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Prevención de una enfermedad zoonótica: leptospirosis.

PALABRAS CLAVE >  Leptospira > zoonosis > Recombitek > bacteria > epidemiología 

MVZ Erick Israel G. Mendizábal

Asesor técnico veterinario, Boehringer Ingelheim Animal Health S.A de C.V. 

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Introducción

La leptospirosis es una enfermedad zoonótica, reemergente, de distribución mundial, causada por espiroquetas patógenas del género Leptospira. Las leptospiras son bacterias Gram negativas del género Leptospira, familia Leptospiraceae, orden Spirochaetales, flexibles, móviles, en forma de espiral que tienen un extremo en forma de gancho (leptos = “delgado”, spira = “enrollado”) de aproximadamente 0.1 μm de diámetro por 6-20 μm de longitud.1–4 El género contiene tanto especies patógenas como saprófitas, los estudios de taxonomía, basados en análisis de ADN, han llevado a la descripción de ocho especies patógenas: Leptospira borgpetersenii, L. alexanderi, L. interrogans, L. kirschneri, L. mayottensis, L. noguchii, L. santarosai y L. weilii; las especies saprófitas incluyen a Leptospira biflexa, Leptospira meyeri, Leptospira kmetyi, Leptospira vanthielii, Leptospira yanagawae y Leptospira wolbachii entre otras. 1,2,5,6 

Históricamente, las leptospiras se han clasificado por su composición antigénica, en 23 serogrupos y a su vez en más de 260 serovares.2,4 Los serovares son organismos distintos desde el punto de vista antigénico y a menudo, epidemiológico, la clasificación de serovares de Leptospira se basa en la expresión de epítopos expuestos en la superficie bacteriana en un mosaico de antígenos de lipopolisacáridos (LPS), y en gran medida no está relacionada con la clasificación genética de especies, por lo tanto serovares estrechamente relacionados pueden pertenecer a diferentes especies, pero este tipo de referencia se utiliza más en entornos clínicos.1,7 El término serogrupo se refiere a serovares que comparten antígenos comunes que a menudo conducen a reacciones cruzadas con métodos de detección de anticuerpos. Aunque los serogrupos actualmente no tienen una base taxonómica, históricamente han sido útiles para el seguimiento epidemiológico y la comprensión de la enfermedad.7 Los serovares más importantes en América del Norte, sus hospedadores principales y hospedadores clínicos se describen en la Tabla 1 2,3,7:

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Tabla 1. Hospederos y serovares de Leptospira que comúnmente infectan a animales y humanos.

Las leptospiras pueden infectar una gran variedad de especies de mamíferos e incluso se han reportado que las tortugas silvestres de Blanding pueden eliminar activamente Leptospira spp. en la orina y sugiere que pueden desempeñar un papel en la epidemiología de esta enfermedad en los hábitats en los que residen.8 Estos hospederos pueden eliminar el organismo en la orina y contaminar el medio ambiente. La infección de hospederos incidentales produce una enfermedad que varía en gravedad desde una enfermedad febril leve hasta una enfermedad multisistémica grave. Tanto los perros como los gatos pueden desarrollar leptospirosis, pero los gatos parecen ser relativamente resistentes al desarrollo de una enfermedad clínica, como resultado, la leptospirosis se describe con poca frecuencia en gatos.3,6

 

Epidemiología: Leptospirosis en México

El primer informe de leptospirosis en México se realizó en Mérida, Yucatán, en pacientes que originalmente habían sido diagnosticados con fiebre amarilla.9 Posteriormente, varios artículos publicados entre 1920 y 1990 informaron sobre la prevalencia de la enfermedad, principalmente en el sureste del país.10,11

Durante la década 2000-2010, se registraron 1,547 casos confirmados en 89 municipios de 27 (84.4%) de los 32 estados de México. El estado con mayor número de casos fue Veracruz con 377 (24,4%), seguido de Tabasco 260 (16,8%), Sinaloa 129 (8,3%), Hidalgo 116 (7,5%) y Oaxaca 97 (6,3%). Los estados con menor número de casos fueron Nayarit y Tlaxcala 3 (0,2%), Michoacán 2 (0,1%) y Aguascalientes 1 (0,1%). Los estados que nunca reportaron casos fueron: Baja California, Durango, Guanajuato, Querétaro y Zacatecas.12

 

Entre los factores de riesgo para perros y humanos se encuentran la convivencia con otras especies animales, la zona de vivienda, la presencia de roedores y el contacto con cuerpos de agua.13 La incidencia de la enfermedad es estacional; pero, en zonas tropicales la mayoría de los casos se presentan durante o después de la temporada de lluvias.14 Los animales infectados con Leptospira pueden eliminar las bacterias a través de la orina y conducen a la posibilidad de transmisión a otros animales y humanos. 

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Figura 1. Patogenia de leptospirosis en perros. Tomado y modificado de Greene CE. Infectious Diseases of the Dog and Cat. 4th Ed. Elsevier Saunders.; 2012

Las leptospiras que provienen de estos animales sobreviven mejor en agua fresca, suelos alcalinos y húmedos, vegetación y fango con temperaturas mayores a 22 °C, pero menores a 35 °C. En algunas áreas suburbanas hay cría de animales productivos de traspatio con los que el perro mantiene una relación muy estrecha y a la vez con los propietarios.15 

 

En Culiacán, Sinaloa, la seropositividad se asoció con factores de riesgo en su entorno que incluyen la habitación permanente de mascotas en patios y la presencia de agua almacenada en tambores y piletas.16  

 

El estado de Yucatán cuenta con todas las condiciones ecológicas para albergar esta enfermedad en su población; sin embargo, la morbilidad reportada en la región es baja. 

 

El diagnóstico diferencial incluye una amplia variedad de enfermedades infecciosas y no infecciosas, como el dengue, la influenza, la fiebre amarilla, la hepatitis viral, las enfermedades reumáticas, oncológicas y del sistema nervioso central.14 A pesar de ser considerada por la OMS como una de las zoonosis más extendidas a nivel mundial, se sospecha que existe un subregistro importante.

 

Actualmente, se sabe que la leptospirosis comparte un nicho ecológico con otras enfermedades y se ha reportado la presencia de brotes superpuestos en áreas donde hay prevalencia de dengue. Debido a la sintomatología inespecífica de ambas infecciones, con frecuencia se confunden.12

 

El serovar Canícola se considera el más común, siendo su transmisión a través de la orina de perros infectados. Por el contrario, la leptospirosis canina debida al serovar Icterohaemorrhagiae es menos frecuente y se asocia a la presencia de ratas al ser estas las portadoras y transmisoras de la misma. Es importante considerar que ambas pueden infectar al hombre, por lo que su presencia en la población canina resulta de importancia para la salud pública.17

La Leptospira se puede trasmitir después de una infección subclínica o clínica, también durante la última etapa de la enfermedad aguda y la fase crónica, en la que los perros infectados quedan como portadores asintomáticos y la excretan a través de la orina. La cantidad de leptospiras eliminada por la micción es mayor durante las primeras semanas posinfección y puede durar hasta por 4 años o más, siendo así́ posible la transmisión de animal a animal y de animal a humano. 

 

Debido a los hábitos de comportamiento de los perros como son el olfateo, el lengüeteo y el cortejo, se favorece la transmisión intraespecie; siendo los perros “sin propietario” una fuente de infección importante para los perros “con propietario” por lo que debe darse especial importancia a la prevención. En las zonas marginadas existe una gran cantidad de perros y roedores que son una fuente potencial de diseminación de la Leptospira entre estas especies y por ende al humano.13

 

Patogenia de la leptospirosis:

Las leptospiras penetran las membranas mucosas intactas de la boca, la nariz, los ojos, o la piel dañada, raspada o ablandada por el agua, se diseminan de manera hematógena por todo el cuerpo durante una fase de bacteriemia febril, que puede durar varios días. Una vez que ingresan al ambiente corporal más cálido de los mamíferos, ocurren cambios transcripcionales que mejoran la patogenicidad de la bacteria. Las leptospiras se multiplican rápidamente después de ingresar al espacio vascular sanguíneo. 

 

Luego se diseminan y se replican en muchos tejidos, incluidos los riñones, el hígado, el bazo, el sistema nervioso central, los ojos y el tracto genital. 

 

En general, el período de incubación hasta la aparición de los signos clínicos es de 7 a 10 días, cuando el número de leptospiras en varios tejidos alcanza un nivel crítico, aparecen signos característicos, como hemorragia pulmonar, ictericia por daño hepático y nefritis por daño renal (Figura 1). 

 

La aparición de anticuerpos circulantes provoca la eliminación de las leptospiras por opsonización y fagocitosis y / o muerte mediada por el complemento; la recuperación suele ser completa siempre que no se haya producido un daño orgánico irreversible, la excepción a esta eliminación ocurre en los túbulos renales proximales, en los que las leptospiras pueden persistir durante períodos de tiempo prolongados y pueden desprenderse, de forma continua o intermitente, a veces durante días o meses. 

La extensión del daño a los órganos internos es variable según la inmunidad del huésped, la virulencia del organismo y la capacidad del huésped para contener la infección. El edema tisular y la vasculitis pueden ocurrir en infecciones rápidas y graves que provocan lesión endotelial aguda y manifestaciones hemorrágicas. Estas manifestaciones son típicas del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) asociado con la septicemia. 

 

Los LPS leptospirales estimulan la adherencia de los neutrófilos y la activación plaquetaria, lo que puede contribuir a las anomalías inflamatorias y coagulatorias que se producen. La activación de la coagulación mediada por el factor tisular y la alteración de la fibrinólisis o la activación plaquetaria pueden ser el resultado de respuestas inflamatorias por las citocinas.7,18,19

 

Diagnóstico y tratamiento

Actualmente, se recomienda utilizar una combinación de pruebas para confirmar la infección, mediante la detección de anticuerpos, con la prueba de microaglutinación (MAT) que es considerada la gold standard o pruebas rápidas tipo SNAP usando la tecnología de ELISA (ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas); hay que tener en cuenta que, inicialmente, la serología puede ser baja o negativa y que se recomienda repetir las pruebas 2 a 4 semanas en la fase de recuperación de la enfermedad. En la interpretación serológica, se debe tener en cuenta que la vacunación puede inducir serología positiva a serovares vacunales y no vacunales, hasta 4-12 meses después de la vacunación, pero la vacunación reciente no debería dar resultados positivos en la detección del antígeno mediante la prueba de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) en sangre, orina o tejidos. El diagnóstico definitivo se realiza al demostrar el organismo en la orina, la sangre o los tejidos, pero aunque el microorganismo puede verse en la orina utilizando microscopía de campo oscuro o de contraste de fase, debido a la diseminación intermitente de un pequeño número de microorganismos, estos procedimientos pueden dar falsos negativos.20

 

Las leptospiras son sensibles a la penicilina, tetraciclina, cloranfenicol, fluoroquinolonas, estreptomicina y eritromicina. El tratamiento, para ser beneficioso, debe implementarse tempranamente, posiblemente incluso profilácticamente en casos de exposición conocida. La doxiciclina se usa para tratar a los seres humanos de forma profiláctica; actualmente el tratamiento recomendado en perros con leptospirosis es con doxiciclina oral 5 mg/kg PO BID (una vez al día) o 10 mg/kg PO SID (dos veces al día) por 14 días.

La estreptomicina o dihidroestreptomicina se usa de forma rutinaria para eliminar el estado de portador en animales. Cuando la enfermedad se identifica pronto, se estabiliza al paciente con una terapia adecuada, la tasa de supervivencia puede alcanzar más del 50% en la fase aguda de la enfermedad.2,6

 

Prevención

La vacunación anual con bacterinas antileptospirales es una práctica importante como medida preventiva, aunque estas vacunas son actualizadas periódicamente para incluir serovares importantes de Leptospira; la vacunación puede no ofrecer una protección completa por la gran cantidad de especies y serovares que existen. Actualmente se encuentran disponibles varias bacterinas que contienen los serovares Canicola, Icterohaemorrhagiae, Grippotyphosa y Pomona, que proporcionan un mayor espectro de protección en comparación con las que contienen solo dos serovares. 

 

Un estudio de duración de inmunidad demostró que la vacuna Recombitek™ 4 Lepto (disponible comercialmente en Recombitek™ C7 y C8 de Boehringer Ingelheim) induce una protección significativa contra Leptospira kirschneri serovar Grippotyphosa durante 15 meses en comparación con los controles no vacunados e impide y previene la leptospirosis y leptospiruria causada por las serovares Canicola e Icterohaemorrhagiae; además actúa como un auxiliar en la prevención de la leptospirosis causada por L. serovar Pomona. 20,21 

 

Los perros que viven en áreas endémicas o que van a ser vacunados de manera profiláctica deben recibir al menos dos vacunas con 2 a 4 semanas de diferencia, iniciando a la novena semana de edad como mínimo  y es ampliamente recomendado realizar refuerzos anuales para mantener títulos protectores.22 

 

Los riesgos y beneficios de la vacunación contra la Leptospira son un punto importante de discusión que vale la pena comentar con los propietarios durante las revisiones anuales de salud.6 Los efectos secundarios asociados con las vacunas caninas actuales que contienen cuatro serovares son generalmente transitorios y leves.23,24 Las reacciones adversas que se observan con mayor frecuencia en la vacunación canina son reacciones alérgicas como: prurito, edema facial, debilidad, depresión, disnea, vómitos, diarrea e hipotensión. Un estudio estimó las reacciones de hipersensibilidad a las bacterinas contra Leptospira en 6.5 / 10,000 perros vacunados.20,23

Conclusión

 

La leptospirosis se considera la enfermedad infecciosa más común transmitida de animales a humanos en todo el mundo. 

 

La manifestación de la enfermedad en los seres humanos varía desde síntomas leves parecidos a los de la gripe, con fiebre hasta signos de daño hepático, cerebral, renal y pulmonar grave. Los dueños de perros infectados deben ser conscientes del riesgo de transmisión y deben consultar a su médico sobre la necesidad de tomar precauciones especiales.

 

Una buena higiene y el uso de equipo de protección personal como guantes y lentes protectores al manipular animales infectados, suelo y agua potencialmente contaminados puede minimizar el riesgo de transmisión, pero como se ha demostrado anteriormente y con otras enfermedades, la mejor herramienta es la prevención de la enfermedad a través de los procesos de vacunación, los cuales presentan un riesgo menor para el paciente y un beneficio incalculable para la salud pública. Es importante como se mencionó anteriormente que la vacunación en perros, cubra la mayor cantidad de serovares conocidos, tanto para evitar la enfermedad como la diseminación de esta.

 

Todos los serovares de Leptospira que infectan a mamíferos deben considerarse potencialmente zoonóticos y dado que la leptospirosis es considerada una enfermedad ocupacional para los veterinarios, el microorganismo debe estar en la lista de diagnósticos diferenciales si se desarrollan signos clínicos propios de la enfermedad. Se debe evitar el contacto con la orina de animales sospechosos o infectados y tener medidas de prevención adecuadas. 

 

La línea de vacunas Recombitek™ 4 Lepto disponible comercialmente en Recombitek™ C7 y C8 de Boehringer Ingelheim, inducen una protección significativa contra la leptospirosis y leptospiruria canina. 

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  25. RECOMBITEK® Recombitek™ 4 Lepto (Reg. B-6407-139), Recombitek™ C7 (Reg. B-6407-139) y Recombitek™ C8 (Reg. B-6407-140); son productos registrados y distribuidos en México por Boehringer Ingelheim Animal Health S.A. de C.V.

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