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El papel del estrés en la medicina felina y enfermedades 

clínicas asociadas 

PALABRAS CLAVE  estrés > cortisol > Síndrome de Pandora > dermatopatías > cistitis intersticial 
Alexandre G. T. Daniel, MV, Msc., DipABVP (Feline Practice) 

Consultoria e atendimento especializado em medicina felina 

Introducción

 Los gatos van aumentando vertiginosamente como animales de compañía, incluso superando a los perros en muchos países de Europa y Norteamérica. Dado su aumento numérico, la consecuencia es un aumento de los mismos como pacientes en las clínicas y hospitales veterinarios, por lo que es fundamental entender los diversos puntos de vista del felino como una especie diferente, evitando errores comunes de manejo. 

El conocimiento y entendimiento de la biología evolutiva del felino es de suma importancia cuando hacemos explícito el estrés dentro de la especie y su influencia en determinados grupos de enfermedades. Es fundamental que entendamos que el gato doméstico que conocemos es una especie considerada ¡nueva en el medio del ser humano! 

El primer contacto arqueológico registrado del gato al lado de la especie humana, data aproximadamente 10, 000 años atrás. No obstante, la probable “domesticación” de gato tiene cerca de 5,000 a 7,000 años, siendo relatada en el Creciente Fértil al norte de África. 

No obstante, el concepto de domesticación, en su esencia, significa que la especie depende del hombre para la obtención de comida, abrigo y el control de actitudes y funciones, inclusive reproductivas. Dado que muchos gatos no dependen del ser humano para la obtención de alimento, abrigo y preservación de la especie, podemos concluir que nuestro gato “doméstico” no es una especie completamente domesticada. 

Si bien ha estado al lado del ser humano durante más de 5,000 años, su función en la sociedad siguió siendo la misma hasta mediados de la década de 1940, la cual era la caza y el exterminio de plagas urbanas, desde el control de las poblaciones de roedores que azotaba las reservas de granos de los egipcios al inicio de la “domesticación”, hasta nuestras haciendas productoras de granos y vegetales del siglo pasado. 

Después de la década de 1940 (en la 2ª guerra mundial), el gato paso a ser visto de una forma diferente, siendo llevado al interior de los hogares, ganando la posición de “mascota”. Es decir, el gato ha sido un animal de compañía, propiamente dicho, ¡durante menos de 80 años! 

Mucha de la ancestralidad de la especie felina permanece intacta, ya que el gato sigue teniendo una gran parte de su comportamiento evolutivo presente, y similar al de los demás félidos silvestres. Eso debe ser comprendido y respetado, teniendo como objetivo el mejor manejo posible, minimizando así los diversos problemas asociados con el estrés y otros factores relacionados a la falta de comprensión de la especie. 

Los felinos son depredadores de la parte inicial de la cadena alimenticia, cazadores solitarios y acostumbrados, por regla general, a vivir solos o en grupos con un número de animales reducidos por naturaleza. Son metódicos y territoriales, y no están acostumbrados a los cambios de rutina sin “consentimiento”. Como depredadores solitarios, y la primera parte de su cadena alimenticia, siempre permanecen alertas para atrapar a sus presas, además de que evitan exponerse a situaciones potencialmente dañinas. 

Cualquier cambio en temas específicos como éste, pueden ser considerados factores estresantes, alterando su rutina y generando los cambios fisiológicos y de comportamiento que definen el estrés. 

Fisiológicamente, el estrés, por sí mismo, genera diversas respuestas de origen adrenérgico que mimetizan algunas condiciones comunes encontradas en la clínica. 

Enfermedades inducidas por el estrés 
Sistema Inmunológico y Enfermedades Infecciosas 

El estrés genera la liberación de cortisol, que dependiendo de su concentración y el tiempo de duración del evento, posee características inmunosupresoras. En ambientes de sobrepoblación, con grandes características estresoras (criaderos, albergues), los animales están cinco veces más predispuestos al desarrollo de la infección por herpes virus (Figura 1), que aquellos provenientes de ambientes menos poblados. La peritonitis infecciosa de los felinos (PIF), la cual es la enfermedad infecciosa más común en la especie, también está relacionada con situaciones de estrés, y su consecuente inmunosupresión, aumentando la predisposición al desarrollo de la enfermedad. 

Dermopatías y Estrés 

Los gatos muy ansiosos (entre ellos destacan los siameses, los bengalas y los abisinios), además de vivir en lugares sobrepoblados, cuando son sometidos a factores estresantes, pueden desarrollar patrones en los que reaccionan lamiéndose excesivamente (patrones normalmente simétricos), principalmente en las regiones del abdomen y el tórax ventral, los miembros posteriores y anteriores, y el tórax lateral y los flancos (Figura 2). 

Obviamente, estos signos se deben diferenciar de otras enfermedades dermatológicas que producen prurito como dermopatías alérgicas y parasitarias, antes de sospechar o manejar casos de dermopatías de origen psicogénico. 

 “Síndrome de Pandora”
Cistitis intersticial y otras comorbilidades 

El estrés es reconocido como el “gatillo” en un complejo grupo de alteraciones en distintos sistemas, denominado actualmente “Síndrome de Pandora”. Las manifestaciones predominantes normalmente son de las vías urinarias inferiores (hematuria, disuria, poliuria), normalmente relacionadas con el evento principal que ocurre en este síndrome. Sin embargo, muchos animales presentan alteraciones relacionadas con otros sistemas, también originadas por factores estresores como alteraciones gastrointestinales (vómito, diarrea, pérdida del apetito), dermatológicas (exacerbación de dermopatías alérgicas y psicogénicas), del sistema inmunológico y cardiovascular, o que evidencian las complejas interacciones neuroendócrinas de este síndrome. 

No existe una alteración fisiopatológica puntual causante de este grupo de enfermedades, estando ésta relacionada con varias alteraciones detalladas de la vejiga, el sistema nervioso, las glándulas adrenales, hábitos de manejo y el ambiente, lo cual resulta en la fisiopatogenia del complejo Síndrome de Pandora, representado principalmente por la cistitis intersticial de los felinos.
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