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Terminología 
RELATIVA A LAS MANDÍBULAS 

La longitud anormal de una mandíbula se conoce como prognatismo (o prognatia) cuando existe una relación de anteposición de una mandíbula con relación a la otra. El retrognatismo (o retrognatia) se define como una afección en la que una mandíbula se sitúa caudal a su posición normal con respecto a la otra. La adición de los adjetivos –maxilar- o –mandibular- a estos términos permite una descripción más precisa de estas afecciones. El término braquignatia se utiliza con frecuencia en lugar de retrognatia. Sin embargo, su significado científico es ligeramente diferente, en la medida en que braquignatia indica que la mandíbula es más corta. 

RELATIVA A LOS DIENTES 

Las posiciones de los dientes suelen indicarse con relación a las arcadas dentales. En el plano sagital se utilizan los prefijos siguientes: mesio, disto, labio, buco o vestíbulo, palato y linguo (fig.1) (2). En el plano vertical se utilizan los prefijos infa y supra. Estos prefijos se asocian a términos que describen la posición o el desplazamiento del diente: posición, versión (describe una inclinación del diente), rotación, clusión (describe la relación oclusal de un diente con su antagonista). Por ejemplo, un incisivo que no ha terminado de de salir y que no tiene una relación oclusal normal con el diente antagonista está en infraclusión. El desplazamiento de un canino maxilar cuyo extremo está inclinado hacia delante (en dirección mesial) puede describirse como una mesoversión. La posición de un premolar mandibular que forma una oclusión distal con respecto a su antagonista maxilar puede describirse como una distoclusión. 

Introducción

La ortodoncia abarca el diagnóstico, la orientación y la corrección de las estructuras dentofaciales durante el crecimiento o en el animal adulto, particularmente en aquellas situaciones en las que se requiere un desplazamiento de los dientes, así como la corrección de las maloclusiones y de las estructuras relacionadas, mediante ajustes de las relaciones entre los dientes y los huesos faciales, aplicación de fuerzas o estimulación o redireccionamiento de las fuerzas funcionales en el seno del complejo craneofacial (1). 

Figura 1. Terminología del desplazamiento dental y la posición de los dientes en la arcada. 

1. Mesial; 2. distal; 3. palatino; 4. bucal; 5. labial. 

 Ortodoncia 

Oclusión Normal 
DIFERENTES FORMAS DE LA CABEZA 

Los perros y los gatos pueden clasificarse en tres categorías en función de la forma de la cabeza: 

  • Mesocéfalos: perros con una longitud y una anchura del hocico medias (por ejemplo, spaniel, beagle, retriever); 

  • Dolicocéfalos: perros con el hocico largo y estrecho (por ejemplo: collie, greyhound, teckel); 

  • Braquicéfalos: perros con el hocico corto y ancho (por ejemplo: boxer, bulldog, carlino). 

En las dos primeras categorías, los perros presentan una longitud síncrona de las mandíbulas con una oclusión (o articulado) de los incisivos en tijera, es decir, que los incisivos maxilares son labiales (rostrales) con respecto a los incisivos mandibulares y se superponen ligeramente a estos últimos. En la tercera categoría, el maxilar es más corto debido a un desarrollo anormal de los huesos del eje basicraneal. Como consecuencia, en la mayoría de las razas braquicéfalas la oclusión es retrognata, es decir que los insicivos maxilares presentan una oclusión lingual (caudal) con respecto a los incisivos mandibulares (oclusión o articulado en tijera invertida). Algunas razas braquicéfalas presentan una oclusión en tijera (por ejemplo, el cavalier king charles), ya que la mandíbula presenta una curvatura ventral que disminuye la diferencia de longitud con el maxilar. 

POSICIÓN DE LOS DIENTES 

La oclusión normal en un perro mesocéfalo se caracteriza, en el plano sagital, por un articulado en tijera de los incisivos, una posición de canino mandibular a igual distancia del tercer incisivo maxilar y del canino maxilar, y una interdigitación regular de los premolares maxilares y mandibulares de modo que las cúspides de los premolares mandibulares se sitúan en los espacios interdentales de los premolares maxilares antagonistas (fig 2). En el plano transversal, el primer molar mandibular presenta oclusión con la superficie palatina del cuarto premolar maxilar. En el plano vertical, las cúspides de los incisivos mandibulares forman oclusión con el cíngulo de sus antagonistas maxilares y los premolares maxilares y mandibulares presentan una interdigitación. 

Figura 2. Oclusión normal (neutroclusión) en un perro mesocéfalo

Maloclusiones 
CAUSAS DE MALOCLUSIÓN 

Las moloclusiones pueden deberse a una posición incorrecta de los dientes (maloclusión dental), a una diferencia de tamaño entre las mandíbulas (maloclusión esquelética) o una asociación de ambas causas. La longitud de las mandíbulas, la posición de los botones dentales y el tamaño de los dientes son hereditarios y están regidos por el patrimonio genético de forma independiente (3). El maxilar y la mandíbula están regulados también de forma independiente, lo que explica la diversidad de los tamaños de las mandíbulas obsevada en las diferentes razas. En el ser humano, la maloclusión esquelética se debe en parte a factores genéticos, mientras que la maloclusión dental depende en gran medida de factores ambientales (4). Esto puede extrapolarse al perro y al gato. 

Se desconocen los mecanismos genéticos específicos que regulan las maloclusiones, pero es probable que exista un mecanismo poligénico responsable de estas afecciones. La gravedad de los síntomas se asociaría al número genes defectuosos. Al menos el 50% de las diferentes moloclusiones son adquiridas y no tienen una causa genética (5, 6). No existe ningún dato que permita confirmar esta observación en el perro o en el gato. La persistencia de los dientes de leche puede ser causa de maloclusión. En sí misma, la persistencia de los dientes de leche está influida probablemente por el patrimonio genético en las razas enanas y de pequeño tamaño. 

CONSIDERACIONES ÉTICAS 

Los problemas médicos (predisposición a la enfermedad parodontal), funcionales (alteración de la masticación o de la dicción) y psicológicos (alteración del aspecto estético) asociados a la maloclusión constituyen las principales razones de los tratamiento realizados en el ser humano. La corrección ortodóncica por motivos estéticos en perros de exposición plantea objeciones éticas. La corrección de una anomalía dental hereditaria para dar al animal un aspecto conforme al canon de la raza es considerada contraria a la ética por la American Veterinary Medical Association y contribuye una causa de descalificación para el American Kennel Club (7). Sin embargo, los veterinarios partidarios de la ortodoncia afirman que no es aconsejable apartar de la reproducción a todos los perros que presenten una maloclusión en la medida en que pueden también ser portadores de un conjunto de cualidades genéticas favorables que pueden ser interesantes para la raza. 

No existen reglas unánimamente aceptadas; sin embargo, es importante para el veterinario clínico contar con directrices de tratamiento justificables. Por ejemplo, la política de la Universidad de California Davis (Frank J. M. Verstraete, comunicación personal) en materia de corrección ortodóncica es la siguiente: 

  • el tratamiento ortodóncico se realiza solamente si la maloclusión provoca dolor o molestias al paciente y si el tratamiento le aporta un beneficio (desde el punto de vista médico); 

  • el tratamiento ortodóncico sólo se efectua si las ventajas previstas son superiores a los inconvenientes (por ejemplo, anestesias repetidas, molestias provocadas por los aparatos de ortodoncia); 

  • el posible origen genético se explica al cliente y se recomienda la esterilización del paciente, si bien ésta no es obligatoria; 

-se respeta la confidencialidad. 

En caso de maloclusión esquelética, si el tratamiento es necesario para el bienestar de animal, se recomienda un tratamiento corrector (por ejemplo, reducción del tamaño de las coronas en el caso de caninos mandibulares con linguoversión) y la esterilización del paciente.

 

Plan diagnóstico de las maloclusiones 

La mayoría de los problemas ortodóncicos se observan en perros que normalmente deverían tener un articulado de los incisivos en tijera; pueden ser mesocéfalos, dolicocéfalos o, a veces, braquicéfalos (por ejemplo, cavalier king charles). La primera etapa consiste en determinar si la maloclusión comporta un componente esquelético. 

MALOCLUSIONES EN EL PLANO SAGITAL 
Articulado incisivo invertido y articulado en tenaza (“borde con borde”) 

El término articulado incisivo invertido se utiliza con frecuencia para designar una maloclusión en la que los incisivos maxilares se encuentran en posición lingual (caudal) con respecto a los incisivos mandibulares (oclusión en tijera invertida). Esto puede derivarse de una maleclusión dental, cuando sólo están afectados los incisivos. Sin embargo, si se trata de una maloclusión esquelética (retrognatismo maxilar o prognatismo mandibular), no sólo los incisivos sino también los premolares presentan una oclusión anormal (distoclusión de los premolares maxilares, mesioclusión de los premolares mandibulares). Se ha propuesto un plan de diagnóstico para esta afección (fig 3) (8). 

Figura 3 Arbol de decisiones. 

Plan diagnóstico del articulado 

incisivo inverso. 

Retroversión de los caninos maxilares 

Esta afección, conocida como “colmillos desviados”, se ha identificado en diferentes razas. Puede observarse en perros de razas enanas o de pequeño tamaño, como consecuencia de la persistencia de los caninos de leche. Existe una predisposición racial en Shetland y en el pequeño lebrel italiano. 

Mesioclusión o distoclusión de los premolares 

En la mayoría de los casos, las maloclusiones de los premolares en el plano sagital se asocian a maloclusión de los incisivos. En ocasiones, una mesioclusión o una distoclusión de los premolares pueden asociarse a un articulado normal de los incisivos. El crecimiento adaptativo de las mandíbulas permite mantener el articulado incisivo en tijera recuperando una cierta diferencia de longitud de las mandíbulas gracias a diferentes mecanismos (por ejemplo, mediante la curvatura de una parte de la mandíbula o mediante inclinación de los dientes). 

RESPUESTA A FUERZAS 
ORTODÓNCICAS PROLONGADAS 

La respuesta de los dientes a las fuerzas ortodóncicas depende de la intensidad de éstas, de su punto de aplicación y de la duración de la aplicación sobre el diente. Una fuerza ortodóncica continua que causa un desplazamiento del diente en el espacio parodontal (desmodonto) provoca zonas de comprensión y de tensión en el ligamento (9 10). Una fuerza importante (superior a la presión capilar) provoca isquemia y necrosis del desmodonto (zona hialina). El remodelado óseo sólo puede producirse entonces a partir de los tejidos adyacentes indemnes (resorción indirecta). Este fenómeno da lugar a un plazo de tiempo (de 1 a 2 semanas) antes del cual no puede producirse ningún movimiento de los dientes. En cambio, una fuerza ligera continua induce cambios vasculares y químicos (secreción de ácido monofosfórico cíclico) que causan una diferenciación celular y una remodelación inmediatas y progresivas del hueso en el alvéolo óseo (resorción frontal) (fig. 4). 

Figura 4. Respuesta hística a las fuerzas ortodónticas prolongadas 

El diente se fija al hueso alveolar mediante el ligamento alveolodental (desmodonto), que actúa como un amortiguador hidráulico. Las fuerzas fisiológicas que se ejercen continuamente sobre los dientes (oclusión, músculos de la lengua, los labios y los carrillos) están en equilibrio; no inducen ningún movimiento de los dientes pero contribuyen al remodelado del hueso y del desmodonto. 

 Figura 5. Zonas de compresión del ligamento paradontal durante la traslación o la versión (según (11), con autorización). 

Diferentes movimientos 
Versión 

Se trata de la forma más simple de movimiento ortodóncico. Cuando se aplica una fuerza única contra la corona del diente, el diente rota en torno a su ”centro de resistencia” (fig. 5) (11). Esta rotación produce una zona de compresión en el ápice, en el lado en que se aplica la fuerza, y en la cresta alveolar, en el lado opuesto. La presión en estas dos zonas está en relación directa con la fuerza aplicada en la corona. La amplitud de la fuerza varía con el tamaño del diente. Los estudios en el perro y en el gato y la experiencia clínica en el ser humano indican que las fuerzas de versión deben estar comprendidas aproximadamente entre 50 y 100 g (9 12 14). 

Traslación 

Este tipo de movimiento se obtiene cuando se aplican simultáneamente dos fuerzas sobre la corona de un diente. El ápice y la corona se desplazan en la misma dirección. La zona de compresión se extiende desde la cresta alveolar hasta el ápice, del lado opuesto al que se aplica la fuerza (fig. 5). La zona de presión es más amplia y para un movimiento de traslación es necesaria una fuerza dos veces mayor que para un movimiento de versión. Los estudios en el perro han demostrado que el segundo premolar mandibular puede desplazarse por resorción directa (frontal) del hueso con una fuerza de aproximadamente 150 g (15). 

Rotación 

La rotación de un diente con respecto a su eje longitudinal induce también casi siempre un movimiento de versión y aunque en teoría todo el desmodonto soporta la carga durante la rotación, las mismas fuerzas se emplean para la rotación y para la versión. 

 “La fuerza decreciente se caracteriza por una reducción de la amplitud de la fuerza a cero entre las activaciones. Una fuerza así puede obtenerse con un alambre de diámetro grueso.” 
Extrusión 

La extrusión induciría únicamente, en teoría, una tensión, pero, al igual que la rotación, se acompaña de una versión y, por tanto, se recomienda una fuerza de la misma intensidad. 

Intrusión 

Este movimiento induce una zona de tensión concentrada en el ápice del diente y, aunque puede acompañarse de una versión, se requiere una fuerza ligera. 

Influencia de la duración 
de la aplicación de la fuerza (9-16) 

Las consideraciones biológicas y la experiencia clínica sugieren la existencia de un umbral para la duración de la fuerza de aproximadamente 4 a 6 horas. La duración de la aplicación de la fuerza se asocia a la forma en que la amplitud de la fuerza disminuye a medida que el diente se desplaza. Según esto, las fuerzas pueden clasificarse en tres categorías. 

La fuerza continua disminuye muy poco cuando el diente se desplaza y puede considerarse como constante. Produce el movimiento dental más eficaz cuando se emplean fuerzas ligeras. Esto puede conseguirse utilizando alambres finos y largos (la incorporación de bucles o resortes permite aumentar la longitud). 

La fuerza decreciente se caracteriza por una reducción de la amplitud de la fuerza a cero entre las activaciones. Una fuerza así puede obtenerse con un alambre de diámetro grueso. 

La fuerza intermitente se caracteriza por una reducción brusca e intermitente de la fuerza a cero cada vez que la carga se suprime (por ejemplo, retirada del aparato). 

Un aparato funcional, como el plano inclinado utilizado para los caninos “convergentes”, permite producir este tipo de fuerza. 

Una fuerza ligera continua sería idónea, aunque no siempre puede obtenerse. Las fuerzas intensas continuas causan lesiones más importantes en los tejidos. Pueden utilizarse fuerzas moderadamente intensas si la fuerza se reduce a cero entre las activaciones (fuerza decreciente). La resorción indirecta necesita aproximadamente 2 semanas para producirse y el aparato no debe reactivarse con una frecuencia mayor que cada 3 semanas para permitir el remodelado óseo. 

Anclaje 

El anclaje lo proveen normalmente uno o más dientes. Puede efectuarse reuniendo varios dientes mediante bandas ortodóncicas e hilo metálico (anclaje reforzado). La versión necesita menos fuerza que la traslación; por tanto, puede ser útil aplicar un movimiento de traslación al diente utilizado como anclaje si las superficies de las raices de los dientes son similares (anclaje estacionario). En un experimento sobre la traslación de los segundos premolares mandibulares en el perro se observó una inclinación del anclaje (primer molar mandibular y cuarto premolar mandibular) cuando se utilizó una fuerza de traslación de unos 150 g (15). 

La evaluación aproximada del anclaje puede basarse en la superficie de la raíz, aunque normalmente existen otros factores como la forma en que la raíz está implantada en el hueso, el tipo de hueso y el estado del parodonoto. Se ha propuesto un método de estimación de la superficie de las raices de los dientes en el perro, pero no se ha confirmado con estudios científicos (17). La superficie de la raíz del canino maxilar en el gato es de aproximadamente el 80% de la superficie de la raíz de los premolares maxilares tercero y cuarto, utilizados como unidad de anclaje. Esto da a entender que el anclaje encaminado a desplazar el canino maxilar debe estar compuesto al menos por los premolares maxilares tercero y cuarto en el gato. 

Movimiento en los dientes 

Estudios realizados en el perro han demostrado que el desplazamiento de los dientes por una fuerza ligera continua puede subdividirse en cuatro fases (18-19)

  • FASE 1: movimiento inicial del diente; la amplitud del movimiento se correlaciona significativamente con la intensidad de la fuerza; 

  • FASE 2: no se observa prácticamente ningún movimiento, cualquiera que sea la intensidad de la fuerza; esta fase se asocia probablemente a la hialinización del desmodonto; 

  • FASE 3: se trata del inicio real del movimiento de los dientes con una velocidad creciente; 

  • FASE 4: el movimiento se transforma en lineal y el diente se desplaza con una velocidad constante; la velocidad individual de desplazamiento de los dientes no es totalmente previsible. 

Efectos perjudiciales del tratamiento ortodóncico 
Corona 

Una preparación demasiado radical de la superficie de la corona con un mordiente ácido puede ocasionar una descalcificación del esmalte. La coloración metálica de la superficie de la corona, eventuelmente debida a la corroción, puede constituir otro efecto no deseado, en particular en perros muy jóvenes. La coloración puede extenderse en profundidad y requerir un pulido y, en ocasiones, un fresado seguido de una restauración con composite. 

Tejido Pulpar 

Una fuerza de torsión o de traslación de 85 g aplicada sobre los tres incisivos mandibulares en el perro provocó una rotura de la capa odontoblástica en el tejido pulpar (20). Deben preverse posibles consecuencias pulpares graves cuando se aplican fuerzas intensas continuas. Un cambio de color de la corona puede ser indicativo de una hemorragia o una necrosis pulpar. Un diente afectado por una lesión pulpar no debe someterse a tratamiento ortodóncico. Deve dervitalizarse primero. Tras la desvitalización (tratamiento canalar), el tratamiento ortodóncico no impide la cicatrización de la lesión periapical, si bien la ralentiza (21)

Raíz 

El remodelado del cemento puede indicir cambios en la forma de las raices. La utilización de fuerzas intensas aumenta el riesgo de resorción de la raíz. Incluso empleando fuerzas ligeras, no puede evitarse completamente una cierta resorción de la raíz (22). La amplitud de la resorción de la raíz es extremadamente variable, aunque una fuerza decreciente conlleva una menor resorción que una fuerza continua (18)

Movilidad del diente y dolor 

El aumento de la intensidad de la fuerza ocasiona un aumento del dolor y de la movilidad del diente. Los animales toleran menos fácilmente un dispositivo ortodóncico si el tratamiento es doloroso. Generalmente, puede observarse dolor durante los primeros 3 o 4 días (13)

Movimientos dentales no deseados 

Las intervenciones ortodóncicas mal diseñadas puede causar un desplazamiento anormal de los dientes. Pueden producirse una hipercorrección así como una inclinación anormal debido al uso incorrecto de elásticos o alambres activados. 

Teniendo en cuenta los posibles efectos adversos de los tratamientos ortodóncicos, debe vigilarse regular y estrechamente al animal durante el tratamiento. Se efectúan radiografías al final del tratamiento para evaluar los efectos nocivos sobre la pulpa o la raíz, en particular en caso de versión de los caninos. 

Etapas del tratamiento ortodóncico 

Una vez determinada la naturaleza de la maloclusión (dental o esquelética), deben comentarse con el propietario el tipo de tratamiento y de aparato, la duración aproximada y el coste del tratamiento, la tasa de éxito y las alternativas. También se tiene en cuenta la salud dental del animal; los perros o gatos con enfermedad parodontal, estomatitis o fracturas dentales deben tratarse adecuadamente antes de la realización de un tratamiento ortodóncico. También es importante evaluar el comportamiento del animal y la motivación del propietario. 

Realización de improntas y modelos rígidos 

Se realizan improntas para preparar un modelo de yeso. Las técnicas de aplicación directa no precisan modelo de yeso; sin embargo, los modelos de estudio son extremadamente recomendables para conservar como registro, para la información al cliente y para la planificación del tratamiento. El modelo de yeso lo puede realizar el veterinario o un laboratorio de ortodoncia. 

Laboratorio Dental 

El veterinario especialista en odontología debe planificar el tipo de aparato y el tipo de tratamiento e informar consecuentemente al laboratorio dental. Los aparatos de ortodoncia veterinaria son casi siempre aparatos fijos. Pueden ser funcionales, como los planos de sobreelevación o los planos inclinados, o dispositivos activos con con alambres, bucles, resortes o tornillos. Los aparatos movibles pueden mantenerse en su lugar mediante ganchos o clips metálicos. Los brackets se utilizan con frecuencia en ortodoncia humana; pueden utilizarse en animales pero presentan mayor riesgo de sufrir desplazamientos que otros dispositivos más estables como las bandas ortodóncicas. 

Cementación 

Durante la colocación de un aparato de ortodoncia, pueden requerirse pequeños ajustes. Hay diferentes tipos de cementos ortodóncicos. Muchos de ellos requieren la aplicación de un mordiente ácido a la superficie del diente. Los vidrios ionómeros y los vidrios ionómeros modificados con resina no precisan el empleo de mordiente ácido y permiten una fijación fuerte a la superficie del diente, por lo que son preferibles. 

Activación 

Los aparatos funcionales actúan cuando se ponen en funcionamiento (cierre bucal) y generalmente no necesitan activación. Los planos inclinados pueden “activarse” modificando la pendiente de la inclinación en el curso del tratamiento. La mayoría de los dispositivos activos requieren activación, que generalmente se obtiene abriendo o cerrando un bucle, doblando un alambre o girando un tornillo. La activación de los aparatos destinados a desplazar los dientes no debe efectuarse con una frecuencia superior a cada 3 o 4 semanas. Durante el tratamiento, se explica al cliente que debe efectuar un cepillado de los dientes y una limpieza del aparato ortodóncico con solución o gel de clorhexidina. 

Retención 

Al final del tratamiento ortodóncico, el diente es siempre móvil, ya que el remodelado hístico no se ha completado. El remodelado del desmodonto requiere 3 o 4 meses. En el ser humano, la retención dura entre 3 y 12 meses, en función del movimiento del diente. En los carnívoros, debido a la interdigitación de los dientes, una retención natural puede acortar el periodo de retención. La retención puede efectuarse con un aparato de ortodoncia no activado dejado en posición o con un dispositivo de retención específico. 

Retirada 

Las bandas y ganchos de ortodoncia se retiran con los instrumentos adecuados. Las bandas de ortodoncia pueden cortarse para facilitar su retirada. Una legra o un raspador dental pueden ser útiles para retirar el cemento de la superficie del diente. Cuando se han retirado el dispositivo y el cemento, se efectúa un tratamiento parodontal completo y, especialmente, un pulido. 

Corrección de las maloclusiones 
más frecuentes 
Caninos “convergentes” 

Se trata de una maloclusión frecuente y a veces dolorosa. Los caninos mandibulares lesionan la mucosa palatina y pueden llegar a causar una fístula buconasal. Si no se realiza una corrección ortodóncica, la resección de la corona puede constituir una alternativa aceptable. 

Las maloclusiones de este grupo pueden dividirse en tres categorías, en función de la relación sagital del canino mandibular, que puede presentar una oclusión mesial, palatina o distal con respecto al canino maxilar. 

En los perros jóvenes (de menos de 7 meses), lo caninos pueden no haber terminado de salir y un aparato fijado a los caninos maxilares haría erupción junto con éstos o impediría una erupción completa (23). Las opciones terapéuticas son las siguientes: 

  • un tratamiento funcional basado en el juego y la masticación regular de una pelota de goma con apoyo en la cara interna de los caninos permite inducir una vestibuloversión de los dientes (24)

  • el remodelado de las mandíbulas mediante creación quirúrgica de una muesca en el maxilar entre el canino maxilar y el tercer incisivo para crear un plano inclinado natural; esto puede efectuarse por gingivectomía si el extremo del canino está en situación bucal o por formación de un colgajo de encía y retirada de cierta cantidad de hueso del espacio interdental si el diente forma una oclusión más palatina (fig. 6); 

  • un aparato ortodóncico maxilar movible, con bandas orto-dóncicas unidas con cemento a los caninos para mantener un plano inclinado, que se fija únicamente mediante ganchos ortodóncicos (fig. 7) (11).

  • un resorte en W, bihelicoidal o cuatrihelicoidal en los caninos mandibulares; en este caso, el dispositivo debe activarse, te-niendo en cuenta a la vez la vestibuloversión y la erupción de los dientes (fig. 8);

  • otra solución consiste en alargar la corona del canino mandi-bular con material acrílico o composite dental, a fin de con-seguir una desviación más precoz del diente durante el cierre bucal (2, 25, 26).

En los perros de más de 7 meses de edad pueden utilizarse las mismas técnicas. En la mayoría de los casos, la corrección es mejor con un plano inclinado. Este dispositivo funcional aporta una fuerza intermitente creada por los músculos masticadores durante el cierre de la boca (fig. 9). El ajuste de la pendiente del plano inclinado permite la corrección de los defectos no si-métricos, lo que es más difícil de obtener con un dispositivo mandibular activo. La pendiente también puede prepararse para desplazar el diente rostral y labialmente. La utilización de un material acrílico o composite en lugar de material metálico para el plano inclinado permite modificaciones fáciles de la pendien-te durante el tratamiento. En perros jóvenes, el aparato no debe limitar el crecimiento sagital y transversal; por lo tanto, debe utilizarse un aparato articulado o telescópico.

Articulado incisivo invertido 

Pueden estar afectados de uno a seis incisivos, en ocasiones sólo los de un lado. Las maloclusiones que afectan a todos los incisivos suelen ser de origen esquelético. La palatoversión de un incisivo puede corregirse precozmente (antes de los 7 meses) mediante un arco vestibular fijado con cemento a los tres incisivos, con aplicación de una fuerza elástica entre el incisivo afectado y el arco. Esto puede realizarse directamente en la boca (fig. 10). Las maloclusiones más complejas requieren la elaboración en el laboratorio dental de un dispositivo ortodóncico, en particular un arco resorte palatino que se fija con cemento a los caninos maxilares y que puede activarse mediante pinzas para inducir una vestibuloversión (fig.11). En ciertos casos, puede colocarse un dispositivo en los incisivos mandibulares para inducir una linguoversión. 

 “Las maloclusiones más complejas requieren la elaboración en el laboratorio dental de un dispositivo ortodóncico.” 

Figura 13. Dispositivo activo con cadeneta ortodóncica y anckaje reforzado

 Bibliografía 

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Ortodoncia 

Palabras Clave:  > Odontología > Maloclusión > Dientes > Perro > Gato 

 Dr. Philippe Hennet 

European Veterinary Specialist in Veterinary Dentistry 

Member of European Veterinary Dental College 

P Hennet 

Resumen

 La ortodoncia es la especialidad odontológica que se ocupa de las maloclusiones y de su prevención y tratamiento. Las maloclusiones pueden ser el resultado de una anomalía del tamaño de las mandíbulas o de una incorrecta implantación o inclinación de los dientes. Las anomalías pueden corresponder a los planos transversal, sagital y vertical. Las anomalías dentales puras pueden corregirse mediante tratamientos ortodóncicos. Estos tratamientos requieren conocer bien la biología de los tejidos dentales y la biomecánica y los materiales dentales. Los aparatos utilizados varían en función de la maloclusión. El tratamiento debe ser adecuado para evitar consecuencias perjudiciales para los dientes. 
MALOCLUSIONES EN EL PLANO TRANSVERSAL 
Linguoposición o linguoversión de los caninos 
(“colmilos convergentes”) 

Esta maloclusión puede deberse a una anomalía esquelética (micrognatia, mandíbula estrecha) o a una anomalía dental (linguoversión de los caninos). La persistencia de los caninos de leche puede ocasionar este último tipo de anomalías. 

Laterodesviación (laterognatismo) 

Esta afección se observa en perros dolicocéfalos con el maxilar estrecho. El cuarto premolar maxilar forma una oclusión lingual con el primer molar mandibular. 

 

Otras Maloclusiones 
Laterodesviación (laterognatismo) 

El término “mandíbula torcida” describe varios síndromes de maloclusión caracterizados por asimetría de las mandíbulas. La mandíbula se encuentra desviada con respecto al maxilar. Esta anomalía puede asociarse a una imposibilidad de contacto oclusal entre los incisivos, que se conoce como “mordida abierta”. El origen puede ser genético o traumático. 

Rotación y apiñamiento dental 

Los dientes individuales pueden rotar con respecto a su eje longitudinal. La rotación de los premolares indica un acortamiento de las mandíbulas. Los incisivos pueden rotar o desplazarse rostal o caudalmente en caso de apiñamiento. 

Bases Biológicas de 
la Ortodoncia (9) 

El diente se fija al hueso alveolar mediante el ligamento alveolodental (desmodonto), que actúa como un amortiguador hidráulico. Las fuerzas fisiológicas que se ejercen continuamente sobre los dientes (oclusión, músculos de la lengua, los labios y los carrillos) están en equilibrio; no inducen ningún movimiento de los dientes pero contribuyen al remodelado del hueso y del desmodonto. Durante la masticación pueden ejerserce fuerzas considerables. Tras 3-5 minutos de presión, los líquidos y tejidos del desmodonto se comprimen y el animal experimenta dolor. Esta respuesta fisiológica durante la función normal conduce a la liberación de la presión aplicada sobre los dientes. 

 Canino maxilar en rostroversión 

El desplazamiento rostral (rostroversión o mesioversión) de los caninos maxilares puede estar asociado a la presencia de los dientes de leche persistentes. El objetivo del tratamiento consiste en incluir una distoversión del canino maxilar. Pueden utilizarse brackets o bandas elásticas, o cadenetas elásticas. Se utiliza un dinamómetro para ajustar la tensión (fig. 12) (11). Es indispensable un anclaje correcto. Un anclaje reforzado debe utilizar al menos el cuarto premolar maxilar y el primer premolar o el segundo y el tercer premolares. También puede utilizarse un alambre palatino para unir los premolares al canino maxilar opuesto cuando sólo está afectando un canino. La simple colocación de una banda elástica entre el canino y el cuarto premolar conlleva igualmente el desplazamiento de este último. También puede realizarse una avulsión dental. 

 Rostroversión del canino mandibular 

El desplazamiento rostral de los caninos mandibulares se observa en el perro y en el gato, aunque frecuentemente asociado a una maloclusión esquelética (braquignatia maxilar). Cuando este no es el caso, es posible recurrir a técnicas similares a las utilizadas para los caninos maxilares (fig. 13). El desplazamiento de los caninos mandibulares es más difícil que el de los caninos maxilares debido a la mayor densidad ósea de la mandíbula. 

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