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Las infecciones parasitarias

como causas primarias de las

gastroenteritis en pequeños

animales.

PALABRAS CLAVE > Parásitos > gastroenteritis > vómitos > diarrea > helmintos > cestodos > giardia

MVZ Stella da Fonseca Rosa.

Analista Técnico en la Unidad de Negocios de Animales de Compañía.

stella.rosa@ourofino.com

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Introducción

Las enfermedades gastroentéricas, componen gran parte de la casuística de la clínica médica de pequeños animales y las causas más comunes para el desa-rrollo de estas patologías son: parasitosis, infección bacteriana, virus, hiper-sensibilidad alimentaria, estrés, entre otros (Shafer, 2006).

 

Síntomas como vómito y diarrea, en su mayoría sanguinolenta, son evidentes en los animales que presentan cuadros de gastroenteritis, además de los signos resultantes de la inflamación, fiebre, apatía y pérdida de peso, entre otros.

Para el diagnóstico, se debe evaluar el historial del animal, los signos clínicos ob-servados, los hallazgos en el examen físico y complementar con exámenes adicio-nales como radiografías, análisis sanguíneos, endoscopia y cirugía exploratoria.

Gastroenteritis causadas por helmintiasis

 

Entre los agentes etiológicos, las infecciones parasitarias ocupan un papel esencial, siendo reconocidas no sólo como causas primarias de las gastroenteritis, sino también por actuar de manera concomitante con otros agentes, como los virus (Denholm et al., 2001).

Perros y gatos con parasitosis gastrointestinales sufren la acción irritante y espoliativa de los helmintos, que actúan causando anorexia, diarrea, vómito y retraso en el crecimiento, además de inmunosupresión, lo que contribuye en los procesos de carácter infeccioso bacteriano y viral, afectando principalmente a los animales más jóvenes, que son más susceptibles y presentan manifestaciones clínicas más graves. 

 

Las helmintiasis gastrointestinales, además de debilitar a los animales, tienen un papel relevante en salud pública por el hecho de que algunas especies pueden ser transmitidas al ser humano (zoonosis). Las especies Ancylostoma caninum; Toxocara canis y Dipylidium caninum son los principales agentes aislados en pacientes que presentan cuadro diarreico (Udupa; Sastry, 1997).

El Ancylostoma caninum es un nematodo hematófago del intestino delgado de los perros que se infectan por el pasaje de larvas a través de la leche de perras lactantes.

 

En perros jóvenes, el pasaje de larvas por la leche puede tener consecuencias fatales o ser responsables por la producción de cuadros de anemia hemorrágica aguda o crónica, acompañada de diarrea que puede contener sangre y moco.  En los perros adultos su presencia puede causar deficiencia de hierro y anemia hipocrómica microcítica (Urquhart et al., 1998).

 

Así como el Ancylostoma spp., el Toxocara canis es frecuentemente encontrado en el intestino delgado de los perros. La principal vía de infección es por el pasaje transplacentario de larvas que se encuentran enquistadas en los tejidos de las hembras preñadas. Por este motivo, se considera una infección frecuente en animales jóvenes. Aproximadamente el 80% de los perros con menos de seis semanas de edad tienen ejemplares de Toxocara en sus intestinos, pudiendo o no eliminar los huevos en las heces y morir como consecuencia del parasitismo

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Los perros adultos también pueden permanecer susceptibles y contribuir a la contaminación ambiental. En los perros, los efectos de la infección por T. canis dependen de la edad del animal, el número, la ubicación y la etapa de desarrollo de los helmintos (Parsons, 1987).

Entre los cestodos gastrointestinales, el Dipylidium caninum es la especie que representa las denominadas “tenias” y tiene gran importancia para la salud de los perros y del ser humano, por tratarse de una zoonosis (Molina et al., 2003). Estos helmintos tienen el cuerpo dividido en segmentos que se denominan proglótidos, los cuales se liberan del cestodo adulto para ser eliminados con las heces. Los proglótidos pueden ser observados en las heces por el ojo humano, de forma aislada o en grupos, y son activas porque se pueden mover lentamente cerca de las heces recién evacuadas o en la región cerca del ano del perro o del gato (región perineal). 

En cuanto al tratamiento de las helmintiasis, son recomendados los medicamentos compuestos por asociaciones de activos altamente eficaces y selectivos, con amplio espectro de acción y que presentan la finalidad de aumentar o complementar la actividad contra los helmintos.

Entre los principios activos anti-helmínticos, el Febantel está indicado por presentar una eficacia y un mecanismo de acción similar a otros bencimidazoles que actúan asociándose a las moléculas de tubulina, inhibiendo la formación de microtúbulos e interrumpiendo así la división celular del helminto. Este principio activo generalmente es comercializado a la dosis de 15 mg/kg y está asociado a los activos Pamoato de pirantel y Praziquantel. El Pamoato de pirantel, perteneciente a la clase de las pirimidinas, actúa asociándose a los receptores de acetilcolina y estimulando su acción, lo que resulta en exceso de despolarización de las membranas con sucesivas concentraciones, causando la muerte del parásito por parálisis espástica. Se indica a la dosis de 14,4 mg/kg. 

El Praziquantel, indicado a la dosis de 5 mg/kg, es parte del grupo de las isoquinolinas y presenta acción sobre la unión neuromuscular, provocando la contracción y parálisis instantánea del parásito, además de actuar en la unión del tegumento produciendo vacuolización extensa y destrucción del tegumento protector. La combinación de parálisis y destrucción del tegumento proporciona una excelente actividad contra cestodos.

El protocolo de desparasitación deberá ser realizado según recomendación del médico veterinario, y se recomienda una dosis de refuerzo 15 días después de cada desparasitación y la repetición del protocolo deberá ser realizada cada 3-5 meses, dependiendo del ambiente («desafío») donde vive el animal.

Infecciones intestinales causadas por protozoarios del género Giardia

La Giardia spp., puede ser encontrada habitando el tracto gastrointestinal de todas las clases de vertebrados y la Giardia duodenalis es la única especie encontrada en la mayoría de los mamíferos domésticos y silvestres y en los seres humanos (Thompson et al., 1999).

 

La mayor prevalencia se reporta entre los individuos jóvenes (hasta un año de edad), por presentar baja resistencia inmunológica y principalmente en aquellos animales que viven en ambientes confinados, en lugares con mala higiene y en condiciones de hacinamiento.

 

La infección del huésped ocurre después de la ingestión de los quistes que fueron eliminados por las heces de los animales infectados y que están presentes en el medio ambiente, en el agua y en los alimentos, o también por la ingestión de los quistes adheridos a los pelos de los anima-les. Estos quistes se rompen en el duodeno después de la exposición al ácido gástrico y a las enzimas pancreáticas, convirtiéndose en trofozoítos, adhiriéndose a la superficie del epitelio intestinal y multiplicándose por bipartición en el tracto intestinal, donde se transforman en quistes por un mecanismo todavía no conocido para posteriormente ser eliminados en las heces. Una vez infectado, el animal eliminará los quistes en las heces después de 7-15 días y la eliminación puede durar en promedio 35 días.

Los signos clínicos, cuando ocurren, son diarrea con olor fétido, con presencia de moco y estrías de sangre, deshi-dratación, cansancio, falta de apetito, anemia y muerte en los casos más graves, principalmente en animales jóvenes. Todo animal con giardia, presentando o no sintomatología clínica, eliminará quistes, convirtiéndose en una importante fuente de infección para otros animales y para los humanos.

El diagnóstico de la giardiasis debe basarse en el historial clínico del animal, en la sintomatología y a través de la detección de quistes del parásito a través de la realización de examen de heces. La base del tratamiento está en la eliminación de los signos clínicos asociados con la infección, además del tratamiento de los animales asintomáticos, porque está infección puede predisponer a otras enfermedades, reducir la ganancia de peso y eficiencia alimentaria y constantemente infectar otros animales y seres humanos. El uso de la combinación de Praziquantel (5 mg/kg), Pamoato de Pirantel (14,4 mg/kg), Febantel (15 mg/kg) e Ivermectina (0,006 mg/kg) administrados por vía oral cada 24h durante 3 días consecutivos es eficaz en reducir la liberación de quistes en los perros infectados. 

La prevención de esta patología consiste en el mantenimiento de las buenas condiciones de salud de los animales y para esto es fundamental realizar programas periódicos de desparasitación, así como medidas complementarias de limpieza y desinfección del ambiente con el objetivo de reducir la carga ambiental de quistes. Tales medidas deben incluir la remoción de las heces y de toda la materia orgánica del lugar, seguido por la des-infección de las superficies utilizando un producto a base de Amonio Cuaternario (ej. Cloruro de Benzalconio), activo que actuará en la inactivación de los quistes del ambiente impidiendo así, la reinfección de los animales.

Referencias Bibliográfia​​

1.    SCHAFER, F.M.A.V. Colites em cães. Trabalho mono-gráfico do curso de pós-graduação “Lato sensu” em Ci-rurgia de Pequenos Animais apresentado à UCB como requisito parcial para a obtenção de título de especialista em Clínica Médica e Cirúrgica em Pequenos Animais. Campo Grande, 2006.

2.    DENHOLM, K. M. et al. Concurrent Cryptosporidium and Parvovirus Infections in a Puppy. Aust. Vet. J, v. 79, n.    2, p. 98-101, 2001. 3.    UDUPA, K. G.; SASTRY, K. N. V. Canine Parvovirus infection: Part II - Prevalence of clinical cases of gas-troenteritis. Int. J. Amim. Sci, v.12, p. 79-82, 1997.

4.     URQUHART, G.M. et.al. Parasitologia Veterinária. 2 ed. Rio de Janeiro: Guanabara Koogan, p. 197-203, 1998.

5.    PARSONS, J. C. Ascarid infections of cats and dogs. Veterinary Clinics of North America Small Animal Practice, v.17, n.6, p.1307-1340, 1987.

6.     MOLINA, C. P.; OGBURN, J.; ADEGBOYEGA, P. In-fection by Dipylidium caninum in an infant. Archives of Pathology & Laboratory Medicine, v.127, p.157-159, 2003.

7.    THOMPSON, R. C. A. Veterinary parasitology: looking to the next millennium. Parasitology Today, v.15, n.8, p.    320-325, 1999.

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