Linfoma asociado a Leucemia
Viral Felina.
PALABRAS CLAVE > Linfoma > Leucemia > LeVF > Quimioterapia >
Cáncer > Gatos
¹MVZ Arel Yahir Mata Olalde
²MVZ Esp. PhD Alejandro Cervantes Arias
¹Estancia en Hospital Veterinario de Especialidades – UNAM.
²Responsable del área de Oncología Clínica del Hospital Veterinario de Especialidades – UNAM. a.cervantes@unam.mx
Introducción
El linfoma o linfosarcoma se considera un grupo de neoplasias cuyo origen proviene de células linforeticulares. Además de poder crecer en cualquier tejido linfoide, pueden encontrarse prácticamente en cualquier tejido del organismo.1
El linfoma en gatos puede clasificarse según su localización anatómica, tipo celular y curso de la enfermedad. La principal forma de presentación en gatos es la alimentaria/gastrointestinal representando el 50-55% de los tumores intestinales.1,2 La presentación mediastínica comúnmente se encuentra asociada el virus de la leucemia viral felina (FeLV) y las presentaciones en linfonodos periféricos pueden afectar un único linfonodo, una región de linfonodos o ser multicéntrica.1
Otra clasificación del linfoma incluye la presentación extranodal, la cual se puede subclasificar en renal, de sistema nervioso central (SNC), cutánea, oftálmica y nasal, entre otras. La presentación nasal es la más común con 67% de los casos.2
Los signos clínicos son variados y dependerán de la localización del linfoma, aunque estos pueden ser inespecíficos (Tabla 1).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) presenta el siguiente cuadro para la estadificación del linfoma felino (Tabla 2):
Tabla 1. Signos clínicos asociados al sitio de presentación del linfoma en gatos.3,4
Para el diagnóstico de linfoma es necesario iniciar con un hemograma, bioquímica sérica, urianálisis y una prueba para retrovirales (FeLV/FIV). Esto nos permiti-rá evaluar el estado de salud general de nuestro paciente así como detectar algunos posibles órganos afectados. El uso de estudios de imagen nos permitirá localizar la extensión de la afección y determinar, dependiendo del caso, si es posible realizar una resección quirúrgi-ca. La citología y/o histopatología nos darán el diag-nóstico, sin embargo, en algunos casos será importante realizar pruebas que nos permitan obtener más datos sobre la neoplasia como son la inmunohistoquímica, la citometría de flujo y pruebas moleculares para evaluar clonalidad como la PCR para rearreglos de antígenos receptores de genes (PARR). Estas pruebas nos podrían dar mayor información acerca del pronóstico y servirán para poder establecer futuros tratamientos específicos para algunos casos en particular.1
El tratamiento para la casi todas las distintas presenta-ciones de linfoma se basa, en la mayoría de los casos, en la combinación de fármacos como doxorrubicina, vincristina, ciclofosfamida, L-asparaginasa, lomustina y prednisolona/prednisona, siendo las combinaciones más efectivas las utilizadas en el protocolo Madison-Wisconsin (Tabla 3) y el protocolo COP (Tabla4).1 Es importante mencionar que antes de elegir un protoco-lo terapéutico se debe evaluar si el paciente es candi-dato a recibir quimioterapia y si es una presentación de linfoma que se pueda beneficiar de alguno de estos protocolos. Por ejemplo, en algunas presentaciones de linfoma, como el intestinal de células pequeñas se puede elegir otro protocolo con clorambucilo.5
Tabla 4 . Protocolo COP 1
Se consideran factores pronósticos negativos los si-guientes:
Respuesta parcial o no respuesta al tratamiento, pre-sencia de signos clínicos, positividad a FeLV o FIV y presentación de estadios avanzados.4
Desarrollo
A continuación desarrollaremos los aspectos básicos y fundamentales para lograr comprender la fisiopatología, el abordaje diagnóstico y el tratamiento adecuado del linfoma asociado al virus de la leucemia viral felina.
Tabla 2 . Sistema de estadiaje clínico para Linfoma felino de la OMS.1
Tabla 3 . Protocolo CHOP
Epidemiología, etiología e incidencia
El linfoma es la neoplasia maligna más común en gatos, representando el 30% de las neoplasias en esta especie. Históricamente se ha relacionado el virus de la leucemia viral felina (FeLV) con una alta tasa de mortalidad en gatos. La presencia de este virus se ha visto relacionada con el desarrollo de linfoma a edades tempranas, y además se ha propuesto que aproximadamente un tercio de las muertes asociadas a tumores en gatos se encuentran relacionadas con la infección por este virus al causar anemia e infecciones secundarias debido a la inmunosupresión.6
La incidencia del FeLV ha disminuido considerablemente con los años, siendo notable que la época durante los años 60´s a 80´s se llega a conocer como “ la era FeLV” en donde se consideraba que entre el 60 - 80% del los linfomas felinos eran provocados por la infección de este virus.1,7 Actualmente la incidencia del FeLV ha disminuido considerablemente desde la introducción de la vacuna contra el FeLV en 1985, y junto con ello también ha bajado la incidencia de linfomas asociados a la infección con este virus.8 En 2003, en Estados Unidos de Norteamérica y en 2012, en Alemania se reportó que solo el 15% y el 13% de los linfomas, respectivamente, se encontraban relacionados con este virus.9
La infección con el FeLV se ha relacionado con el desarrollo de linfoma mediastínico, afectando ya sea el timo, los linfonodos mediastínicos o esternales, y linfoma multicéntrico sobre todo en animales jóvenes (4 a 6 años de edad).7,8 Esta presentación de linfoma, generalmente se relaciona con la proliferación de linfocitos T, sin embargo, a diferencia de los perros, la presentación mediastínica en gatos en raras ocasiones cursa con hipercalcemia.1 Se cree que la razón por la que se desarrolla linfoma tímico es debido a que la replicación viral en los gatitos que se infectan a edades tempranas se da en el timo mientras que muchos de los gatos que se infectan siendo adultos desarrollan una infección autolimitante en la que pueden permanecer con el virus latente sin desarrollar signos clínicos, casos en los cuales no se detectará el virus en la circulación.7 Se ha considerado que los gatos que presentan una viremia persistente de 5 a 17 meses son más propensos a desarrollar linfoma, y se ha documentado que alrededor del 25% de estos pacientes lo hará.4,10 Los gatos identificados como FeLV positivos tienen aproximadamente 60 veces más probabilidades de desarrollar linfoma.4
El FeLV es un retrovirus por lo que utiliza las cadenas de ADN del hospedador para replicarse, esto es un factor vital en la oncogénesis, ya que durante su replicación estimula la conversión del proto-oncogen myc a oncogen provocando la proliferación descontrolada de células.6 Este virus puede clasificarse en tres subgrupos, A, B y C, de los cuales los subgrupos A y B se encuentran altamente relacionados con el desarrollo de linfoma en gatos.3 En estos subgrupos se han identificado secuencias de oncogenes que son introducidos en las células del hospedero. Uno de estos genes es el flit-1, el cual parece tener un rol importante en el desarrollo de linfomas tímicos.6
Diagnóstico
El diagnóstico del FeLV se realiza principalmente por medio de una prueba de ELISA en la que se detecta la proteína p27 del virus en el suero o por inmunofluorescencia detectando antígenos virales. A pesar de que la prevalencia del FeLV ha disminuido, se han realizado estudios en los que se han encontrado provirus en gatos con linfoma que previamente habían sido identificados como FeLV negativos mediante la prueba de ELISA.10 Si bien existen estudios contradictorios en los que no se encontró presencia del provirus al realizar PCR en gatos negativos mediante ELISA, la posibilidad de detectar gatos con enfermedad latente permite reiterar la importancia de este virus y el desarrollo de linfoma.8 Interesantemente, se considera que en aquellos pacientes con linfoma que han sido diagnosticados por ELISA como negativos al FeLV podría ser posible que el virus sea el desencadénate del desarrollo del tumor induciendo un clon celular maligno pero, a su vez, no incluirse en el genoma y por lo tanto eliminarse mientras la neoplasia continúa creciendo. Así mismo, la infección podría estar presente en otras células sin haberse detectado e inducir oncogénesis por la liberación de citocinas o la estimulación inmunológica crónica.11
Tratamiento
Para el tratamiento puede utilizarse el protocolo COP o Madison-Wisconsin, con los cuales según un estudio publicado en 2014 se obtuvieron remisiones completas en el 61.5% y 66.7% de los casos, respectivamente y se obtuvo tiempo medio de sobrevida de 373 días.8
Las células de linfoma son sensibles a la radiación, por lo que se considera una buena opción cuando se encuentran linfomas localizados como el mediastínico, nasal, espinal, e intracraneal. Sin embargo, cuando se presentan FeLV positivos se corre el riesgo de desarrollar linfoma sistémico, por lo que se recomendaría utilizar un protocolo quimioterapéutico multimodal en combinación con la radioterapia semanalmente por 6 semanas.4
Conclusión
A pesar de que la relación entre el desarrollo de linfoma debido a la infección con el FeLV ha disminuido con el tiempo desde la aparición de la vacuna para FeLV, es importante recalcar que dependerá de la cultura de cada país en cuanto a la medicina preventiva y el estilo de vida que llevan sus gatos para determinar esta relación. Lo anterior se puede demostrar comparando los estudios en donde se observó una relación de solo el 15% en Estados Unidos en 2003 y del 13% en Alemania en 2012, mientras que en Brasil, en 2019 se observó una relación del 56.6%, siendo un país en donde la vacunación no se ha difundido a la par de los países antes mencionados.9 En relación a lo anterior, en México, si bien no se ha realizado algún estudio sobre la prevalencia actual del FeLV, es muy probable que se obtengan resultados similares a los de Brasil, siendo que no tenemos una cultura de medicina preventiva para gatos. Además, en la mayoría de los hogares, los gatos suelen pasar la mayoría del tiempo fuera de casa e incluso regresar días después, lo que aumenta las probabilidades de infección tanto en animales jóvenes como en adultos que podrían presentar la infección latente aumentando así el numero de casos de linfoma.
Es importante recalcar la importancia del diagnóstico ya que, si bien el realizar una prueba diagnóstica como ELISA es confiable, el obtener un resultado negativo no nos asegura el que el gato se encuentre libre de la infección, por lo que el realizar PCR podría ayudarnos a entender mejor la prevalencia de esta enfermedad y nosotros poder proporcionar a los propietarios la mayor información posible. Esto también ayudará a futuro para la prevención al tener datos que nos permitan justificar programas de medicina preventiva y poder mejorar así la calidad de vida de nuestros pacientes.
El diagnóstico temprano de la infección por el FeLV nos permitirá hablar con el propietario sobre la expectativa de vida de su gato, pero aun más importante poder iniciar un tratamiento de forma oportuna en aquellos pacientes que lo requieran, mejorando así su tiempo de sobrevida.
Realizar un diagnóstico adecuado, en estadios tempranos y con pruebas que nos permitan determinar el origen de este tipo de neoplasias nos permitirá establecer tratamientos específicos como la inmunoterapia o la administración de fármacos adyuvantes como la atorvastatina, la cual se ha usado en conjunto al protocolo COP en un reporte de caso clínico, obteniendo resultados prometedores.12
Si bien en México será difícil cambiar la mentalidad de las personas de manera abrupta, el iniciar realizando el diagnóstico de manera oportuna ayudará a que los propietarios sean más conscientes acerca del estado de salud de su gato, se interesen en los manejos de medicina preventiva y poco a poco podremos cambiar nuestra situación actual.
Referencias
-
Vail DM, Pinkerton ME, Young KM. (2013). Hematopoietic Tumors. En Small Animal Clinical Oncology, 5th edition (608-678). Missouri: Elsevier.
-
Valli VE, Bienzle D, Meuten DJ. (2017). Tumors of the Hemolymphatic System. En Tumors in Domestic Animals, 5th edition (203-321). Iowa: John Wiley and sons.
-
Argyle DJ, Saba C, Paolini MC. (2008). Feline Lymphoma and Leukemia. En Decision Making in Small Animal Oncology (197-209). Iowa: Wiley-Blackwell.
-
Ettinger SN. (2003). Principles of treatment for feline lymphoma. Clin Tech Small Anim Pract, 18, 98-102.
-
Moore PF, Rodriguez-Bertos A, Kass PH. (2012). Feline gastrointestinal lymphoma: mucosal architecture, immunophenotype, and molecular clonality. Vet Pathol, 49, 658-668.
-
Hartman K. (2011). Clinical aspects of feline immunodeficiency and feline leukemia virus infection. Vet Immunol Immunopathol, 143, 190-201.
-
Stützer B, Simon K, Lutz H, Majzoub M, Hermanns W, Hirschberger J, Sauter-Louis C, Hartmann K. (2011). Incidence of persistent viraemia and latent feline leukaemia virus infection in cats with lymphoma. J Feline Med Surg, 13, 81-87.
-
Fabrizio F, Calam AE, Dobson JM, Middleton SA, Murphy S, Taylor SS, Schwartz A, Stell AJ. (2014). Feline mediastinal lymphoma: a retrospective study of signalment, retroviral status, response to chemotherapy and prognostic indicators. J Feline Med Surg, 16, 637-644.
-
Cristo TG, Biezus G, Noronha LF, Pereira LHHS, Withoeft JA, Furlan LV, Costa LS, Traverso SD, Casagrande RA. (2019). Feline Lymphoma and a High Correlation with Feline Leukaemia Virus Infection in Brazil. J Comp Pathol, 166, 20-28.
-
Gabor LJ, Jackson ML, Trask B, Malik R, Canfield PJ. (2001). Feline leukaemia virus status of Australian cats with lymphosarcoma. Aust Vet J, 79, 476-481.
-
Sykes, J. E., & Hartmann, K. (2013). Feline Leukemia Virus Infection. In Canine and Feline Infectious Diseases (pp. 224-238). Elsevier Inc. https://doi.org/10.1016/B978-1-4377-0795-3.00022-3
-
Hermo GA, Farina HG, Alonso DF, Gomez DE. (2011). Effect of atorvastatin in a case of feline multicentric lymphoma - Case report. Acta Vet Hung, 59, 69-76.