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Generalidades y abordaje diagnóstico en gatos con osteoartritis.

PALABRAS CLAVE >  Osteartritis > inflamación > artrosis > dolor > articulación

M en C MVZ Angel Jiménez García de León.

Gerente Técnico de Pequeñas Especies

Vetoquinol de México, SA de CV.

angel.jimenez@vetoquinol.com

 
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Introducción

La Osteoartritis (OA), se define como una inflamación y daño de las articulaciones y sus estructuras causando dolor y disfunción. Algunos cambios son reversibles en etapas tempranas del curso de la enfermedad; sin embargo, la inflamación crónica conduce a cambios irreversibles de los componentes de la articulación. El mecanismo de la OA es complejo y variable, donde un daño a la membrana sinovial o al cartílago inducen la activación de la respuesta inflamatoria en la cápsula articular y en el hueso subcondral.

La OA, produce un daño en el cartílago y eventualmente en el hueso1; el problema principal es el incremento en la degradación de la matriz extracelular del cartílago articular con la subsecuente liberación de mediadores de la inflamación y enzimas que producen una mayor degeneración e inflamación. Las citocinas pro-inflamatorias interleucina 1 (IL-1), factor de necrosis tumoral (TNF) y la IL-6 juegan un papel clave en este proceso2. En la última fase de la enfermedad, conforme se erosiona el cartílago, existe un mayor sustento de que el hueso subcondral también tiene un papel importante en la activación de las vías del dolor.

 

Es poco frecuente que un gato asista a la clínica derivado de cojera; sin embargo es mucho más habitual que la consulta se refiera a una marcha rígida o alterada. 

 

Estos se debe a que el gato tiene la capacidad de "ocultar" el dolor para no ser presa de sus depredadores; esto aunado a que la patología es de evolución lenta y se va adaptando a los cambios articulares, sin embargo genera dolor crónico en los gatos afectados3.

 

La edad del paciente influye notablemente. En un estudio reciente, se evidenció la prevalencia radiográfica que alcanzó el 90% de los gatos mayores de 12 años. 

 

Aun así, esta condición no es exclusiva de gatos adultos o viejos, pues otros estudios clínicos han mostrado que gatos de 2 años de edad pueden sufrir OA8. Ocasionalmente a este hallazgo se le resta importancia ya que no se asocia con la presencia de cojeras en los gatos; no obstante, la osteoartritis y el dolor asociado a ella, produce cambios en su comportamiento; duermen más, se pueden mostrar indiferentes e interactuar menos con su entorno y se hace más evidente la falta de agilidad para subir a alturas donde lo hacían antes; estos cambios de comportamiento sin embargo, son más atribuidos a la edad y no a la presencia de dolor (Gráfica 1).

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Gráfica 1.  Signos clínicos reportados por propietarios10.

Las características de comportamiento como buscar aislamiento, evitar interacción,  vocalización, agresividad en el manejo y hábitos de orina y defecar anormales, así como alteraciones del estilo de vida como la falta de voluntad para saltar y/o la reducción de la altura del salto y cualquier marcha anormal se han registrado como variables de comportamiento6. Comenzar a examinar a los gatos desde los 7-10 años de edad ayudará a establecer una línea de base de "normal" para ese gato y puede descubrir la OA en una etapa temprana de la enfermedad.

 

En los gatos, la osteoartritis generalmente ocurre como un problema primario sin una causa subyacente fácilmente identificable, pero también puede ocurrir como consecuencia de una enfermedad articular de desarrollo secundario a un padecimiento como la displasia de cadera o después de una lesión articular como una fractura o luxación intra-articular4. Los gatos desarrollan osteoartritis en todas sus articulaciones grandes, pero particularmente en la articulación de la cadera, las corvas y el codo7. Las articulaciones más afectadas suelen ser la cadera y los codos, el diagnóstico se basa principalmente en la presencia de signos radiológicos y sobretodo en cambios en el comportamiento del gato. En este punto es conveniente indagar sobre las actividades específicas del gato a los propietarios para correlacionar estos hallazgos radiográficos con la gravedad de la osteoartritis. 

La obesidad agrava la artrosis y debe ser evitada. Los gatos obesos necesitarán cambios nutricionales supervisados cuidadosamente por un veterinario. Los gatos obesos deben perder peso lentamente, es un proceso largo que puede llevar meses. Si pierden peso rápidamente se pueden producir problemas metabólicos como la lipidosis hepática, en la que se acumula una gran cantidad de grasa en el hígado.

Realizando un diagnóstico de Osteoartritis en gatos

La exploración durante la consulta es complicada de valorar, ya que los gatos no suelen ser muy cooperativos y apenas suelen moverse así que la exploración física debe realizarse mediante una palpación cuidadosa muscular y articular; desde los hombros hasta los muslos. Al examen físico los gatos afectados pueden demostrar malestar y resistirse a  la palpación y manipulación de las articulaciones doloridas. Las articulaciones pueden notarse duras y engrosadas al tacto.

La dificultad para detectar el dolor por OA en gatos impide el manejo de casos clínicos y las pruebas de nuevos fármacos. Estudios recientes describen  escalas tanto objetivas como subjetivas (es decir, escalas de dolor) y medidas de dolor así como deterioro funcional felino por OA.

 

En un gato que es imposible de examinar, se recomienda solicitar  videos del gato al propietario en el entorno del hogar que muestren las posibles anormalidades que detectan. En el gato más dócil, observarlo caminar por la sala de consulta y permitirle o animarlo a subir y bajar de una silla puede ser útil para observar si hay alguna anomalía en la marcha. Después de la observación, se recomienda un examen de las articulaciones. Esto se lleva a cabo mejor con un asistente que sostenga al gato suavemente sobre su pecho. Los cambios que se deben buscar en las articulaciones de manera individual son hinchazón o agrandamiento, crepitación, disminución del rango de movimiento y dolor. Sin embargo, tenga en cuenta que no todas las articulaciones serán dolorosas y no todas las articulaciones dolorosas tendrán osteoartritis9.

 

Aunque la combinación de los signos clínicos y los hallazgos del examen físico pueden llevarlo a estar bastante seguro de que un gato tiene OA, es ideal tratar de confirmar el diagnóstico observando cambios radiográficos5

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Figura 1. Rx mediolateral de articulación de la rodilla de un gato con osteoartrosis. Esclerosis subcondral, osteofitos y entesofitos11

El principal cambio radiográfico asociado con la osteoartritis es la presencia de formación de osteofitos periarticulares, aunque no siempre está presente o es fácilmente identificable en todos los casos. Es importante tener en cuenta que la osteoartritis puede estar presente en ausencia de cambios radiográficos obvios. 

 

Por el contrario, la presencia de cambios radiográficos no siempre se correlaciona con los signos clínicos de la artrosis ni con el grado de dolor sufrido.

 

Idealmente se toman dos proyecciones de la articulación afectada que permiten detectar los cambios típicos asociados, como la formación de nuevo hueso alrededor de los bordes de la articulación (para intentar aportar mayor “estabilidad” a ésta). También podemos apreciar esclerosis (engrosamiento) del hueso subyacente y disminución del espacio articular. El diagnóstico de artrosis no suele requerir otras pruebas  de laboratorio, pero debido a que la mayoría de pacientes afectados son mayores y es posible que presenten más de una enfermedad6.

Bibliografía​​

  1. Lark MW, Bayne EK, Flanagan J, et al. Aggrecan degradation in human cartilage: Evidence for both matrix metalloproteinase and aggrecanase activity in normal, osteoarthritic, and rheumatoid joints. J Clin Invest. 1997;100(1):93-106.

  2. Loeser RF, Shanker G, Carlson CS, et al. Reduction in the chondrocyte response to insulin-like growth factor 1 in aging and osteoarthritis: Studies in a nonhuman primate model of naturally occurring disease. Arthritis Rheum. 2000;43:2110-2120.

  3. HARDIE, E.M. (1997) Management of osteoarthritis in cats. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice 27, 945-953

  4. Samantha Lindley. Recognising pain in cats. A Challenge for our times. MOSAIC, Metacam Symposium on Arthritic disease In Cats. June 1-3 2007 Sevilla.

  5. Sarah Caney, BVS, PhD, DSAM, MRCVS, Feline Artritis. Veterterinary Focus. vol 17nº3/2007.

  6. S. P. CLARKE* AND D. BENNETT Feline osteoarthritis: a prospective study of 28 cases. Journal of Small Animal Practice (2006) 47, 439-445

  7. Guillot M, Moreau M, Heit M, et al. Characterization of osteoarthritis in cats and meloxicam efficacy using objectivechronic pain evaluation tools. Vet J 2013; 196: 360–367.

  8. Godfrey DR, Osteoarthritis in cats: a retrospective radiological study. J Small Anim Pract. 2005 Sep;46(9):425-

  9. Lascelles BD, Dong YH, Marcellin-Little DJ, et al. Relationship of orthopedic examination, goniometric measurements, and radiographic signs of degenerative joint disease in cats. BMC Vet Res. 2012;8:10.

  10. KG MarketSense 2018 Global Veterinarian and Pet Owner Market Research

  11. Mª Luisa Palmero; Vanessa Carballés. Dolor articular en gatos: revisión de cinco posibles causas. Miembros de GEMFE

  12. Gattos Centro Clínico Felino 2012.

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