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Vacunar al perro contra Bordetella bronchiseptica justo antes de pensionar: Una mala estrategia que debe ser erradicada.

PALABRAS CLAVE >  Bordetella > inmunidad > vacunación > traqueobronquitis infecciosa canina > tos de las perreras

MVZ. Samantha Rosamund Hay-Parker Freyermuth

Asesor Técnico 

Boehringer Ingelheim

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Resumen

La traqueobronquitis infecciosa canina (TIC), conocida también como “tos de las perreras”, es una enfermedad aguda altamente contagiosa ocasionada por uno o más agentes infecciosos incluyendo Adenovirus canino tipo 2 (CAV-2), Parainfluenza (VPI) y Bordetella bronchiseptica. La mejor forma de prevenir esta enfermedad es la vacunación. Sin embargo, si el factor tiempo no es tomado en cuenta, la vacunación puede tener efectos negativos sobre la salud del paciente. Para generar inmunidad se debe desencadenar una serie de mecanismos que requieren de un tiempo determinado. La aplicación de vacunas justo antes de exponer al perro a un ambiente de riesgo puede aumentar las probabilidades de que enferme. Es fundamental extender información preventiva a los propietarios, erradicar la “vacunación de puerta de pensión” y planificar adecuadamente las vacunaciones  y el ingreso de las mascotas a pensiones y guarderías. 

Introducción

 

El tracto respiratorio está constantemente expuesto al medio ambiente y resulta un nicho muy favorable para la colonización de diversos microorganismos. La traqueobronquitis infecciosa canina (TIC) conocida también como “tos de las perreras”, es una enfermedad aguda altamente contagiosa que se localiza en las vías respiratorias. Esta enfermedad es ocasionada por uno o más agentes infecciosos incluyendo: Adenovirus canino tipo 2 (CAV-2), Parainfluenza (VPI) y Bordetella bronchiseptica (1). Está ampliamente documentado que la TIC suele presentarse mayormente en sitios donde se encuentran perros hacinados, como perreras, pensiones, parques y salas de exposición (2). 

“Algunas vacunas pueden comenzar una respuesta inmunológica temprana pero no antes de 72 horas postvacunación.”

En un escenario ideal, la mejor forma de prevenir la enfermedad sería no exponer a la mascota a los ambientes de riesgo. Esto incluiría cualquier sitio fuera de una zona de seguridad, en este caso el hogar. Como esto resulta muy poco factible, la segunda forma de prevenir es a través de la vacunación (2). Sin embargo, si el factor tiempo no es tomado en cuenta para permitir que ocurran los mecanismos de inmunogenicidad, la vacunación puede tener efectos negativos sobre la salud del paciente (3).

 

La vacunación es un método preventivo que, para lograr su máxima eficacia, requiere de un cierto lapso para una apropiada respuesta inmunológica. Diversos factores pueden impedir una correcta inmunización (6). Uno de ellos es la exposición prematura del paciente a patógenos hacia los que no se ha logrado una respuesta de defensa eficaz. Por otra parte, en las pensiones y guarderías suele requerirse que el huésped esté al corriente en su protocolo de vacunación, incluyendo la vacuna contra Bordetella bronchiseptica. Hasta este punto, la medida parece razonable. Sin embargo, ya sea por falta de información por parte de los médicos hacia los propietarios, o por falta de seguimiento a los protocolos de vacunación, muchas veces llegan a las pensiones perros no vacunados. Lo que sucede entonces es que la mascota entra a la pensión sin haber sido vacunada, o bien, se le aplica la vacuna justo antes de ingresar a la pensión, lo que puede resultar contraproducente dado que no ha pasado por un período de respuesta inmunológica y puede quedar expuesta al patógeno justo cuando se encuentra inmunocomprometida debido al estrés (3) que genera una pensión.

Mecanismos de respuesta inmunológica

 

Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad, estimulando la producción de anticuerpos (8). Este es un concepto muy sencillo que es ampliamente conocido y utilizado por los veterinarios. Sin embargo, es importante destacar dos palabras clave del concepto: generar inmunidad. Para que este proceso se dé, se debe desencadenar una serie de mecanismos que requieren de un tiempo determinado.

 

Los principales mecanismos efectores del sistema inmunitario son tres: producción de anticuerpos, inflamación y citotoxicidad. Cuando el individuo entra en contacto con un antígeno, éste pasa al interior de una célula presentadora de antígenos (CPA). La CPA expone en su superficie fragmentos del antígeno, asociados con el complejo principal de histocompatibilidad (CPH). Entonces, las células T inactivas reconocen el complejo constituido por el antígeno y el CPH y se multiplican. Las células T activadas median los tres mecanismos efectores (anticuerpos, inflamación y citotoxicidad) a través de la producción de citocinas específicas. Las células T ayudan a las células B a producir anticuerpos (5,9,11). La unión del antígeno a inmunoglobulinas de superficie sirve de señal de las células B al mismo tiempo, el antígeno pasa al interior de las células presentadoras de antígeno, que lo degradan en péptidos y estos se asocian con las moléculas del complejo principal de histocompatibilidad y activan a las células T coadyuvantes inactivas. El antígeno ligado y las señales de las células B comienzan a multiplicarse y a diferenciarse en células plasmáticas secretoras de anticuerpos (9).

 

La inmunidad generada por las vacunas es similar a la originada por las enfermedades: la vacunación desencadena una respuesta humoral y celular del organismo, mediante la formación de anticuerpos que actúan neutralizando o facilitando la fagocitosis de los agentes infecciosos específicos (5). Regresando al caso del perro que ingresa a una pensión inmediatamente después de ser vacunado, ahora veremos por qué lo que parecía una medida razonable a primera vista, puede ser en realidad una decisión contraproducente: 

 

La respuesta inmune primaria se desarrolla entre una y dos semanas después de la exposición al antígeno. Inicia con anticuerpos IgM (primer tipo de inmunoglubulinas sintetizadas en respuesta a una infección en un periodo corto) y continúa con anticuerpos IgG (brinda la protección permanente en respuesta a la infección) (10). Algunas vacunas pueden comenzar una respuesta inmunológica temprana pero no antes de 72 horas postvacunación. Por otra parte, la eficacia de una vacuna está en función de su inmunogenicidad. Esta función depende de diversos factores como: capacidad de generar el tipo apropiado de respuesta inmunitaria (humoral, celular o ambas), período de duración de la protección conferida, sitio de aplicación, estado inmunológico del paciente (enfermo, desnutrido e incluso estrés) y tiempo para la formación de protección sin exposición al agente infectante (6). Influyen también en la efectividad factores como la aceptación y accesibilidad de la población a la vacuna, la pauta correcta de administración (dosis, vía, lugar, técnica), condiciones de almacenamiento previo a la aplicación y manipulación adecuada (10).

 

Como podemos inferir de lo anterior, la aplicación de vacunas minutos u horas antes de exponer al paciente a un ambiente de riesgo, no tiene ningún fundamento que sustente su seguridad y el perro enfrentará un alto riesgo a enfermar. Para conocer el tiempo en el que determinada vacuna logra la aparición de la respuesta inmunológica, es necesario consultar la ficha técnica del producto. Ahí debe indicarse el tiempo mínimo de inmunogénesis. Con esto en mente, el médico puede determinar en qué plazo será seguro exponer al perro a un ambiente donde probablemente  se encuentre el patógeno y en el que la mascota estará sometida a cierto nivel de estrés.

Conclusión

 

Las pensiones o guarderías caninas son opciones altamente demandadas por una creciente población de propietarios responsables. Sin embargo, es fundamental extender información preventiva por parte de los médicos veterinarios a los propietarios, para evitar al máximo el riesgo que implica exponer a su mascota a poblaciones de perros con historiales clínicos desconocidos y con diferente estado de inmunización. Además, es fundamental erradicar la “Vacunación de puerta de pensión” y en su lugar, los veterinarios debemos concientizar a los propietarios sobre la importancia de vacunar y planear adecuadamente el tiempo para el ingreso de sus mascotas a pensiones y guarderías. 

Referencias

  1. Bhardwaj, M., Raj, B.,  Vadhana, P. (2016) Bordetella Bronchiseptica Infection and Kennel Cough in Dogs. Advances in Animal and Veterinary Sciences. 1 (3S): 1 – 4

  2. Ellis, J. (2005) Just the faqs - canine infectious tracheobronchitis. Proceeding of the NAVC North American Veterinary Conference Jan: 481

  3. Glaser, R., Sheridan, J., Malarkey, W., MacCallum, R., Kiecolt-Glaser, J. (2000) Chronic Stress Modulates the Immune Response to a Pneumococcal Pneumonia Vaccine. Psychosomatic Medicine: 62 (6): 804-807

  4. Jeron, A.,Boehme, J.,Volckmar, J., Gereke, M., Yevsa, T., Geffers, R., Guzmán, C., Schreiber, J., Stegemann-Koniszewski, S., Bruder, D. (2018) Respiratory Bordetella bronchiseptica Carriage is Associated with Broad Phenotypic Alterations of Peripheral CD4+CD25+ T Cells and Differentially Affects Immune Responses to Secondary Non-Infectious and Infectious Stimuli in Mice. Int. J. Mol. Sci, 19: 2602.

  5. Lin, Y., Slight, S., Khader, S. 17th Cytokines and vaccine-induced immunity. Semin Immunopathol. 2010;32:79-90

  6. McNeil, S. (2010) Overview of Vaccine Efficacy and Vaccine Effectiveness. Canadian Center for Vaccinology. https://www.who.int/influenza_vaccines_plan/resources/Session4_VEfficacy_VEffectiveness.PDF

  7. Mendoza, C. (2008) Bordetella bronchiseptica en caninos. Tesis de licenciatura: 1-22

  8. Organización Mundial de la Salud (Vacunación 2019)

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