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Leptospira y leptospirosis 
en perros.

PALABRAS CLAVE >  IMPROMUNE > quimioterapia > lomustina/ciclofosfamida

MVZ M en E Alejandro Sánchez Pacheco.

Gerente Técnico de MSD Salud Animal en México.

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Introducción

El género Leptospira está compuesto por especies patógenas y saprofitas. Las especies patógenas son los agentes causantes de la leptospirosis, una enfermedad zoonótica emergente que afecta a humanos y animales en todo el mundo, especialmente en países con climas tropicales y subtropicales, ya que las leptospiras prefieren un ambiente húmedo a temperaturas de 0° a 25 °C. Puede afectar a muchas especies, incluidos los animales domésticos y silvestres. Siendo informada en más de 160 especies de mamíferos, así como reptiles, anfibios, aves y especies marinas (Sykes et al., 2010; Hu et al., 2014; Bergmann et al., 2017; Cruz-Romero et al., 2018).

Leptospira

Leptospira spp. son bacterias espiroquetas aeróbicas obligadas, son muy móviles, delgadas, flexibles y filamentosas, formadas por finas espirales con extremos en forma de gancho. La taxonomía de Leptospira es compleja y puede resultar confusa. Tradicionalmente, Leptospira se dividió en dos grupos; las Leptospira patógenas se clasificaron como miembros de L. interrogans, y las Leptospira saprofitas se clasificaron como L. biflexa. Dentro de cada una de estas especies, se reconocieron serovares de Leptospira, con >, 200 serovares diferentes de Leptospira patógena identificados (según los antígenos de superficie) en todo el mundo. Los serovares a menudo se agrupan en serogrupos relacionados antigénicamente. 

 

Con el mayor uso de la información genómica para la clasificación de bacterias, se reorganizó el género Leptospira. Actualmente hay 21 genomoespecies reconocidas de leptospiras, que incluyen organismos patógenos, intermedios y no patógenos. Las leptospiras patógenas ahora se identifican en 9 especies de Leptospira (donde se incluye a L. interrogans y L. kirschneri), con 6 especies consideradas intermedias en patogenicidad y 6 no patógenas. Algunos de los patógenos leptospirales comunes de los animales domésticos ahora tienen diferentes nombres de especies. Por ejemplo, L. interrogans serovar Grippotyphosa ahora es L kirschneri serovar Grippotyphosa. La nomenclatura revisada ahora se refleja en la literatura científica pero no en las etiquetas de vacunas y productos farmacéuticos. Afortunadamente para los médicos, los nombres de serovariedades y serogrupos siguen siendo de uso común y son útiles cuando se habla de epidemiología, serología, características clínicas, tratamiento y prevención de la leptospirosis (Lunn, 2015). 

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Aunque se reconocen más de 250 serovares, un subconjunto de serovares de leptospiras prevalece dentro de una región o ecosistema particular y está asociado con uno o más hospedadores de mantenimiento, que sirven como reservorios de infección. 

 

Los hospedadores de mantenimiento son a menudo especies de vida silvestre y, a veces, animales domésticos y ganado. Cada serovar se comporta de manera diferente dentro de su especie hospedadora de mantenimiento que en otras especies hospedadoras incidentales. En el caso de los perros, si bien la infección se ha asociado más comúnmente con la presencia de anticuerpos contra los serogrupos Canicola e Icterohaemorrhagiae, ahora está claro que los perros son susceptibles a la infección con una amplia gama de serovares, por lo tanto, el reconocimiento de serovares tiene importancia epidemiológica (Goldstein, 2010; Sykes et al., 2011; Schuller et al., 2015).

Epidemiología

La leptospirosis se considera una enfermedad emergente debido a su mayor incidencia entre poblaciones como los perros domésticos en algunas regiones del mundo. Este cambio puede estar asociado al cambio climático, que favorece el aumento de la supervivencia de las leptospiras en el medio ambiente. El clima tropical, el agua estancada, el saneamiento deficiente y la proximidad a reservorios animales intensifican el carácter epidémico de la leptospirosis en los países en desarrollo (Latosinski et al., 2018). En México, L. interrogans se ha documentado en mamíferos terrestres silvestres. Se sabe que en Mexico existen 14 especies de roedores silvestres infectadas con Leptospira spp. (Tabla 1 ) (Rodriguez-Rojas et al., 2020).

Vías de infección

La excreción y contaminación del medio ambiente ocurre principalmente a través de la orina de animales infectados. A temperaturas consistentemente superiores a 18 °C, los suelos húmedos o el agua superficial pueden contaminarse con Leptospira durante semanas o meses en el verano y el otoño. Los hospedadores accidentales se infectan por contacto directo de las membranas mucosas o la piel lesionada con la orina de los animales infectados o por contacto indirecto con el suelo o con agua caliente estancada o que fluye lentamente, lo que favorece la supervivencia del patógeno. De igual forma es posible la infección indirecta a través de los alimentos y los lugares para dormir contaminados. Los pequeños roedores se consideran los huéspedes reservorios más importantes. Sin embargo, es probable que todas las especies conocidas de roedores, marsupiales o mamíferos, incluidos los humanos, puedan actuar como reservorios de Leptospira (Schuller et al., 2015; Bergmann et al., 2017). 

 

El período de incubación de la leptospirosis puede ser tan breve como unos pocos días, y los organismos se replican rápidamente en la sangre tan pronto como 1 día después de la infección antes de invadir los tejidos. El período de incubación en los estudios experimentales ha sido de 7 días, pero varía según la infección, dosis, cepa y respuesta inmune del huésped (Sykes et al., 2011).

Signos clínicos

Después de la penetración cutánea o mucosa, las Leptospira infecciosas se diseminan a través de la sangre, donde se multiplican y alcanzan tejidos diana como el hígado y los riñones (André-Fontaine, 2006). Hospedadores definitivos infectados con Leptospira spp. típicamente son asintomáticos, mientras que los hospedadores accidentales son los que pueden sufrir una amplia gama de manifestaciones clínicas como fiebre, daño renal y hepático, hemorragia sistémica y pulmonar(Francey et al., 2020). La fiebre se presenta al comienzo de la enfermedad y puede ir acompañada de escalofríos, sensibilidad muscular generalizada y desgana para moverse. Los perros que presentan insuficiencia renal aguda pueden mostrar poliuria, polidipsia, deshidratación, vómitos, diarrea, inapetencia, letargo o dolor abdominal o alguna combinación de estos signos. También puede ocurrir oliguria o anuria.

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Tabla 1. Algunas prevalencias de Leptospira en México.

Los perros pueden presentar signos de insuficiencia hepática, incluida ictericia. Otras manifestaciones de infección notificadas incluyen conjuntivitis, uveítis, y taquipnea o disnea debido al síndrome de dificultad respiratoria aguda o síndrome de hemorragia pulmonar por leptospiras (Sykes et al., 2011). Se cree que los signos clínicos están relacionados con diferentes serovares, área geográfica, patogenicidad e inmunidad del huésped (Lau et al., 2017).

Diagnóstico

Los métodos utilizados para el diagnóstico de leptospirosis incluyen la prueba de aglutinación microscópica (MAT), la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR) que detecta el ácido desoxirribonucleico (ADN) leptospiral, utilizando sangre durante la etapa aguda, u orina o biopsias de hígado / riñón en casos crónicos o en etapa tardía de la enfermedad aguda riñones y los kits de prueba de ensayo inmunoabsorbente ligado a enzimas (ELISA) (André-Fontaine, 2006; Lau et al., 2017; Latosinski et al., 2018).

 

A pesar de las marcadas limitaciones, la MAT es la prueba diagnóstica más utilizada para la leptospirosis aguda. El MAT tiene limitaciones marcadas con respecto a la sensibilidad, especificidad y repetibilidad, especialmente si se interpretan títulos únicos, más sin embargo, la sensibilidad de la MAT se puede mejorar en gran medida cuando se interpretan    títulos pareados. La interpretación también depende de tomar en cuenta si el perro ha sido previamente vacunado, los perros no infectados vacunados con vacunas antileptospirales de células enteras bivalentes o tetravalentes pueden tener títulos posvacunales de 1: 6400 o más para los serovares vacunales y no vacunales. (Schuller et al., 2015)

 

La reactividad de MAT a un serovar sugiere exposición a un serovar que pertenece al serogrupo correspondiente (pero no necesariamente al serovar probado). Adicionalmente, el serogrupo con el título más alto de MAT puede variar con el tiempo, lo que indica que la MAT no predice de forma fiable el serogrupo infectante en animales con infección aguda. El MAT tampoco proporciona ninguna información sobre si un animal es portador o no, ya que los títulos de anticuerpos pueden ser bajos en animales con infección crónica. Schuller et al., 2015)

Tratamiento

La leptospirosis aguda se trata con antibióticos para controlar la infección y con fluidoterapia para controlar las alteraciones electrolíticas que siguen a la insuficiencia renal aguda. Los perros afectados generalmente se recuperarán si el tratamiento se inicia lo suficientemente temprano. Durante la etapa aguda de la enfermedad, algunas bacterias son intracelulares, escapando así de los efectos del antibiótico. Algunas semanas después, estos pueden volver a multiplicarse, aunque solo a un nivel bajo, debido a la respuesta serológica del animal; no obstante, pueden producirse lesiones moderadas en el hígado o los riñones, que pueden conducir a trastornos crónicos. Por tanto, es necesario continuar con el tratamiento antibiótico durante varias semanas. Sin embargo, cuando las lesiones tisulares ya son pronunciadas (por ejemplo, fibrosis hepática), los antibióticos no mostrarán el efecto deseado (André-Fontaine, 2006).

 

La doxiciclina parece ser el fármaco de elección para eliminar el organismo de los tejidos. Por lo tanto, cuando se sospecha la enfermedad, si se pueden administrar medicamentos orales, entonces se puede usar doxiciclina o amoxicilina (20 a 30 mg / kg cada 6 a 8 horas) en ese momento. La ampicilina (20 mg / kg IV cada 6 h, con reducción de la dosis para perros azotémicos) o la amoxicilina, si están disponibles para uso intravenoso (22 mg / kg cada 12 horas), se prefieren para los perros a los que no se les pueden administrar fármacos por vía oral inicialmente. La doxiciclina (5 mg / kg por vía oral cada 12 horas o 10 mg/kg cada 24 horas durante 2 a 3 semanas) es el fármaco de elección para eliminar el organismo del tejido o eliminar el estado de portador. El tratamiento no debe demorarse en espera de los resultados de las pruebas de diagnóstico de leptospirosis (Goldstein, 2010; Sykes et al., 2011; Schuller et al., 2015).

 

Prevención

Idealmente, la prevención debería comenzar limitando el contacto de los perros con los reservorios de la enfermedad, así como evitar posibles fuentes de infección (contacto con agua estancada). Por supuesto, es más fácil decirlo que hacerlo, dado el estrecho contacto de las mascotas con los animales salvajes, incluidos los roedores, incluso en las zonas urbanas. Las vacunas que contienen Leptospira spp. son consideradas como no esenciales, debido a que dependerá del estilo de vida del perro, sin embargo, la cantidad de perros que nunca tienen acceso a la vida silvestre, fuentes de agua ambientales y áreas potencialmente contaminadas es probablemente muy pequeña, incluidos los perros con vida urbana, motivo por el que todos los perros "en riesgo" deben vacunarse con regularidad, ya que la leptospirosis es una enfermedad zoonótica y la enfermedad en los perros puede ser grave y mortal si no se trata. Por lo tanto, la vacunación es la medida más importante para proteger contra la leptospirosis en perros. También reduce la excreción de Leptospira en la orina, lo que significa que se puede contener su propagación. Para inducir la protección más completa posible, se deben usar vacunas  que contengan serovares de los serogrupos relevantes en la región. Las vacunas tetravalentes que protegen contra los serovares de los serogrupos Canicola, Icterohaemorrhagiae, Grippotyphosa y Australis están disponibles (André-Fontaine, 2006; Goldstein, 2010; Bergmann et al., 2017). 

 

Se ha introducido una vacuna tetravalente antileptospiral conocida como Novibac®L4 (en otros países Nobivac Lepto 6, MSD Animal Health), una vacuna de células enteras muertas que incluye serovares de los serogrupos Australis y Grippotyphosa además de los serogrupos Canicola e Icterohaemorrhagiae. El efecto protector de esta vacuna fue evaluado en un estudio retrospectivo durante un período de 7 años (2011-2017) en perros con lesión renal aguda, donde se asoció fuertemente estar vacunado con Novibac®L4 con una menor probabilidad de ser diagnosticado con leptospirosis en comparación con los perros no vacunados (Francey et al., 2020). Novibac®L4, induce inmunidad preventiva tres semanas después de un esquema de vacunación básico de dos dosis, ayuda en la prevención de la enfermedad y mortalidad causadas por  6 serovares de los serogrupos incluidos en la composición de la vacuna durante 12 meses, además de prevención de leptospiruria (eliminación de Leptospira en orina). Se recomienda la aplicación de 2 dosis, la primera entre la 6a y la 9a semana de vida y la segunda 4 semanas después. La revacunación será anual. 

En perros adultos con esquemas bivalentes se recomienda la aplicación del mismo esquema de dos aplicaciones iniciales con 4 semanas de intervalo y posteriormente una dosis cada año, misma situación que deberá ocurrir con perros que han retrasado la vacunación por más de 18 meses.

 

Sin duda, la disminución en la presentación de leptospirosis canina con biológicos bivalentes ha resultado exitosa, sin embargo en aquellos sitios en donde se presentan un aumento en los casos debemos de buscar conocer las serogrupos presentes en la región para elegir la vacuna que nos permita una mayor protección de los perros.

Referencias

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