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Impacto de la Pandemia Covid-19 En la salud emocional de los perros

PALABRAS CLAVE > Etología clínica > emociones > medicina del comportamiento > perros > ansiedad > miedo > bienestar

MVZ Dipl. Marco Aurelio Núñez López.

nunezlopezmarocaurelio@gmail.com

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Resumen

A medida que el virus de COVID-19 se extiende por el mundo, los gobiernos han adoptado medidas para reducir la curva de contagio y evitar una saturación en los sistemas de salud. Esto permitió un incremento en las enfermedades mentales y conductuales en los humanos, debido al aislamiento social, pero poco se ha hablado de los efectos que pueden tener los animales compañía. 

 

Este artículo menciona las consecuencias emocionales en los perros por una disminución en la estimulación ambiental y social y una mayor exposición dentro del hogar. 

Introducción

 

miento social pueden surgir problemas inmediatos o futuros en el bienestar emocional y conductual de los perros. Esto depende en gran medida de la historia individual,1 la genética para la sociabilidad y la resiliencia social y ambiental, el aprendizaje temprano y tardío,8 el estado actual y la expectativa del perro para acceder al entorno exterior. Todos éstos se reflejarán cuando la oportunidad de realizar una actividad al aire libre quede totalmente restringida. 

Restricción de actividad al aire libre

La estimulación sensorial (a través de un entorno diverso) y el ejercicio, son una necesidad básica para mantener la salud en los animales; pero la cantidad de actividad requerida dependerá de cada individuo.

  • Impacto en la interacción social

Los perros tienen una obligación social, es decir, requieren de manera innata compañía social,1 ya sea de otros perros y/o de humanos. Sin embargo, los perros únicos suelen tener habilidades sociales muy limitadas cuando se trata de conocer a otros congéneres, mostrándose con miedo y/o ansiedad.5

 

Actualmente se incita a los propietarios a hacer ejercicio en áreas donde puedan mantener la sana distancia, el bienestar emocional de esos perros en particular se verá beneficiada por una disminución en la interacción con otros congéneres. Sin embargo, a largo plazo, una vez que se disminuyan las normas de distanciamiento social por COVID-19, es probable que tales perros presenten con mayor frecuencia e intensidad estados de miedo frente a la proximidad de otros perros. 

Además, durante la normativa de distanciamiento social, es probable que los perros altamente sociables se sientan frustrados por su incapacidad para interactuar con otros perros y personas, lo que no solo nos lleva a problemas de control durante el paseo sino también a intentos de mayor intensidad para lograr el contacto social como las vocalizaciones, produciendo un aprendizaje negativo y un ambiente de tensión hacia los otros perros. 

  • Impacto en la capacidad adaptativa

Otro problema relacionado es la pérdida de habituación a estímulos ambientales fuera del hogar. Al ejercitar a los perros en áreas menos complejas y estimulantes pueden llegar a presentar una deshabituación.

 

La habituación permite a los animales a aprender que ciertos estímulos son seguros y no amenazantes mediante una exposición continua y regular de estos.

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Figura 1.  El “Quédate en casa” es una de también afecta al estado físico y emocional de los animales de compañía.

En consecuencia, los perros que experimenten periodos prolongados de falta de exposición a un ambiente complejo, pueden perder esta capacidad adaptativa previa frente a estresores ambientales y sociales, provocando así miedo durante el proceso de re-exposición.7

  • Impredictibilidad 

La ansiedad es un estado de expectación y anticipación5 y, como resultado, los propietarios podrían esperar que sus perros experimenten estados de ansiedad durante el día, asociado a la expectativa de hacer una actividad aeróbica. Cuando esta expectativa no se cumple, el estado emocional es frustración, mostrando un incremento en la actividad motora y en sus vocalizaciones, por ejemplo, quejidos o demanda de atención mediante el contacto físico con el propietario. Tales conductas pueden ser difíciles de sobrellevar para el propietario, y la falta de asesoría etológica permitirá un aumento en la ansiedad del perro. 

La incapacidad de poder ir al exterior para orinar y defecar puede causar estrés emocional. Algunos dueños consideran que sus perros están entrenados para hacer sus necesidades fisiológicas bajo un sustrato específico y pueden soportar periodos prolongados sin aliviar la distensión vesical e intestinal. Este aprendizaje permite que esperen al propietario para que les dé acceso al espacio o sustrato de preferencia. La restricción a un ambiente aeróbico puede resultar en la eliminación dentro del hogar, siendo indeseable para el propietario y provocándole respuestas inapropiadas como el uso de castigo físico o verbal causando en el perro emociones negativas como miedo y un aprendizaje a largo plazo sobre inseguridad e impredictibilidad en presencia de los propietarios, aprendizaje que puede dar lugar a agresiones hacia las personas.2

Mayor exposición social dentro del hogar

El impacto en los perros por una mayor exposición a los miembros de la familia dependerá de la sociabilidad y la experiencia previa del individuo.

 

El perro tiene la necesidad de experimentar periodos de libertad e independencia, es decir, darle la posibilidad de ser un perro, efectuando comportamientos y utilizando su sistema sensorial con una mínima interferencia humana. Este tiene la capacidad de elección sobre cómo interactúa y por cuánto tiempo con sus cuidadores. Para algunos de ellos, su preferencia individual y la necesidad de interacción social con los cuidadores puede ser excesiva, realizando comportamientos que son problemáticos para los propietarios como búsqueda constante de atención o aquellos relacionados con ansiedad. Sin embargo, en una situación normal para el perro, la interacción diaria y en todo momento es una elección que actualmente no se está presentando en muchos de los animales de compañía debido al aislamiento social. 

Las restricciones por COVID-19 han alterado la rutina diaria de los perros. Ahora, las familias se encuentran dentro de casa, donde se ha incrementado el nivel de actividad y estimulación social que experimentan los perros. Generalmente, la ausencia de la familia permite que el perro tenga periodos de independencia y de descanso, pero esto ha quedado eliminado. Para aquellos perros con áreas establecidas como sitios seguros dentro del hogar, las habrán perdido debido a que siempre habrá actividad de la familia durante el día. Como resultado, existe un probable incremento en los niveles de ansiedad en los perros. Si estos, no pueden tener control sobre la exposición a los factores estresantes del hogar, pueden desarrollar frustración, miedo, agresión, y/o ansiedad. La persistencia de estos estados emocionales al término de las medidas por COVID-19 dependerá en gran medida de cómo el propietario abordó el problema. 

 

Las familias que se encuentran asesoradas y brindan alternativas como enriquecimiento ambiental, dan acceso a sitios libres de estresores y mantienen una relación de confianza con su perro podrán en gran medida disminuir la incidencia de estados emocionales negativos.

La prevención es la estimulación mental

 

En estos tiempos de COVID-19 los perros jóvenes son los más vulnerables con respecto a su bienestar emocional. Los cachorros pasarán más tiempo en lugares aislados, tiempo que normalmente destinarían en habituarse y desarrollar resiliencia a diferentes estímulos, por lo que sería importante proporcionarles oportunidades de aprendizaje dentro de casa. La falta de estimulación mental durante los periodos críticos de socialización podría conllevar a problemas de comportamiento en su vida adulta.2 

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Figura 2.  Lenguaje corporal de miedo frente a estímulos ambientales

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Figura 3. A partir de un aprendizaje continuo los perros asocian eventos con consecuencias, entre ellas la rutina al salir a pasear.

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Figura 4.  Los perros deben tener la capacidad de controlar y elegir las interacciones, esto evitará estados emocionales negativos.

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Figura 5. Un sitio de seguridad es aquel donde el perro puede relajarse.

​Al tener menos oportunidades de realizar actividad aeróbica, los perros se podrán beneficiar de la estimulación mental a través de la resolución de problemas simples, que implican una mezcla de interacción humana (entrenamiento básico) y oportunidades de enriquecimiento, y sin intervención humana (enriquecimiento ambiental), esto fomenta la independencia mental y emocional. 

 

Se puede lograr un aumento de la estimulación mental manteniendo un suministro variado de juguetes comerciales y/o caseros diseñados para resolver problemas. Además, se puede hacer uso de sonidos ambientales que se encuentran en la calle para mantener o generar la habituación a esos estímulos.2,3

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Figura 6. Exposición a sonidos y objetos habituales en el exterior para evitar futuros problemas de comportamiento en cachorros.

Conclusiones 

  • Los perros deben mantener una rutina diaria y predecible, a pesar de la situación actual. 

  • Los perros hacen frente a las situaciones estresantes mediante la capacidad de elección. Por lo que sería importante que tuvieran un sitio donde puedan alejarse de sus cuidadores y puedan resguardarse, para evitar emociones negativas. 

  • Los perros son seres sociales y debido a la permanencia prolongada de los propietarios se podría desarrollar en ellos una dependencia física y emocional. 

  • Se debe fomentar la estimulación mental dentro del hogar para evitar problemas de comportamiento en cualquier etapa en el que se encuentren los perros.

Bibliografía​​

1. Bradshaw J, Rooney N. 2017. Dog social behaviour and communication. En: Serpell J (ed). The domestic dog: its evolution, behaviour and interactions with people. 2nd edn. Cambridge: Cambridge Univiersity Press; 133.

 

2. Dietz, L., Arnold, A. K., Goerlich-Jansson, V. C., & Vinke, C. M. 2018. The importance of early life experiences for the development of behavioural disorders in domestic dogs, Behaviour. 155(2-3), 83-114. doi: https://doi.org/10.1163/1568539X-00003486

 

3. Hargrave C. 2018. Producing emotionally robust puppies. Part 1. Genetic and environmental considerations. Companion Anim. 23(3):161–167. https://doi.org/10.12968/coan.2018.23.3.161

 

4. Hargrave C. 2019. Behavioural first aid advice for canine patients. Vet Nurse. 10(8):429–436. https://doi.org/10.12968/vetn.2019.10.8.429

 

5. Mills D, Braem Dube M, Zulch H. 2013. Stress and pheromonatherapy in small animal clinical behaviour. Hoboken (NJ): Wiley-Blackwell.

 

6. Ogata, N. 2016. Separation anxiety in dogs: What progress has been made in our understanding of the most common behavioral problems in dogs?. Journal of Veterinary Behavior: Clinical Applications and Research 16, 28–35. doi:10.1016/j.jveb.2016.02.005

 

7. Pullen, A.J., Merrill, R.J.N. & Bradshaw, J.W.S. 2012. Habituation and dishabituation during object play in kennel-housed dogs. Anim Cogn. 15, 1143–1150. https://doi.org/10.1007/s10071-012-0538-2

 

8. Serpell J, Duffy D, Jagoe J. 2017. Becoming a dog: early experience and the development of behaviour. En: The domestic dog. it’s evolution, behavior and interactions with people. Cambridge: Cambridge University Press.

 

9. Westgarth, C.; Christley, R.M.; Marvin, G.; Perkins, E. 2017. I Walk My Dog Because It Makes Me Happy: A Qualitative Study to Understand Why Dogs Motivate Walking and Improved Health. Int. J. Environ. Res. Public Health. 14, 936.

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