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Importancias de la inmunización

contra el parvovirus y distemper

canino.

PALABRAS CLAVE > Vacunación > distemper > parvovirus > inmunidad
> respuesta inmune

Departamento Técnico Lapisa

Animales de Compañia.

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Introducción

La vacunación en animales de compañía ha sido una de las verdaderas historias de éxito de la medicina veterinaria, siendo una de las mayores contribuciones a la mejora de la salud de las mascotas (Iturbe et al., 2017). En el caso del virus del moquillo canino (VMC) y el parvovirus canino (CPV) provocan infecciones con altas tasas de mortalidad en perros, siendo virus que afectan a perros no vacunados o perros con protocolos de vacunación incompletos o inadecuados (Vila et al., 2018).

El virus entérico más importante que infecta a los cánidos es el parvovirus canino tipo 2 (CPV-2), ya que es el agente etiológico de una enfermedad contagiosa, el CPV-2 surgió en el año 1977, con datos específicos de poder infectar a perros domésticos y se distribuyó en la población mundial de perros en 2 años (Nandi et al, 2010). Los cambios genéticos y antigénicos en las variantes también se han correlacionado con cambios en su rango de hospedadores; en particular, en la capacidad de replicarse en gatos y también diferencias en el rango de hospedadores en caninos y otras células de cultivo de tejidos. Las variantes de CPV-2 han estado circulando entre carnívoros silvestres y han sido bien documentadas en varios países de todo el mundo (Miranda et al., 2016). La enfermedad se caracteriza por dos formas clínicas prominentes enteritis con vómitos y diarrea en perros de todas las edades, miocarditis e insuficiencia cardíaca posterior en cachorros menores de 3 meses de edad (Nandi et al, 2010). En el caso de morbilivirus canino (conocido como virus del moquillo o distemper canino (VDC) es uno de los principales patógenos en las poblaciones caninas, ya es una de las enfermedades más contagiosas y fatales para los perros domésticos (Canis familiaris) (Costa et al., 2019). 

El VDC está envuelto con material genético de ARN monocatenario, de sentido negativo y no segmentado, perteneciente al género Morbillivirus (familia Paramyxoviridae) (Messling et al., 2003). La transmisión viral se produce a través de aerosoles o por contacto directo de animales susceptibles con las diversas secreciones corporales frescas de animales infectados (Costa et al., 2019).

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La vacunación juega un papel importante en la reducción de las tasas de mortalidad, la prevención de casos clínicos y el control de la propagación del virus. Sin embargo, la eficacia de la vacunación puede verse afectada por diferentes factores, incluida la programación de la vacuna y la neutralización de la vacuna por los anticuerpos maternos (Vila et al., 2018). Experimentos demuestran que, bajo ciertas condiciones, es posible superar los anticuerpos de la madre y para inducir a un protocolo de vacunación (Chappuis, 1998). El GLV reconoce que los anticuerpos maternos (ACM) interfieren de manera significativa con la eficacia de la mayoría de las vacunas principales actuales administradas a cachorros y gatitos durante la vida temprana. 

 

Como el nivel de ACM varía significativamente entre camadas, el GLV recomienda la administración de múltiples dosis de vacunas principales, con una dosis final a las 16 semanas o más y luego seguido de un refuerzo a los 6 o 12 meses de edad (Day et al., 2010). 

 

Esta revisión tiene como objetivo conocer los lineamientos de vacunación en perros y los factores que intervienen en este proceso.

 

ETIOLOGÍA DE CPV-2 Y VMC

 

El CPV-2 pertenece al género Protoparvovirus , miembro de la familia Parvoviridae, que se ha incluido dentro de la especie Carnivore protoparvovirus 1 , junto con el virus de la panleucopenia felina (FPV), el virus de la enteritis del visón (MEV) y el parvovirus del mapache (RPV), según al Comité Internacional de Taxonomía de Virus (Tijssen et al., 2011). El genoma es un ADN monocatenario de sentido negativo que tiene un tamaño de 5.2 Kb (Murphy et., al 1999), que contiene dos marcos de lectura abiertos principales (ORF), una de las cuales codifica las proteínas no estructurales NS1 y NS2, y las otras dos proteínas estructurales VP1 y VP2. En cualquier extremo del genoma, se utilizan horquillas palindrómicas de aproximadamente 150 bases en la replicación del ADN viral (Miranda et al., 2016). En el caso de Distemper canino es un virus pleomórfico (formas esféricas y filamentosas), con un tamaño de entre 150 y 300 nm de diámetro y contiene un genoma que comprende ácido ribonucleico (ARN) monocatenario no segmentado de sentido de codificación negativo. El genoma comprende 15.690 nucleótidos (15,6 kb), incluidas seis regiones genéticas organizadas en unidades transcripcionales separadas y no superpuestas que codifican seis proteínas estructurales: la proteína nucleocápside (N), la fosfoproteína (P), la polimerasa viral (L), la matriz (M) y las glicoproteínas hemaglutinina (H) y proteína de fusión (F) (MacLachlan et al., 2011).

Sintomatología

Agente causante de la enteritis hemorrágica aguda y la miocarditis en perros, es uno de los más importantes virus patógenos. Es un muy contagioso y es una enfermedad a menudo fatal.  Se presentan dos formas clínicas prominentes, enteritis con vómitos y diarrea en perros de todas las edades acompañado de miocarditis e insuficiencia cardíaca posterior en cachorros de menos de 3 meses de edad. VMC puede causar neumonía, miocarditis y enteritis en cachorros o infecciones transplacentarias en hembras preñadas, con reabsorción de embriones y muerte fetal (Figura 1) (Nandi et al, 2010).  

 

Las manifestaciones clínicas de la infección por VMC incluyen depresión, anorexia, secreciones mucopurulentas nasales y oculares, gastroenteritis, hiperqueratosis de las almohadillas plantares y del hocico e hipoplasia del esmalte dental en cachorros (Koutinas et al., 2004). Además, las convulsiones, la mioclonía con hiperestesia, ataxia, paresia y temblores indican afectación del sistema nervioso central (Figura 2) (Rudd et al., 2006).

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Figura 1. Un caso de infección por parvovirus canino con diarrea severa y vómitos en tratamiento (Nandi et al, 2010). 

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Figura 2. Caso de cachorro no vacunado por infección por distemper canino con secreciones nasales y oculares (Ferreyra, 2007).

Diagnóstico

Se ha demostrado que el diagnóstico de la infección por CPV por métodos tradicionales es poco sensible, especialmente en las últimas etapas de las infecciones desarrollado nuevos enfoques de diagnóstico basados en métodos moleculares para la detección sensible de CPV en muestras clínicas y la caracterización rápida del tipo viral. La vigilancia continua ayudará a evaluar si existe una necesidad real de actualizar las vacunas y las pruebas de diagnóstico actualmente disponibles. Se han desarrollado nuevos enfoques de diagnóstico basados en métodos moleculares para la detección sensible de CPV en muestras clínicas y la caracterización rápida del tipo (Decaro et al., 2012). Por tanto, un caso clínico sospechoso siempre debe ser confirmado por pruebas de laboratorio que generalmente se lleva a cabo en las heces (o intestino en caso de que el animal este muerto). Al final de la infección, se han probado muestras de sangre con EDTA para ser más útiles para el diagnóstico ya que la viremia por CPV es excepcionalmente duradero (Decaro et al., 2005). En cabio con el VMC los métodos de diagnóstico que emplean la biología molecular, como la PCR (reacción en cadena de la polimerasa), han contribuido con el diagnóstico de esta enfermedad en animales, la técnica de RT-PCR, dada su alta sensibilidad, ha sido empleada en la detección de este virus en diferentes tipos de muestras biológicas y diferentes estadios de la enfermedad (Soto et al., 2018). La circulación de VMC todavía se evidencia en los años siguientes en animales salvajes y domésticos, el diagnóstico directo de la infección por VMC en animales que presentan signos neurológicos se realiza principalmente mediante ensayos moleculares que detectan el genoma viral en el líquido cefalorraquídeo o alternativamente en la orina (Peserico et al., 2019).

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Figura 3. Angioedema posvacunal en un Dachshund (Ford,2013).

Tratamiento 

La restauración del equilibrio de electrolitos y líquidos es el objetivo más importante de la terapia, se deben administrar antibióticos de amplio espectro (ampicilina, cloranfenicol, eritromicina, gentamicina, etc.) Se ha demostrado que la norfloxacina y el ácido nalidíxico son eficaz contra la gastroenteritis hemorrágica canina (Nandi et al., 2010). 

 

El tratamiento sintomático con antibióticos de amplio espectro, líquidos y electrolitos puede salvar la vida del animal. 

 

La acidosis metabólica se desarrolla si la diarrea es grave y la suplementación de potasio en la forma de KCl puede ser necesaria para mantener los electrolitos a equilibrar. Durante la fase temprana de la enfermedad, la aplicación de suero hiperinmune puede ayudar a reducir la carga viral. Se ha demostrado que tal tratamiento reducir la mortalidad y acortar la duración de la enfermedad. En caso de vómitos, clorpromazina o metaclopromida, citrato de maropitant. Para corregir el problema gástrico se puede administrar algunos de los siguientes medicamentos, cimetidina, ranitidina, famotidina, omeprazol. 

 

En caso del distemper siendo una enfermedad viral que involucra diferentes órganos o sistemas, el tratamiento convencional es inespecífico y de sostén, adaptándose a cada caso particular, básicamente deben controlarse las infecciones bacterianas secundarias y tratar los signos clínicos observados. La terapéutica empleada con mayor frecuencia consiste en antibioticoterapia en los cuadros respiratorios y complicados con neumonía a menudo se complican con infecciones bacterianas  secundarias causadas por Bordetella bronchiseptica entre  otras, por lo que es necesario administrar antibióticos de amplio  espectro,  siendo de elección  la ampicilina o amoxicilina-clavulánico junto con fluido terapia administrar soluciones electrolíticas balanceadas por vía intravenosa en todos los casos, por la posible deshidratación ocasionada por vómitos, diarreas o anorexia, que se presentan en casi todos los animales enfermos, vitaminas del grupo B para reemplazar las que se pierden a causa de la anorexia y la diuresis y estimulan el apetito (Greene and Appel, 2006). Antipiréticos en los cuadros febriles con temperaturas superiores a 40°C, anticonvulsivos y sedantes en trastornos neurológicos, antiinflamatorios esteroides están indicados para controlar la neuritis óptica, y para signos de edema cerebral y en los últimos años se han difundido dos alternativas terapéuticas consistentes para estimular la respuesta inmune innata empleando agentes inmunomoduladores (Pinotti et al., 2013).

 

Inmunización  

La inmunización exitosa con la mayoría de las vacunas se puede lograr con un alto grado de confianza solo en cachorros seronegativos, o en cachorros con títulos de anticuerpos muy bajos, los anticuerpos maternos son adquiridos durante los primeros 2-3 días de vida y luego declina, con una vida media promedio de aproximadamente 9 a 10 días hay un período crítico donde los anticuerpos maternos ya no se encuentran presentes en cantidad suficiente para conferir protección pero el 90% de las crías de poblaciones vacunadas responden a las vacunas a las 12 semanas de edad (Nandi et al., 2010). La vacunación de perros se realiza generalmente con vacunas multivalentes, que contienen VMC, CPV, bacterina leptospira y virus de la rabia inactivado (Virus Muerto). CP V-2 monovalente también hay vacunas disponibles, algunas de las cuales contienen muy virus de alto título (107 DICT50) y ampliamente recomendado para vacunación inicial de los cachorros. aproximadamente el 60% de todos los cachorros que seroconvirtieron después de una sola vacunación a las 6 semanas de edad con una vacuna cpv monovalente de CPV o a las 8 semanas de edad con una vacuna multivalente a las 12 semanas de edad, otra aplicación se administra cuando todos los cachorros han recibido 2-3 inoculaciones en a esta edad, pero casi el 10% de los cachorros todavía no se habían seroconvertido, la principal razón por la que no respondieron fue la persistencia de niveles interferentes de anticuerpos maternos (WSAVA) (Day et al., 2010).

 

Efectos Adversos

Se asume que este efecto está asociado a la reacción inflamatoria localizada en el punto de inoculación, el cual puede ser más notorio en animales jóvenes y de razas pequeñas (Rubio et al., 2018). El evento adverso de la vacuna se define como cualquier efecto secundario indeseable o efecto no deseado (incluido el incumplimiento de inmunizar) asociado con la administración de un producto biológico autorizado (vacuna) (Welborn et al., 2011). El angioedema proceso agudo que se producen en perros y gatos donde se produce hinchazón de la cara, las orejas es uno de los eventos adversos más comunes observados y tratados en la práctica (Frana et al., 2008). En perros y gatos, angioedema posvacunación se cree que es el resultado de una hipersensibilidad de tipo 1, por la desgranulación de mastocitos mediada por IgE en la piel (Figura 3) (Moore et al., 2010). Potentes compuestos vasoactivos, como la histamina es un factor activador de plaquetas, leucotrienos y prostaglandina D2: causa la liberación de líquido en las siguientes capas bajas (más profundas) de piel dermis, mucosa y submucosa provocando el angioedema distinguido por urticaria, una alergia pruriginosa aguda (Welborn et al., 2011). 

 

El dolor en el momento de la vacunación puede estar asociado al lugar de aplicación de la vacuna, empleo de una aguja de calibre demasiado pequeño, y al pH o temperatura de la vacuna, entre otros factores, la formación de nódulos benignos en el punto de inoculación de la vacuna puede estar relacionada a la reacción inflamatoria local como consecuencia de la estimulación inmunológica del animal vacunado, pero también puede estar relacionada a reacciones de hipersensibilidad. Los granulomas en el punto de inoculación están asociados con frecuencia a los adyuvantes asociados a la vacuna, suelen ser estériles, no dolorosos y se resuelven en semanas a meses, la formación de abscesos en el punto de inoculación de la vacuna puede ocurrir como consecuencia de una contaminación de la vacuna empleada o una contaminación introducida en el momento de la vacunación e inmunosupresión se menciona que las vacunas de distemper canino a VVM (Virus Vivos Modificados) cuando se combinan con Adenovirus canino tipo 1 ó 2, pueden generar una inmunosupresión en el paciente vacunado. Esta inmunosupresión puede iniciarse tres días después de la vacunación y persistir por 7 a 10 días. Las vacunas de distemper canino recombinante no causan este efecto (Rubio et al., 2018).

Conclusiones

 

La respuesta de la vacuna a VMC y CPV es específica en cada individuo de acuerdo a la protección inmunitaria eficaz en la vacunación primaria depende principalmente del título inicial de anticuerpos maternos adquiridos por el neonato. Otros factores como la exposición ambiental, los programas de inmunización y la actividad del sistema inmunológico influyen en la duración de la inmunidad en perros adultos y la variabilidad encontrada refuerza la necesidad de determinar los niveles de inmunidad humoral individual para evaluar la eficacia de la vacuna.  

Nota. Además le sugerimos el poder leer y revisar las guías de vacunación del World Small Veterinary Association (WSAVA) y del American Animal Hospital Association (AAHA), en donde encontrará las guías de vacunaciones para perros y gatos.

www.wsava.org y www.aaha.org

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