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Fisiopatogenia de la Leucemia viral felina.

PALABRAS CLAVE > Leucemia Viral Felina > infección progresiva
> infección regresiva > infección abortiva

MVZ Jesús Marín Heredia 

MVZ ESP Responsable del área de Medicina de Gatos del 

Hospital Veterinario de Especialidades – UNAM.

jesusmarinh@hotmail.com

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Introducción

La leucemia viral felina (LVF), es una enfermedad ampliamente distribuida en el mundo que afecta el tejido hematopoyético de los gatos. Puede ser maligna y proliferativa, ocasionando linfoma o leucemia y también degenerativa y causar atrofia tímica y anemia. Las manifestaciones clínicas de la leucemia viral son múltiples por efectos directos del virus, por su transformación maligna y por sus efectos inmunodepresores. El gato afectado padecerá cualquier tipo de enfermedad infecciosa secundaria a la baja de defensas; asimismo, un gran número de enfermedades se relacionan con el virus, como nefropatías y artritis inmunomediadas, cuadros entéricos, semejantes a los producidos en la panleucopenia felina; abortos y otros tipos de problemas reproductivos.

Entender y conocer lo que puede suceder con el virus una vez que ingresa al organismo y sus posibles rutas o caminos permite al médico veterinario tomar medidas en cada etapa con el fin de evitar que siga avanzando cuando sea posible, detener o minimizar sus consecuencias, diagnosticar y tratar posibles enfermedades secundarias y emitir pronósticos acertados.

Formas de contagio

 

El virus con frecuencia se encuentra presente en la sangre y médula ósea de los animales infectados. La eliminación del virus en gatos virémicos ocurre en forma primaria a través de la saliva, aunque también puede estar presente en las secreciones respiratorias, en las heces, en la orina, en la leche y prácticamente en cualquier secreción o excreción orgánica.

 

El virus es infeccioso por vía oral y por inoculación parenteral; de este modo se puede presentar la infección cuando los animales se asean o se muerden (en peleas); cuando estornudan y comparten la misma cama o gatera y recipientes de comida.

 

La transmisión del virus también ocurre a través de la placenta, y su eliminación se realiza por el calostro. La transmisión venérea también es posible, ya que se han aislado virus y células infectadas en el semen, fluido vaginal y en el epitelio urogenital.

“La mayoría de los individuos con infecciones latentes no desarrollan ninguna enfermedad relacionada a la LVF por el resto de sus vidas, a menos que por alguna otra razón se inmunosupriman (por ejemplo, si adquieren el virus de la inmunodeficiencia felina) y el virus se logre reactivar.”

El virus puede ser propagado a través de transfusiones sanguíneas o por picaduras de insectos hematófagos.

 

Como se trata de un virus poco resistente en el medio ambiente, se requiere de un contacto estrecho y prolongado (de días o semanas) entre los gatos para su transmisión por vía oral, por lo que los felinos aislados o poco sociables son menos susceptibles a contraer la enfermedad. Por lo mismo, un ambiente contaminado no parece ser un reservorio importante del virus. 

 

 

Fisiopatogenia de la LVF

Lo que sucede una vez que el virus entra al organismo

 

Después de que el virus penetra por vía oral o por inoculación parenteral, empieza a replicarse en los nódulos linfáticos regionales. El sistema inmune del gato puede en ese mismo momento controlar la infección y el gato continúa siendo un individuo completamene sano. Ninguna prueba realizada para detectar a la LVF saldrá positiva y nadie se enterará (aunque si existe alguna evidencia de contacto con animales enfermos se podría sospechar) que el gato tuvo contacto con el agente viral. Este tipo de infecciones se consideran como “abortivas”

 

La mayoría de los gatos no tienen la suerte de tener infecciones abortivas, por lo que pasarán pronto (tan pronto como en el curso de 1 ó 2 días o máximo en 14 días) a tener una viremia primaria, periodo en el cual los gatos ya salen positivos en las pruebas de ELISA convencionales. Es por esto que después de un posible contacto hay que esperar 14 días antes de realizar la prueba. El hacerla antes, aunque puede salir positiva si el virus ya pasó a la sangre, podría salir negativa y el médico tendría la necesidad de volverla a realizar, provocando un gasto extra en el propietario.

 

De 2 a 4 semanas después del contacto el gato puede crear inmunidad suficiente como para lograr verse libre de la infección, en cuyo caso se considerará inmunocompetente, por lo que se dice que gato tuvo una “infección regresiva”. Estos gatos salen negativos en las pruebas de ELISA cuando se realizan después de 8 semanas de haber realizado la primera prueba. Antes, aunque el felino haya logrado liberarse de la infección, la prueba puede salir positiva debido a proteínas del virus (antígenos p27), que todavía pueden encontrarse en circulación.

 

Si el gato no logró ser inmunocompetente, el virus llega a la médula ósea. Algunos animales pueden desarrollar inmunidad algo tardía que logra detener el avance del virus y éste se queda ahí, teniendo en este caso una “infección latente”. La mayoría de los individuos con infecciones latentes no desarrollan ninguna enfermedad relacionada a la LVF por el resto de sus vidas, a menos que por alguna otra razón se inmunosupriman (por ejemplo, si adquieren el virus de la inmunodeficiencia felina) y el virus se logre reactivar. Estos gatos siempre saldrán negativos en las pruebas de sangre, pues no tienen viremia. Si se les realiza una prueba de médula ósea (PCR o inmunofluorescencia), entonces si salen positivos.

Cuando el virus llega a médula ósea y el gato no crea inmunidad, el siguiente paso es que a partir de ahí llega a la sangre y a esto se la denomina viremia medular. Estos animales padecen una “infección progresiva” y siempre saldrán positivos en las pruebas tanto de sangre como de médula ósea. Algún día sufrirán los efectos de la enfermedad y terminarán por fallecer a causa de la LVF.

 

Todo lo anterior se puede ver condensado en el siguiente cuadro:

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IFA (Inmunofluorescencia). PCR (reacción en cadena de polimerasa). MO (médula ósea). Virémico persistente= infección progresiva. Inmunocompetente= infección regresiva. Negativo (sin enfermedad)= posibilidad de que en algún momento haya tenido una infección abortiva.

Resumiendo, el gato que tuvo contacto con el virus de la LVF puede tener una infección abortiva y nadie se enterará, una infección regresiva, saliendo positivo en una prueba de sangre (viremia primaria) y negativo en otra posterior, una infección latente, saliendo positivo en una prueba e igualmene negativo en otra posterior (solo se detectaría con prueba de médula ósea), o una infección progresiva, saliendo siempre positivo en las pruebas que se le realicen (viremia medular). Desde la viremia primaria el gato puede tener manifestaciones clínicas o una enfermedad primaria no aparente, pero lo que suceda después dependerá del camino que tome el virus y de la inmunidad que pueda desarrollar el gato. Las medidas terapéuticas, como la inmunomodulación, pueden ayudar a lograr la inmunocompetencia o a minimizar la inmunodepresión en los gatos que ya son virémicos persistentes, con lo cual puede mejorar la calidad de vida o alargar el periodo de sobrevida. El diagnóstico correcto, no sólo de seropositividad, sino del tipo de infección que se puede presentar y que se ha descrito en este artículo, puede ayudar a cumplir con estos objetivos.  

Referencias

  1. Westman ME, Mailk R, Norris JM. Diagnosing feline immunodeficiency virus (FIV) and feline leukaemia virus (FeLV) infection: an update for clinicians. Aust Vet J. 2019 Mar;97(3):47-55. 

  2. Hartmann K. 2012. Clinical aspects of feline retrovirus: a review. Viruses 4:2684-2710.

  3. Hartmann K: Feline leukemia virus infection.In Green C, editor: Infectious diseases of the dog and cat, ed 3, St Louis Missouri, 2006, Saunders Elsevier, p 105

  4. Kennedy M. Ingectious diseases and zoonoses. In: The Cat. Clinical Medicine and management. edited by: Little S. Elseiver, Saunders, St. Louis Missouri. 2012 p1016-1070

  5. Levy J, Crawford C, hartman K et al:2008 American Association of feline Practitioners feline retrovirus management guidelines, J Feline Med Surg 10:300, 2008.

  6. Chen H, Bechtel MK, Shi Y et al: Pathogenicity induced by feline leukemia virus, Richard strain, subgroup A plasmid DNA (pFRA), J Virol 72:7048, 1998

  7. Hofmann-Lehmann R, Huder JB, Gruber S et al: Feline leukemia provirus load during the course of experimental infection and naturally infected cats, J Gen Virol 82:1589, 2001

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