cierre mediante un punto en cruz. Una sutura de los planos profundos (lamina posterior) con nudos ocultos es facultativa si la herida es pequeña y necesaria si la herida es grande. Debe tenerse en cuenta la regla de Mustrade. 

E.F. Completar el resto del cierre mediante puntos cutáneos simples. Pueden ser necesarios puntos profundos ocultos. 

  • Entropión inferomedial con inversión del punto lagrimal, que causa un lagrimeo sin repercusión en el globo, protegido por la membrana nictitante; caniches enano y miniatura; 

  • Entropión del tercio medial del párpado inferior; caniche, pequinés, bóxer; 

  • Entropión de los tercios laterales de los párpados inferiores, sin laxitud horizontal y con buena musculatura horizontal, sin afectación del canto lateral; bulldog, bull mastiff, cockers (fig. 25). 

  • Entropión lateral sin laxitud horizontal y con buena musculatura horizontal, ojo romboide o microoftalmía; pastor de Beauce, bracos, cockers. El ojo romboide es una deformación de los párpados en forma de rombo; 

  • Entropión complejo, asociado a menudo a una incorrecta musculatura horizontal, tipo rómbico y euribléfaron; todas las razas molosoides (fig 26). El euribléfaron (o megabléfaron) es una hendidura palpebral demasiado grande para un globo de pequeño tamaño situado detrás; 

  • Entropión complejo, asociado a menudo a una mala musculatura horizontal; entropión mecánico, debido a la acción e un epicanto muy grande; shar pei, Chow Chow, cockers. El epicanto es un repliegue cutáneo, sin relación con los párpados, que en general es una continuación del arco superciliar que alcanza el ángulo palpebral lateral y modifica su posición normal; 

  • Entropión y microhendidura palpebral; cho-chow, kerry-blue terrier. 

Para recordar 
Predisposición racial al entropión. 

Pastor Alemán 

Pastor de Beauce 

Pastor Escocés 

Boyero de Flanes 

Bobtail 

Doberman 

Dogo Alemán 

Bulldog Francés 

Bulldog Inglés 

Bóxer 

Bull Mastiff 

Gigante de los Pirineos 

San Bernardo 

Terranova 

Kerry Blue Terrier 

Basset hound 

Braco de Weimar 

Springer Spaniel 

Cocker Inglés 

Cocker Americano 

Setter Ingles /Irlandés 

Gordon Setter 

Labrador 

Shar Pei 

Chow-Chow 

Elkhound Siberiano 

Caniche Enano 

Pequinés 

Lhassa Apso 

Gato persa 

Entropión adquirido 

Todas las razas pueden estar afectadas y este tipo de entropión se ha descrito también en el gato. Es secundario a un problema de la lámina anterior o de la lámina posterior. El entropión espástico concierne a la lámina anterior, ya que es secundario a un blefaroespasmo. Este blefaroespasmo está provocado a su vez por un fenómeno doloroso que afecta a los párpados, la conjuntiva o la córnea. El dolor puede ser constante o repentino y provocar, por ejemplo, en el shar pei joven predispuesto al entropión, un enrollamiento de los párpados secundario a un blefaroespasmo causado por una conjuntivitis banal. Por tanto, la etiología primaria puede ser variada : traumatismo, cuerpo extraño, conjuntivitis crónica, úlcera corneal, queratitis herpética felina, dacriocistitis e incluso blefaritis muy pruriginosa como en la democlicosis. La triquiasis agrava, desde luego, el cuadro clínico y acentúa el blefaroespasmo. El entropión senil del cocker viejo (fig 27) es una perturbación de la lámina posterior; el tarso del párpado superior se resblandece a partir de los 10 años de vida. 

El entropión cicatricial, mucho más raro en los animales que en el ser humano, aparece con la cicatrización de un traumatismo ocular, una herida palpebral (que afecte a la lámina posterior), una inflamación crónica o una quemadura química, térmica o, incluso, ionizante. También puede ser secundario a una intervención quirúrgica excesiva: corrección de ectropión, exéresis de tumor palpebral, exéresis de pestañas de distiquiasis. 

Figura 21. Plastia palpebral con colgajo de 

deslizamiento. 

A. Tumor en el borde palpebral inferior, de tamaño importante. 

B. Resección en rectángulo del tejido lesionado. 

C. Resección de dos triángulos cutáneos equiláteros, determinados en función del tamaño de la resección a-b. 

D. Amplia disección roma del tejido conjuntivo laxo subcutáneo del colgajo cutáneo. El deslizamiento debe efectuarse sin tracción forzada. 

E. Injerto de conjuntiva utilizando, en caso necesario, mucosa labial o yugal, con el fin de reformar el fondo de saco conjuntival. 

F. Suturas finales con un punto en cruz en cada borde del limbo palpebral reconstituido. No se colocan puntos en el limbo si no se ha efectuado un injerto conjuntival. Si se ha realizado un injerto, se requiere una pequeña sutura continua para evitar que se forme una bolsa de acumulación de legañas oculares. 

Entropión adquirido 

Todas las razas pueden estar afectadas y este tipo de entropión se ha descrito también en el gato. Es secundario a un problema de la lámina anterior o de la lámina posterior. El entropión espástico concierne a la lámina anterior, ya que es secundario a un blefaroespasmo. Este blefaroespasmo está provocado a su vez por un fenómeno doloroso que afecta a los párpados, la conjuntiva o la córnea. El dolor puede ser constante o repentino y provocar, por ejemplo, en el shar pei joven predispuesto al entropión, un enrollamiento de los párpados secundario a un blefaroespasmo causado por una conjuntivitis banal. Por tanto, la etiología primaria puede ser variada : traumatismo, cuerpo extraño, conjuntivitis crónica, úlcera corneal, queratitis herpética felina, dacriocistitis e incluso blefaritis muy pruriginosa como en la democlicosis. La triquiasis agrava, desde luego, el cuadro clínico y acentúa el blefaroespasmo. El entropión senil del cocker viejo (fig 27) es una perturbación de la lámina posterior; el tarso del párpado superior se resblandece a partir de los 10 años de vida. 

El entropión cicatricial, mucho más raro en los animales que en el ser humano, aparece con la cicatrización de un traumatismo ocular, una herida palpebral (que afecte a la lámina posterior), una inflamación crónica o una quemadura química, térmica o, incluso, ionizante. También puede ser secundario a una intervención quirúrgica excesiva: corrección de ectropión, exéresis de tumor palpebral, exéresis de pestañas de distiquiasis. 

Figura 22. Ventajas de la resección pentagonal (A), en comparación con la resección en V (B). La importancia de la herida residual es muy diferente, a favor de la resección pentagonal. 

Entropión del shar pei 

La raza shar pei es la más expuesta a los entropiones y en la que se ven las posiciones incorrectas palpebrales más graves: hasta tres vueltas de enrollamiento de los párpados, constatadas por el autor en un cachorro de 4 semanas. 

Los pliegues del cuerpo y la cabeza son variables, tanto de un animal a otro, más o menos tipificados, como durante la vida de un mismo perro (fig. 28). En efecto, la pubertad parece influir mucho: en este periodo de la vida se ve en ocasiones que un cachorro con muchos pliegues los pierde o viceversa. Después, los pliegues son más estables en el adulto. Por último, la cabeza puede presentar formas de pliegues que predispongan más a un cachorro que a otro a los entropiones (fig. 29). 

Figura 29. La cabeza del perro A presenta un gran pliegue en cada carrillo, que comienza en lo alto de la cabeza y no perturba la posición del arco superciliar. Este cachorro tiene menos riesgo de presentar un entropión que otro con la cabeza de tipo B, cuyos pliegues del carrillo comienzan en el arco superciliar y caen sobre el ángulo temporal. Los perros A pueden presentar también entropiones. 

El shar pei tiene una piel particularmente grueso: entre cuatro y ocho veces el espesor de la piel de un perro <<normal>> (fig. 30). Está afectado de mucinosis, una enfermedad cutánea caracterizada por la acumulación de mucina, sintetizada por los fibroblastos en la capa dérmica. La piel es, por tanto, más pesada y más inestable, ya que se sustenta sobre una capa fluida (fig. 31). Los pliegues son numerosos y desbordan los orificios naturales: conductos auditivos obstruidos con otitis, labios con automordeduras y ojos con entropiones espectaculares. 

Los entropiones pueden aparecer desde la apertura de los ojos, a los 20 días de edad (fig. 32). Aunque el cachorro abra los ojos son los párpados bien situados, durante todo el crecimiento, un periodo de inestabilidad para los pliegues, podrá verse afectado por uno o varios entropiones, dependiendo de su predisposición individual (fig. 29). Una simple conjuntivitis provoca, como en todos los perros, un blefaroespasmo, asociado a enoftalmía (contractura del músculo retractor del globo). En un shar pei, la lámina anterior (sobre toda la piel) cae por detrás del tarso y crea un entropión. Esto irrita la córnea, acentúa el blefaroespasmo y la enoftalmía y el ojo queda situado en el fondo de un <<pozo orbitario>> con las paredes conjuntivales tumefactas por quemosis. 

Figura 34. Corrección del entropión inferior (técnica de Hotz-Celsus). 

A. Entropión ligero situado hacia el ángulo externo. 

B. Resección de un colgako cutáneo, sin afectar a los planos subyacentes (músculo orbicular intacto). La disección es más fácil y más precisa si se utiliza un bisturí eléctrico de buena calidad. 

C. D. Suturas con puntos simples o con un patrón continuo (monofilamento no absorvible, 1 o 0,7 métrico). 

Entropiones complejos. 

• Entropión complejo, sin participación del canto lateral. Ojo rómbico, en diamante, párpado inferior en hélice; párpado inferior con entropión y ectropión a la vez. Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía de todo el espesor del párpado: láminas anterior y posterior. Cantoplastia (fig. 37). 

• Entropión complejo, sin participación del canto lateral. Euribléfaron, ojo rómbico, en diamante, párpado inferior en hélice con entropión y ectropión a la vez. Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía de todo el espesor del párpado; readaptación del tamaño de la hendidura palpebral. Cantorrafia (fig. 43). 

• Entropión complejo, con participación del canto lateral, Euribléfaron, ojo rómbico, en diamante, párpado inferior en hélice con entropión y ectropión a la vez. Musculatura horizontal defectuosa; canto palpebral lateral caído. Cirugía de todo el espesor del párpado; láminas anterior y posterior, + cantopexia. Cantopexia (fig. 38) asociada a cantoplastia (fig. 37) o cantorrafia (fig. 43). 

• Entropión muy complejo, con participación del canto lateral, Euribléfaron, ojo rómbico, con párpado inferior en hélice, con entropión y ectropión a la vez. Musculatura horizontal incorrecta; presencia de un epicanto que altera la posición del canto lateral, desplazándolo hacia abajo o medialmente. Cirugía de todo el espesor del párpado: láminas anterior y posterior + cantopexia . Cantopexia (fig. 38) asociada a cantoplastía (fig. 37) o cantorrafia (fig. 43). Resección del posible epicanto lateral en el Chow-chow, cocker, etc. 

• Entropion senil, con laxitud tarsal. Ptosis de los párpados que afecta sobre todo al párpado superior con entropión y al párpado inferior con ectropión. Musculatura horizontal defectuosa inconstante, canto palpebral lateral caído. Cirugía de todo el espesor del párpado; láminas anterior y posterior, + eventual cantopexia. Tarsoplastia (fig. 40) asociada a cantopexia si es necesario (fig. 38). 

• Entropión cicatricial, con tarso fibrosado. Párpado deformado en entropión o ectropión, por fibrosis cicatricial. Cirugía profunda del párpado, en particular de la lámina posterior, + cantopexia. Tarsoplastia (fig. 40) asociada a cantopexia si es necesario (fig. 38). 

• Entropión muy marcado, complejo; recaída tras una primera operación. Párpados muy rizados, con mucinosis muy intensa. Extirpación del epicanto imposible (shar pei de exposición…). Cirugía muy radical, con cicatrización muy fibrosa y causante de eversión. Marginoplastia (fig. 41), no se ve la cicatriz en los párpados del shar pei porque el surco palpebral está oculto en los repliegues de la cabeza. 

Para recordar 
Indicaciones operatoria ante un entropión. 
Entropiones simples: 

• Entropión clásico, sin implicación del canto lateral. Ausencia de laxitud horizontal: párpado inferior demasiado grande. Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía simple de la lámina anterior. Resección de un colgajo cutáneo (fig. 34). 

• Entropión clásico, con participación del canto lateral. Ausencia de laxitud horizontal: párpado inferior no demasiado grande. Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía simple de la lámina anterior. Resección cutánea en media luna (fig. 35). 

• Entropión clásico, sin implicación del canto lateral. Laxitud horizontal: párpado inferior demasiado grande. Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía de todo el espesor del párpado: láminas anterior y posterior. Cantoplastia (fig. 37). 

• Entropión inferomedial, sin participación del canto medial. Entropión causante de lagrimeo (caniche, bichón, etc. De capa blanca). Musculatura horizontal correcta; cantos palpebrales horizontales. Cirugía simple de la lámina anterior. Resección de un triángulo cutáneo (fig. 39), con resección eventual de un epicanto medial en caso necesario. 

Para recordar 
Predisposición racial al ectropión. 

Dogo Alemán 

Dogo de Buerdeos 

Bóxer 

Bull Mastiff 

Gigante de los Pirineos 

San Bernardo 

Terranova 

Perros mestizos 

Basset artesiano 

Basset Hound 

Springer Spaniel 

Cocker Inglés 

Cocker Americano 

Setter Ingles /Irlandés 

Gordon Setter 

Labrador 

Chow-Chow 

Figura 35. Corrección del entropión inferolateral o superolateral. 

A. B. Corrección del entropión onferolateral (más frecuente). 

C.D. Corrección del entropión superolaterla (más raro). En los dos casos, la línea de inclinación afecta al canto enrollado para desplegarlo y reposicionarlo. Si se elige un patrón continuo para la sutura final, es obligatorio aplicar un punto simple suplementario en el canto. 

Tratamiento del entropión. 

Hay numerosas técnicas quirúrgicas para tratar el entropión. Es lógico pensar que, en este caso, no existe una técnica óptima, ya que habrían desbancado a las demás. En realidad, hay varios tipos de entropiones, a los que debe adaptarse en cada caso una técnica quirúrgica apropiada, que estaría desaconsejada en otro tipo de entropión. 

El entropión del perro joven requiere un tratamiento quirúrgico de técnica e intensidad variables en función de la importancia de las lesiones: la resección de una raja de melón cutánea para un entropión simple (fig. 34) puede completarse con una actuación en el ángulo externo (fig. 35) si el defecto es muy pronunciado. En caso de entropión complejo, como el ojo romboide, es necesario un retensionamiento del ángulo lateral (figs. 36, 37) , o incluso una reposición completa de este canto (fig. 38). En caso de microoftalmía, no basta simplemente con una resección palpebral, incluso aunque el entropión sea leve, so pena de exponerse a una recaída precoz, sino que debe intervenirse sobre las dimensiones de la banda muscular horizontal (fig. 37). 

Figura 36. Puntos ocultos y trenzados para suturar la lámina posterior. 

A. Primer punto, cerca del limbo, pero sin englobarlo (el limbo se cierra con un punto en cruz en la lámina anterior). El nudo queda hundido en la herida y no contacta con el globo ocular. 

B. Los cabos del primer nudo se mantienen levantados con una pinza pequeña. 

C. Se coloca el segundo punto, también oculto. 

D. El segundo nudo se cierra tras volver a bajar los cabos del primer nudo, que quedan trenzados con los cabos del anterior. 

E. El tercer punto se coloca de la misma forma, levantando los cabos con una pinza pequeña y después bajándolos de nuevo. 

F. El tercer nudo se cierra atrapando los cabos de los nudos anteriores. Esto se repite en cuatro o cinco puntos, según sea necesario. Los cabos ocultos no podrán salir por la sutura de la lámina posterior, del lado del globo ocular, evitando así lesiones corneales iatrogénicas muy dolorosas. 

Figura 37. Cantoplastía: corrección de entropión o de ectropión por exceso de laxitud palpebral horizontal. 

A. Medida de la cantidad a-b de párpado que se va a eliminar para retensar adecuadamente el limbo palpebral. 

B. Utilización de esta medida a-b para efectuar la resección de un triángulo cutáneo equilátero a´-b´´. Resección del limbo palpebral que se va a eliminar, en todo su espesor (orificios de las glándulas tarsales). 

C. Disección roma de una zona cutánea amplia, para realizar un deslizamiento fácil, sin tensiones. 

D. Resección de un triángulo tarsoconjuntival, correspondiente a la cantidad que se va a eliminar. Esta resección puede hacerse de forma pentagonal, si la cantidad de tejido es importante. 

E. Reconstrucción del fono de saco conjuntival, empleando puntos con los nudos ocultos y trenzados. 

F. Punto simple cutáneo principal, para llevar el punto a l posición a´. 

G. Sutura final, obligatoriamente con puntos simples) no debe usarse un patrón continuo). Puede colocarse un punto en cruz en el canto propiamente dicho (monofilamento 0,7 métrico). 

Figura 38. Cantopexia corección de una musculatura horizontal defectuosa, asociada a menudo a otra técnica quirúrgica, como la cantoplastia o la cantorrafia. 

A. A través de la herida quirúrgica, se identifica el ligamento orbitario mediante una disección roma mínima. Se curva y se pasa una aguja de inyección por el ligamento orbitario, de modo que sirve como pasahilos. Se pasa un hilo de sutura no absorbible de calibre 5 ceros. Se retira la aguja usada como pasahilos. 

B. La sutura de cantopexia se pasa por el canto lateral. 

C. El nudo se aprieta, sin provocar una excesiva tensión, de modo que la musculatura horizontal quede en una posición natural correcta. 

D. Cierre de la herida con puntos simples. 

En términos generales, la cirugía está motivada y determinada por los efectos secundarios, más o menos graves, del entropión sobre el ojo propiamente dicho. La manipulación quirúrgica es importante en los entropiones de un cachorro de shar pei de 3 semanas de vida, en contraste con la actuación quirúrgica que puede ser pospuesta durante años en el caso de un entropión inferomedial en un pequinés o en un gato persa, causante de un simple lagrimeo antiestético (fig. 39). 

Figura 39. Corrección del entropión inferomedial. 

A. Entropión inferomedial, con epicanto responsable de una obstrucción mecánica del punto lagrimal o y de lagrimeo antiestético. 

B. Resección de un triángulo cutáneo, sin afectar al músculo orbitario, sutura con dos o tres puntos simples (monofilamento, 0.7 métrico) 

Por último, en caso de entropión adquirido, el tratamiento médico debe preceder siempre a cualquier intervención quirúrgica de un entropión espástico: el tratamiento de la lesión primaria puede resolver la posición incorrecta. Si está no desaparece, es necesario un tratamiento quirúrgico. En cambio, el entropión senil precisa siempre una intervención que afecte en profundidad a la lámina posterior (fig. 40). 

Si la lámina posterior no se opera y no resulta implicada en la cicatrización, la recaída es sistemátia, en cuyo caso, ciertos autores realizan una marginoplastia (figs. 41,42). Esta técnica, que los autores de este artículo no practican, deja una cicatriz, pero es muy débil para ofrecer un buen pronóstico a largo plazo. Para el entropión cicatricial, la técnica quirúrgica es más compleja y requiere en la mayoría de los casos una plastia cutánea. 

Figura 40. Tarsoplastia: corrección de un entropión senil (tarso demasiado laxo). 

A. Entropión senil. 

B. Resección clásica de la lámina anterior, eliminando un colgajo cutáneo. 

C. Disección del músculo orbicular para abordar el tarso. 

D. Tarsotomía simple y Sutra con material monofilamento no absorbible, con los nudos y los cabos en la herida cutánea, creando una cicatriz rígida de la lámina posterior. 

E. Sutura clásica de la herida cutánea. 

Figura 41. Marginoplastia: corrección de entropiones complejos, en caso de recaídas (operación de Stades). 

A. Entropión. 

B. Disección de una media luna de piel de la lámina anterior. Resección de la media luna de piel. No debe dudarse, en caso de entropión muy marcado, en retirar un sector muy amplio de piel. 

C. Sutura de la herida cutaneomuscular al tarso de la lámina posterior. Una cicatrización por granulación secundaria formará un reborde palpebral cicatricial, con el limbo palpebral conservado. 

Figura 42. Aspecto a los 12 días de un ojo de un shar pei operado según la técnica de Stades. 

 “ Las cauterizaciones y las inyecciones palpebrales repetidas de productos esclerosantes, incontrolables, deben desaconsejarse.” 

Figura 43. Cantorrafia lateral (tratamiento del euribléfaron y de las lagoftalmías por hendidura palpebral demasiado amplia). 

A. Resección de idénticos segmentos del limbo palpebral superior y del limbo palpebral inferior. 

B. Reconstrucción del fono de saco conjuntival, utilizando puntos con los nudos ocultos y trenzados. 

C. Sutura cu´tanea con puntos simples. 

Se aplica un punto en cruz en el ángulo palpebral lateral. 

ECTROPIÓN 

El ectropión es un enrollamiento hacia el exterior del borde libre del párpado inferior, que puede afectar, muy excepcionalmente, el canto lateral. El párpado superior y el canto medial no están nunca afectados (3-5,7,8,14,17,21,22,30,37-40). 

Como en el entropión, hay dos grandes tipos de ectropión: congénito y adquirido.

 

Ectropión del animal joven. (fig. 44) 

Las razas afectadas se detallan más adelante. No existe ninguna predisposición racial al ectropión en la especie felina. 

Ectropión adquirido 

Es la única causa de ectropión en el ser humano, en el que predomina, por tanto, la forma senil, que al parecer existe también en perros de las razas predispuestas: un cocker viejo expresará clínicamente un ectropión de forma mucho más marcada que durante su juventud o su edad adulta. 

En cambio, el ectropión cicatricial es más frecuente que el ectropión senil (40). Está causado por cualquier cicatriz causante de eversión, que afecte a la lámina anterior y al tarso de la lámina posterior, secundaria a un traumatismo o herida, una quemadura química o térmica del párpado o una intervención hipercorrectora del entropión o parálisis de los párpados (lagoftalmía). 

Tratamiento del ectropión 

En un animal inmadura, con frecuencia en las razas que presentan predisposición hereditaria (en el bóxer joven, por ejemplo), el ectropión puede ser leve y desarrollarse en el animal en reposo y desaparecer cuando éste se encuentra activo o atento (acción del músculo orbicular): esta situación se denomina pseudoectropión y una intervención quirúrgica reparadora transformaría el ectropión en entropión. A menudo, merece la pena aguardar al final del crecimiento la musculatura de la lámina anterior, que gana tonicidad, resitúa correctamente el párpado. Existe un riesgo de ectropión senil al final de la vida de este animal y, llegado el caso podría ser necesaria una corrección quirúrgica. La intervención quirúrgica depende de las lesiones secundarias del ojo: queratitis consecutiva a sequedad, conjuntivitis crónica con queratinización de la porción expuesta, lagrimeo a veces excesivo, con frecuencia antiestético y, en ocasiones, responsable de auténticas dermatosis (fig. 37,45). 

Figura 45. Corrección del ectropión 

(Técnica de V-Y). 

A. Ectropión senil o cicatricial. 

B. Incisión en forma de V, con el vértice hacia abajo. No se realiza ninguna resección cutánea. 

C. Disección del colgajo cutáneo superior, que alcanza hasta pocos milímetros del limbo palpebral. 

D. Sutura de los márgenes de la herida inferior, con la longitud necesaria para una buena posición del limbo palpebral (inicio de la Y). Puntos simples, material monofilamento 0m7 métrico. 

E. Suturas terminales el colgajo superior, formando una Y. No debe usarse un patrón continuo; material monofilamento, 0.7 métrico. 

Para recordar 

Predisposición racial al ectropión: 

Dogo Alemán 

Dogo de Buerdeos 

Bóxer 

Bull Mastiff 

Gigante de los Pirineos 

San Bernardo 

Terranova 

Perros Mestizos 

Basset Hound 

Springer Spaniel 

Cocker Inglés 

Cocker Americano 

Setter Ingles /Irlandés 

Gordon Setter 

Labrador 

Chow-Chow 

Afecciones de la musculatura vertical: 
ptosis palpebral 

La musculatura vertical puede estar debilitada (ptosis palpebral) o presentar trastornos dinámicos (blefaroespasmo y lagoftalmía), en asociación con la lámina anterior. 

Una enfermedad del ojo del ser humano, a menudo secundaria a una desinserción senil de las fibras del músculo elevador del párpado superior (MEPS) del tarso, así como de la fibras del músculo tarsal superior (MTS) (5,41), no se ha descrito nunca en carnívoros. En cuanto a la ptosis palpebral del cocker viejo, parecería (cf. Supra, Entropión) que esta enfermedad es secundaria a un simple ablandamiento tarsal y no a una desinserción muscular, teniendo en cuenta la movilidad voluntaria posible del párpado superior del animal. 

Hay ptosis palpebrales en los carnívoros (fig. 46), pero secundarias a enoftalmía (caquexia, tétanos) o a una parálisis de las fibras simpáticas del MTS (síndrome de Claude Bernard- Horner) o , más raramente, del MEPS (parálisis del nervio oculomotor). 

La musculatura vertical participa, junto con la lámina anterior, en la dinámica palpebral: puede haber una afección específica. 

Teratología palpebral 
ABLEFARIA (fig. 47) 

La ablefaria, o ausencia total de desarrollo de los párpados, se asocia a menudo a defectos de la fusión de los tejidos en el plano sagital (disrafias). En las aplasias parciales, la situación observada más a menudo y la descrita con mayor frecuencia es la ausencia del párpado superior lateral. Los pelos de la piel rozan contra la córnea y provocan una queratitis, a menudo mal tolerada, con un blefaroespasmo que causa el cierre del ojo. 

Puede realizarse una plastia palpebral (figs. 48 A a G), que permite una biomecánica normal de los párpados. Si el clínico no tiene experiencia en estas blefaroplastias, es preferible remitir el caso a un veterinario especialista. En cuanto al propietario de un gatito, debe conocer la importancia de las anomalías: una simple aplasia palpebral es manejable, pero si se complica con queratoconjuntivitis seca, por ejemplo, el caso es más difícil de tratar (21, 30, 42). 

A. Aplasia parcial palpebral, interosuperior. 

B. Incisión en el espesor del párpado, separando la piel de la conjuntiva, hasta el canto externo. Se levanta un rectángulo de piel del ángulo externo para permitir la rotación. 

C. Exéresis del borde palpebral en la zona de agenesia. 

D. Corte y disección de un colgajo cutáneo del párpado inferior, a distancia del borde palpebral (3-4 mm), y rotación de este colgajo sobre su pedículo lateral para situarlo en el espacio de la agenesia palpebral superior. 

E, F, G. Aspecto final, tras la sutura del colgajo en el espacio delimitado por la agenesia (según (42)). 

Figura 48. Plastia palpebral para tratar una aplasia palpebral congénita en un gatito. 

COLOBOMA PALPEBRAL 

Corresponde a una diferenciación de una mucosa de origen ectodérmico en una zona cutánea y pilosa (fig. 49); la mayoría de las veces afecta a la conjuntiva o la córnea. Se ha descrito una predisposición racial en el pastor alemán y en el teckel de pelo duro (5,8,21,22,30). 

ANQUILOBLEFARON 

Los bordes palpebrales permanecen total o parcialmente soldados y, en este último caso, la hendidura palpebral presenta una abertura insuficiente (blefarofimosis). Las razas predispuetas son el Chow-chow, el Kerry-blue Terrier, el Collie, el Pastor de Shetland, el Bull Terrier y el Fox Terrier (8,30). 

Afecciones de la dinámica palpebral. 
BLEFAROESPASMO 

Es una contractura del músculo orbicular, generalmente secundaria a un proceso ocular dolorosa: conjuntivitis, queratitis, úlcera o herida corneal, cuerpo extraño, uveítis anterior o posterior (fig. 50). Existe una fotofobia asociada. Suele ser necesaria la anestesia local para realizar el examen ocular (colirio en el perro o anestesia troncular; esta última es sistemática e n el caballo) (17,39). 

Existe en el ser humano un blefaroespasmo <<esencial>>, caracterizado por una contractura clónica del muscular orbicular, sin ninguna afectación más allá de los párpados, en el ojo o sus anejos. La etiología es desconocida. Parece ser que esta afección no se ha observado en animales. 

LAGOFTALMÍA 

Los párpados no pueden recubrir enteramente el ojo. Hay dos posibilidades: 

• la hendidura palpebral es demasiado grande y el ojo, demasiado prominente; 

• el músculo orbicular es inoperante, en caso de parálisis del nervio facial (VII par craneal) (12). 

Hendidura palpebral demasiado grande 

La lagoftalmía por una hendidura palpebral demasiado grande se observa en perros hipertipificados, en razas con los ojos saltones como los braquicéfalos asiáticos (Pequinés, Lhassa-apso, Shi-Tzu, Terrier Tibetano), (figs. 51, 52), y también en el cavalier King charles y el grifón de Bruselas. En menor medida, aunque sin efectos clínicos perjudiciales, esta lagoftalmía se observa también en razas menos citadas, como el bóxer o el cocker americano. Dependiendo del examen clínico, el análisis del reflejo palpebral y la investigación de una posible luxación del globo, la lagoftalmía por hendidura palpebral demasiado grande puede clasificarse en tres estadios (cuadro II). Los autores no han observado nunca este tipo de lagoftalmía en el gato. 

Los animales afectados, incapaces de cerrar totalmente los párpados, duermen con los ojos abiertos o semicerrados. La zona corneal, constantemente expuesta, presenta una epiteliopatía secundaria a una desecación total. Esta exposición, generalmente bien aceptada en el animal joven, puede resultar agresiva en animales de edad avanzada complicada a menudo con un ojo seco, proceso al que se encuentran predispuestas la mayoría de las razas afectadas. En el animal joven puede aparecer una úlcera córneal, a menudo muy superficial, en forma de hendidura palpebral, situada en el cuadrante corneal superior, ya que es el más expuesto. La prueba de Schirmer suele ser normal a esta edad. En perros de más edad, ésta úlcera puede ser más repetitiva. Por último, en los casos de lagoftalmía de estadio 3, la complicación bacteriana de una úlcera, inicialmente simple, por un microorganismo secretor de colagenasa, puede provocar una perforación del globo ocular en un plazo extremadamente corto, de menos de 3 días. 

En los casos de lagoftalmía de estadio 3,únicamente es eficaz una intervención quirúrgica consistente en cantorrafia (fig. 43), con el fin de reducir la hendidura palpebral. Es preferible operar de forma bilateral, incluso aunque la lesión ocular tratada (úlcera) sea sólo unilateral. Lo mismo ocurre, en estos perros, con relación al pliegue nasal o triquiasis nasal, en la que los pelos rozan ampliamente la córnea del ojo prominente; estos pliegues suelen amputarse durante la misma intervención. 

Parálisis de los párpados. 

La parálisis palpebral es generalmente unilateral y se detecta por la ausencia de un reflejo palpebral normal, así como por la falta de reflejo de parpadeo ante la amenaza. El globo puede retraerse por efecto del músculo retractor del bulbo, lo que indica una percepción normal por el nervio trigémino, Esta parálisis de la rama motora del nervio facial imposibilita el parpadeo y, por tanto, causa una lesión corneal grave por desecación(queratitis de exposición), a pesar de que la función lagrimal no esté alterada. Es constante la aparición de una úlcera, muy amplia e inflamatoria, de tipo queratoconjuntivitis seca, a pesar de que el resultado de la prueba de Schirmer es normal. La etiología de las parálisis del nervio facial es múltiple: tumor en el núcleo bulbar del nervio facial, otitis media o interna y traumatismo, muy a menudo quirúrgico o también idiopático. 

El tratamiento quirúrgico protege temporalmente la córnea (tarsorrafia, colgajo conjuntival en bolsa) mientras se espera que aparezca el efecto del tratamiento médico de los trastornos neurológicos. Una vez recuperada la capacidad de parpadeo, puede retirarse esta protección ocular. 

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Afecciones de los párpados 

PALABRAS CLAVE  > Párpados > Perro > Gato > Entropión > Ectoprión > Blefaritis 

Dr. Didier Schmidt-Morand 

Oftalmología y microcirugía 

Licenciado de la Escuela Nacional Veterinaria de Toulouse (ENVT) en 1976 

Resumen

 La patología palpebral puede catalogarse según una clasificación basada en las láminas anterior y posterior, así como en las bandas musculares horizontal y vertical. La lámina anterior es asiento de inflamaciones (blefaritis y edema) o infecciones (flemón y orzuelo), y pestañas bien implantadas pero patológicas (tricomegalia y triquiasis). La lámina posterior presenta inflamaciones (meibomitis), acumulaciones (chalazión) y pestañas mal implantadas (distiquiasis y pestañas ectópicas). La traumatología y la cancerología palpebrales pueden afectar a una o a las dos láminas. Las entropiones y los ectropiones afectan a la musculatura horizontal y, en algunos casos, a las láminas. En cuanto a la musculatura vertical, puede estar debilitada (ptosis palpebral), o presentar trastornos dinámicos (blefaroespasmo y lagoftalmía), que afectan también a la lámina anterior. 
Para recordar 
Examen incial de urgencia cuando hay una herida en un párpado (según (30)). 
Examen palpebral estático. 

• Profundidad de la herida: ¿perforante? ¿Afectación del borde libre? ¿Fondos del saco conjuntivales? 

• Extensión de la herida: ¿pérdida de sustancia? 

Sobreelevación debida a la retracción muscular. 

Examen palpebral dinámico. 

• Defecto de oclusión: pérdida de sustancia, paresia del músculo orbital (nervio facial). 

• Ptosis: traumatismo del músculo elevador, parálisis (nervio oculomotor). 

Examen de las vías lagrimales. 

• Heridas o desgarro del ángulo interno. 

• Investigación de los canalículos lagrimales para su reparación en caso necesario 

Investigación de lesiones asociadas. 

• Lesiones del globo. 

• Lesiones maxilofaciales. 

Exámenes complementarios. 

• Radiografías: fractura de la órbita, perdigones, cuerpos extraños. 

• Ecooftalmología. 

La primera actuación en este caso ha de ser la colocación de suturas temporales de eversión (fig. 33), que tienden a reposicionar los párpados, permitiendo resituarse al globo, de forma que los párpados se apoyen de nuevo sobre el ojo, sin enrollarse. Los hilos se desprenden solos o son arrancados por el cachorro o sus hermanos; no duran más de 5 o 6 días. El resultado puede ser correcto o incorrecto. 

Pueden volver a colocarse las suturas o se puede decidir operar el defecto sin esperar más. La cirugía de los párpados del shar pei consiste en una intervención simple de la lámina anterior (figs. 34, 35), con eliminación de gran cantidad de piel en esta raza. No debe posponerse (los cachorros de 4 semanas ya se pueden operar), de lo contrario, puesto que la irritación del entropión es extrema (pelos irritantes en esta raza), la córnea presentará lesiones importantes: úlceras, granulomas o leucomas, más o menos reversibles dependiendo del periodo de espera hasta la intervención. 

Figura 22. Ventajas de la resección pentagonal (A), en comparación con la resección en V (B). La importancia de la herida residual es muy diferente, a favor de la resección pentagonal. 

Figura 44. Ectropiones bilateral de los dos tercios inferolaterales (dogo de Burdeos macho de 18 meses). 

Para recordar: 
Consejos para la cirugía de los párpados (entropiónes, ectopriones, heridas, tumores). 

  • Es obligatoria una anestesia general y de buena calidad, con el fin de evitar movimientos intempestivos de los párpados: lo ideal es una anestesia inhalatoria. 

  • El corte de los pelos con tijera es preferible al rasurado, para reducir el prurito post operatorio, las hojas de las tijera se untan con vaselina O crema para que los pelos o las pestañas no caigan dentro del ojo. 

  • La desinfección cutánea y ocular con una solución yodada diluida al 50% en suero fisiológico no es irritante para el ojo. 

  • El animal se sitúa en decúbito ventral al, con un cojín bajo la mandíbula para elevar la cabeza: no debe girarse al perro durante la intervención. Y, además, la gravedad natural actúa sobre los defectos deposición de los párpados. 

  • Se pasa un punto simple, de sujeción, por el canto lateral y se atrapa con una pinza hemostática; la mano que no se usa para cortar puede emplearse para pensar los párpados, facilitar el corte y evaluar mejor la posible laxitud horizontal. 

  • El bisturí eléctrico es muy útil, siempre que sea de buena calidad: no debe quemar los tejidos. 

  • En el entropión, si se usa una simple hoja de bisturí, la primera incisión límbica causa un sangrado, el párpado cierre posiciona en entropión y después se desenrolla de nuevo: la sangre señala entonces la zona que se debe eliminar, practicando la segunda incisión que completa la raja de melón. 

  • El compás de estrabismo es muy útil para medir y registrar referencias perfectamente simétrica, sobre todo en caso de intervenciones bilaterales (cantoplastias laterales). 

  • El material de sutura es un hilo monofilamento nylon de 5 ceros; uno o dos puntos simples de aproximación y una sutura continua dejan una cicatriz poco visible, a diferencia de una sutura discontinua; para manipular la microaguja se utiliza un portaagujas de micro cirugía. 

  • Para los limbos palpebrales, es obligatoria la sutura en cruz: la aposición es perfecta, con el nudo y los cabos dirigidos hacia el exterior. 

  • Los cabos de la sutura se dejan muy largos, para evitar que se introduzcan la hendidura palpebral y rocen en la córnea; El propietario bichi la mejor la sutura y, además, la atracción para retirar los puntos, al cabo de 20 días, resulta facilitada. El collar isabelino se retira al cabo de los 10 días habituales de cicatrización, pero la sutura se deja durante otros 10 días suplementarios, para asegurar una cicatrización sólida y resistente a las tracciones palpebrales que se producen constantemente durante los movimientos de los párpados. 

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