top of page

Año XXII. Edición 129. Junio Julio 2025

 
 

Torsión ureteral congénita en canino mestizo de 9 años.

PALABRAS CLAVE: Torsión ureteral > hidronefrosis > ecografía > nefroureterectomía > insuficiencia renal
Pestaña.png

MVZ. Augusto Donayre Casas.

 
Holland Animal Health

Resumen

 
 

Objetivos

El objetivo es describir los hallazgos clínicos, ecográficos y quirúrgicos de un canino de 9 años con torsión ureteral congénita no asociado a obstrucción.


Evaluación clínica del paciente

Un canino macho de 9 años de edad fue presentado en la clínica veterinaria con un historial de decaimiento progresivo durante varios días y un apetito caprichoso. Los propietarios notaron que el perro se mostraba más letárgico de lo habitual y que su interés por la comida había disminuido considerablemente. Se realizó una ecografía abdominal en la cual logramos observar una hidronefrosis importante del riñón izquierdo, además el uréter estaba sumamente dilatado y presentaba una tortuosidad anómala a nivel medial, sin embargo, no se observó urolitos obstructivos en la luz ureteral. El paciente fue sometido a celiotomía exploratoria, en el cual el hallazgo fue una torsión ureteral con hidronefrosis. Se decidió ejecutar una nefroureterectomia con hemoclips logrando una recuperación satisfactoria del paciente.

 

Es común recibir pacientes en los cuales el diagnóstico de la función renal se ha enfocado primordialmente en la evaluación de los productos azoados, tales como la urea y creatinina, y en los últimos años se han sumado otros biomarcadores de enfermedad renal temprana como la ditemilarginina simétrica (SDMA), no obstante, el estudio ecográfico renal y la citología no se realizan de manera rutinaria acarreando una falta de información para el clínico, subestimando el diagnóstico  y privando a los pacientes felinos  de una oportunidad de prolongar y mejorar su calidad de vida.

Introducción

 
 

La torsión ureteral congénita es una condición muy poco común en caninos que se caracteriza por la rotación anormal del uréter, el conducto que transporta la orina desde el riñón hasta la vejiga ⁽¹⁾. Esta torsión puede obstruir parcial o totalmente el flujo de orina, lo que puede provocar una serie de problemas de salud, como hidronefrosis (inflamación del riñón debido a la acumulación de orina), infecciones del tracto urinario y, en casos graves, insuficiencia renal.

 

La torsión ureteral congénita se genera durante el desarrollo fetal del perro. Se cree que resulta de un error en la formación o el posicionamiento del uréter. Se desconocen las causas exactas de esta anomalía, pero se considera que puede existir factores genéticos asociados ⁽²⁾.

Diagnóstico

El diagnóstico de la torsión ureteral congénita generalmente requiere una combinación de exámenes físicos, análisis de orina, ecografía y radiografía ⁽²⁾. En algunos casos, puede ser necesaria una urografía excretora (un tipo de radiografía que utiliza un medio de contraste para visualizar los uréteres) o una cistoscopia (un procedimiento en el que se introduce una cámara en la vejiga y los uréteres) para confirmar el diagnóstico.

Anamnesis

Un perro mestizo no castrado de 9 años (peso corporal 24kg) fue traído a consulta, ya que los propietarios notaron que había estado decaído, eventualmente tenia apetito caprichoso y a veces estaba letárgico, además notaron que tenia leve distensión abdominal, el cual había aumentado progresivamente en las últimas semanas.

Examen físico

Al examen físico el paciente esta alerta y responsivo a estímulos, presenta mucosas rosadas, tiempo de llenado capilar 2 segundos, no se observan linfonódulos palpables en la evaluación, la condición corporal es adecuada, pero el propietario manifestó que ha bajado un poco de peso en las últimas semanas.

Rx-Tramaplex

El paciente está normo térmico (38.3°c), y normotenso. Presenta una leve distensión abdominal que es notoria, y a la palpación manifiesta leve tensión y procede a quejarse un poco.

Pruebas laboratoriales e imágenes

Tomamos algunas analíticas como hemograma, bioquímica (ALT, AST, UREA, CREATININA, BUN, ALB, GLOB Y BILIRRUBINAS) y uroanálisis, en los cuales no existieron mayores cambios, el paciente se tornaba aparentemente compensado.

 

Se solicito imágenes diagnosticas como Radiografía de tórax y ecografía abdominal completa. 

Radiografía

Se tomaron dos tomas radiográficas de torax (vista LL Y VD), en las cuales se observaron un patrón broncointersticial, posiblemente por trastornos respiratorios crónicos subdiagnosticados.

Ecografía

En la ecografía hallamos una hidronefrosis importante del riñón izquierdo, con pérdida del 65% de la anatomía renal, observamos también una grave dilatación del uréter, el cual hacia una tortuosidad anómala en su región medial y posteriormente seguía su morfología recta y dilatada hasta llegar al trígono vesical. Se visualizó todo el recorrido del uréter izquierdo en búsqueda de urolitos para justificar la anomalía, pero no se evidenciaron.

Cirugía

Se le plantea al propietario una celiotomia exploratoria, al cual se le indica los potenciales riesgos y planes intra quirúrgicos a realizar.

Maniobras Hospitalarias previas a la cirugía

Se hospitaliza al paciente y se le da fluidos como el Lactato de Ringer a velocidad de 2 veces mantenimiento, administramos antibioticoterapia profiláctica como la ceftriaxona a dosis 20mg/kg 30 minutos previos a la cirugía. 

 

Procedemos a pre medicar al paciente con dexmedetomidina a 3ug/kg y morfina a 0.2mg/kg. Esperamos unos 20 minutos y el paciente logra una neuroleptoanalgesia óptima, por lo que procedemos a trasladarlo a quirófano.

 

Una vez premedicado procedemos a la pre oxigenación por un lapso de 2 minutos, para posteriormente inducir con Propofol a razón de 4mg/kg.  Colocamos el tubo endotraqueal y conectamos al sistema de anestesia inhalatoria.

Cirugía

Se realizó una celiotomía exploratoria, consistente en una incisión desde el apéndice xifoides hasta el pubis. Tras evaluar el aspecto inicial, se procedió a la movilización del colon descendente para examinar la región parave rtebral izquierda, donde se observó una hidronefrosis significativa y un hidrouréter. Adicionalmente, se identificó una torsión ureteral en el tercio medio del uréter izquierdo, con un grado de rotación importante.

 

Previo al plan quirúrgico, se realizó una revisión metódica de las estructuras a continuación del colon descendente, incluyendo el colon ascendente, transverso, ciego, válvula ileocecal e íleon, sin observarse anomalías. Se continuó con el yeyuno (la región de mayor tamaño del intestino delgado).

Imagen 1. Hidronefrosis con severa dilatación de la pelvis renal e hidronefrosis.

Imagen 1. Hidronefrosis con severa dilatación de la pelvis renal e hidronefrosis.

Imagen 3. Hidrouréter, se observa también la tortuosidad anómala en la región medial del uréter, posteriormente hace su recorrido recto hasta el trígono vesical.

Imagen 2. Hidrouréter, se observa también la tortuosidad anómala en la región medial del uréter, posteriormente hace su recorrido recto hasta el trígono vesical.

Imagen 3. Para mejorar la visualización se colocó un separador abdominal (Gosset). Se puede observar el riñón izquierdo hidronefrótico (flecha naranja) aun con sus uniones peritoneales, previo a la disección. Se observa también la dilatación de la pelvis renal y el inicio del hidro uréter (flecha azul).

Imagen 3. Para mejorar la visualización se colocó un separador abdominal (Gosset). Se puede observar el riñón izquierdo hidronefrótico (flecha naranja) aun con sus uniones peritoneales, previo a la disección. Se observa también la dilatación de la pelvis renal y el inicio del hidro uréter (flecha azul).

Imagen 4. Se observa la colocación de un hemoclip en uno de los vasos sanguíneos. Se nota una dilatación significativa de estos vasos, producto de la intensa congestión venosa causada por la hipertensión asociada a la torsión ureteral.

Imagen 4. Se observa la colocación de un hemoclip en uno de los vasos sanguíneos. Se nota una dilatación significativa de estos vasos, producto de la intensa congestión venosa causada por la hipertensión asociada a la torsión ureteral.

Imagen 5. Se puede apreciar que el riñón ya esta expuesto, fuera de la cavidad abdominal, se muestra también el uréter considerablemente dilatado por encima de la torsión medial. El uréter pudo elevarse de sus inserciones utilizando los dedos.

Imagen 5. Se puede apreciar que el riñón ya esta expuesto, fuera de la cavidad abdominal, se muestra también el uréter considerablemente dilatado por encima de la torsión medial. El uréter pudo elevarse de sus inserciones utilizando los dedos.

La movilización del duodeno permitió evaluar el páncreas y el duodeno hasta el ligamento duodenocólico, sin hallazgos significativos. Esta maniobra también facilitó la observación de la región paravertebral derecha, donde se identificó el riñón derecho (sin alteraciones) y el uréter, que presentaba un diámetro normal.

 

Se evaluaron el hígado y la vesícula biliar, sin cambios observables, al igual que el bazo y las glándulas adrenales, todas ellas sin alteraciones aparentes.

Nefrectomía y ureterectomía

Debido a la perdida anatómica del riñón izquierdo ocasionado por una severa hidronefrosis y el uréter con una anomalía compatible con una torsión ureteral, se decide hacer una nefroureterectomia.  Es importante recalcar que antes de la nefrectomía debe evaluarse la funcionalidad del riñón contralateral(derecho) (3). En este paciente la función renal derecha era conservada, por lo tanto, era viable ejecutar la nefroureterectomia izquierda.

 

El procedimiento se ejecuta según descrito por Fossum ⁽³⁾ y Monnet ⁽⁴⁾ con algunas modificaciones técnicas del cirujano. Se inicio pellizcando el peritoneo que rodea al riñón izquierdo, haciendo disección aguda y roma, ello permitió liberar el riñón a sus uniones sublumbares. 

 

Luego de liberar al riñón, lo elevamos hacia medial para poder identificar los vasos sanguíneos (arteria y vena renal), los cuales deben ser ligados de manera independiente, de lo contrario podemos provocar una fistula arteriovenosa iatrogénica ⁽⁵⁾.  En este caso para las ligaduras se opto por usar hemoclips para optimizar el tiempo quirúrgico, se ligo de manera independiente la arteria y posteriormente la vena renal sin inconvenientes. 

 

Luego de liberar al riñón y hacer las respectivas ligaduras de los vasos sanguíneos, procedemos a liberar el uréter de sus inserciones peritoneales, en este caso, debido a la dilatación resulta mas sencillo poder levantarlo en conjunto con el riñón. Soltar el uréter de sus inserciones usando los dedos facilita esta labor.

 

Es importante recalcar que el uréter debe ligarse lo mas cerca a su entrada a la vejiga urinaria. La dilatación del uréter no permite la ligadura con el hemoclip, por lo que decidimos usar polidioxanona calibre 2-0 y con un nudo Miller modificado, ligamos su inserción a la vejiga. 

Al finalizar la nefroureterectomia, retiramos los paños de tercer campo, y evaluamos la presencia de hemorragias residuales, finalmente colocamos el omento mayor en el espacio donde se encontraba el riñón izquierdo. 

Imagen 6. Se puede apreciar el uréter dilatado en toda su extensión, luego de ser desinsertado de adherencias peritoneales naturales. Se observa también la torsión ureteral (flecha amarilla).

Imagen 6. Se puede apreciar el uréter dilatado en toda su extensión, luego de ser desinsertado de adherencias peritoneales naturales. Se observa también la torsión ureteral (flecha amarilla).

Imagen 7. Aspecto del uréter torcido posterior a la nefroureterectomia. 

Imagen 7. Aspecto del uréter torcido posterior a la nefroureterectomia. 

El paciente despertó del evento anestésico sin mayores eventualidades y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos.

 

​​Manejo médico postoperatorio

Luego del evento anestésico se administró un rescate de morfina a 0.1mg/kg y se administró una infusión de lidocaína a dosis 2mg/kg/hora. Aplicamos dipirona a dosis 25mg/kg y ceftriaxona 20mg/kg luego de dos horas de la primera aplicación.

 

El paciente se mantuvo tranquilo en el área hospitalaria, mantuvo sus constantes fisiológicas en rangos normales, y a los 5 días post quirúrgicos se fue de alta.

Imagen 8. Herida quirúrgica, se decidió optar por el cierre con grapas quirúrgicas.

Imagen 8. Herida quirúrgica, se decidió optar por el cierre con grapas quirúrgicas.

Imagen 9. Paciente después de dos días post operatorios.

Imagen 9. Paciente después de dos días post operatorios.

Conclusión

  • La torsión ureteral en caninos suele manifestarse con signos clínicos como dolor, dificultad para orinar, hematuria o infecciones urinarias recurrentes. La ausencia de estos signos en este caso resalta la importancia de considerar esta condición, incluso en pacientes asintomáticos, especialmente en razas y edades predispuestas.

  • Hallazgo incidental: La hidronefrosis y la torsión ureteral fueron descubiertas de manera incidental durante un examen diagnóstico (ecografía, radiografía, etc.) realizado por otra causa. Esto subraya la utilidad de realizar exámenes complementarios exhaustivos, incluso en pacientes sin signos clínicos evidentes, para detectar posibles condiciones subyacentes que puedan requerir intervención.

  • Nefroureterectomía como tratamiento: La nefroureterectomía, es decir, la extirpación del riñón y el uréter, es una opción de tratamiento en casos de torsión ureteral, especialmente cuando hay hidronefrosis significativa o daño renal irreversible. La decisión de realizar este procedimiento debe basarse en una evaluación individual del paciente, considerando la gravedad de la condición, la función renal y la presencia de otras comorbilidades.

  • Importancia del diagnóstico temprano: Si bien este caso no presentaba signos clínicos, la torsión ureteral puede tener consecuencias graves si no se diagnostica y se trata a tiempo, como insuficiencia renal o sepsis. Por lo tanto, es fundamental que los veterinarios consideren esta condición en el diagnóstico diferencial de pacientes con signos urinarios o hallazgos incidentales en exámenes complementarios.

  • Investigación y seguimiento: Este caso único aporta información valiosa sobre la presentación atípica de la torsión ureteral en caninos. Se necesitan más investigaciones y reportes de casos similares para comprender mejor esta condición, sus factores de riesgo y su manejo óptimo. El seguimiento a largo plazo del paciente será fundamental para evaluar la evolución clínica y la función renal tras la nefroureterectomía.

 Bibliografía:​

  1. Pinilla León Juan Carlos, Da Silva Natalia. Uropatía obstructiva en canino: reporte de caso clínico. Rev. investig. vet. Perú [Internet]. 2019 oct [citado 2025 Feb 09]; 30 (4): 1830-1836. Disponible en: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1609-91172019000400048&lng=es.  http://dx.doi.org/10.15381/rivep.v30i4.17192

  2. Reis-Galindo, V.., Kniphoff da Cruz, I. C.., Kretzer-Carneiro, R.., Lemos Pinto Filho, S. T.., Silva-Herculano, L. F.., Morais-Pereira, T.., Almeida-Fighera, R.., Nogueira-Aires, L. P.., Mazzardo-Bortoluzzi, E.., Pozzobon, R.., & Rossi-Feliciano, M. A.. (2022). Ureterolitiasis, torsión ureteral e hidronefrosis en un perro. Revista MVZ Córdoba, 27(2), e2397. https://doi.org/10.21897/rmvz.2397

  3. Fossum TW. Cirugía en pequeños animales. 5ta edición. Elsevier Health Sciences; 2019.

  4. E. Monnet. Small Animal Soft Tissue Surgery. 2da edición. Wiley Backell;2023.

  5. R. Sánchez-Salas, E. Barret. Nefrectomía laparoscópica trans peritoneal. Département d'urologie, Institut Montsouris, Université Paris-Descartes, 42, boulevard Jourdan, 75014 Paris, Franc. 2013. [41-036] - Doi: 10.1016/S1761-3310(13)65958-7 

 
 
 
bottom of page