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Año XX. Edición 119. Septiembre Octubre 2023

 

Manejo etológico del gato en la consulta veterinaria

PALABRAS CLAVE: > Gatos > Manejo etológico > Respuesta de miedo > Entorno controlado > triptofano
 

Dra, Marina Snitcofsky¹

MV Antonella Tomassini Abaurrea²

¹Veterinaria y Doctora en Cs. Veterinarias (UBA),

Diplomada en Etologìa Clìnica (CLEVe y CEMV)

Especialista en Etologìa (CPMV)

marinaveterinaria@gmail.com

²Consultoría Científica en Holliday-Scott

atomassini@holliday.com.ar

 
 
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Introducción

El gato en la camilla: comportamiento de defensa en la clínica diaria

A menudo los veterinarios se enfrentan a la situación de intentar revisar o aplicar alguna maniobra clínica sobre un felino que despliega comportamientos defensivos en su consultorio.

En los felinos domésticos, ciertos estímulos que se asemejen a la presencia de un predador, de un competidor o situaciones peligrosas del entorno (ambiente novedoso, dolor, incomodidad, olores o ruidos fuertes, etc.) podrán disparar alguna de las respuestas defensivas. 

Miedo innato, miedo aprendido

Existe una respuesta innata de miedo en los felinos ante la exposición a un posible predador, competidor, o ante la exposición a un ambiente novedoso. Sin embargo el comportamiento defensivo también tiene un componente aprendido, cuya memoria se forma y almacena principalmente en la amígdala y sus conexiones con el hipocampo, llamado miedo condicionado. Esta memoria aversiva se forma ante situaciones desagradables, dolorosas o que le generan miedo al individuo víctima, quien las asociará con el contexto de presentación original (por ejemplo la visita al consultorio del veterinario si es que allí ha tenido una experiencia traumática). El miedo condicionado o aprendido es la base neurobiológica del llamado estrés post-traumático, donde el individuo evoca la emoción original toda vez que es expuesto al mismo contexto, o a un contexto muy semejante. 

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Signos clínicos de la respuesta defensiva o de miedo

Las manifestaciones que acompañan al miedo se basan primordialmente en la activación autonómica (principalmente del simpático) y neuroendócrina, generando una respuesta fisiológica de estrés agudo que comprende:

Signos físicos

  • Taquicardia, taquipnea, midriasis, sudoración palmar/plantar, piloerección, salivación, micción, defecación, síncope (por reflejo vago-vagal), secreción perianal.  

Signos comportamentales

  • Excitación, hipermotricidad, hipervigilancia, hiperreactividad, agresión defensiva, inmovilización, evitación, escape.

Manejo etológico del felino en la consulta clínica diaria

A) Estrategias de prevención: en la primera consulta del gatito o juvenil se pueden implementar algunas pautas que ayudarán a prevenir situaciones peligrosas futuras:

a) Todo felino debería estar habituado al transportador, a través de las siguientes técnicas:

• Colocar la caja con la puerta abierta en la zona de aislamiento (descanso, escondite) del gato.

• Estimular el ingreso con alimento apetitoso dentro de la caja,  juguetes o hierbas atrayentes.

• Colocar dentro de la caja transportadora feromonas sintéticas en spray.

• Colocar material mullido (almohadón o manta), fomentando que el gato lo utilice para dormir.

• Cuando el gato se meta espontáneamente dentro de la caja, jugarle a través de las aberturas con algún juguete colgante y/o premiarlo con un bocado (refuerzo positivo).

b) Todo felino debería estar habituado a salir a la calle (dentro de un bolso/canasta/jaula/transportador). Realizar “paseos” frecuentes con el gatito o juvenil con los elementos de control descriptos, por zonas y en horarios tranquilos (pocos transeúntes, pocos vehículos, pocos perros).

c) Todo felino debería estar habituado a viajar en automóvil. Realizar “paseos” frecuentes en automóvil con el gatito o juvenil, en brazos o con los elementos de control descriptos, ignorando aquellas reacciones de miedo o de llamada de atención (maullidos, excitación) para no reforzar dichas conductas, y gratificando el comportamiento tranquilo.

d) Todo felino debería estar habituado a las visitas al consultorio del veterinario. Aprovechar durante los controles pediátricos frecuentes (control de peso, desparasitación, refuerzos de vacunas) cuando el animal esté en la camilla, hacerlo jugar o premiarlo con un bocado apetitoso, antes, durante y después de la revisación o el tratamiento.

e) Todo felino debería estar habituado a maniobras semiológicas y de sujeción de rutina. Realizar habituación gradual a la manipulación de los miembros (incluyendo las falanges, aprovechando la rutina de onicotomía que el propietario puede realizar con regularidad), pabellones auriculares, palpación abdominal, sujeción en brazos y por el pliegue de piel de la nuca.

B) Estrategias de manejo: En el felino adulto que no ha recibido una correcta habituación como las antes descriptas, se puede disminuir la aparición de miedo y sus comportamientos defensivos asociados, o bien realizar maniobras de sujeción con mínimo riesgo, a través de las siguientes estrategias: 

1) Preparación previa del paciente

a) Si el gato tiene antecedentes de agresión defensiva, es conveniente administrar previamente por vía oral fármacos con efecto ansiolítico o tranquilizante al menos 2 horas antes de la consulta (siempre es conveniente realizar una prueba farmacológica previa ya que todos tienen bastante idiosincrasia de respuesta y potencialmente pueden tener efecto paradojal), como por ejemplo:

• Neurolépticos: acepromacina 0,025 mg/kg, haloperidol 0.15-0.2 mg/kg o levomepromacina 0,5-3 mg/kg.

• Benzodiacepinas: alprazolam 0,05-0,25 mg/kg, clonazepam 0,1-0,5 mg/kg, clorazepato dipotásico 0,5-1 mg/kg o diazepam 0.2-0.4 mg/kg.

• Antidepresivos con acción sedativa a altas dosis: trazodona 50 mg totales.

• Gabapentinoides como gabapentina 10 a 20mg/kg o 50-100 mg totales, o pregabalina 5-10 mg/kg o 25-50 mg totales (3 horas antes).

Incluso en ocasiones es necesaria la combinación de dos o más de los fármacos mencionados.

b) Si el gato no tiene antecedentes de agresión defensiva, puede ayudar a mejorar su experiencia en la consulta la administración de nutracéuticos con efecto ansiolítico y relajante como triptófano, L-teanina o alfa-cazocepina, o de fitoterápicos también con efectos ansiolíticos como la valeriana, camomila o pasiflora. 

2) Preparación del entorno

a) En domicilio: Si se tiene la oportunidad y el caso lo permite, y sólo si el felino no tiene antecedentes de presentación de agresión territorial a extraños que entran a la casa, se podrá realizar la consulta en su domicilio, teniendo en cuenta los siguientes puntos:

• Que el tutor aisle previamente al animal en una habitación de la casa de tamaño reducido y sin mobiliario donde el gato pueda esconderse.

• De ser posible, que el tutor lo haga entrar en una caja de transporte, o bien lo tenga en brazos o en decúbito esternal sobre una superficie blanda (sillón, cama) sosteniéndolo con firmeza pero sin forzarlo, con ambas manos, haciendo una leve presión sobre la grupa y sobre la cruz (o tomándolo suavemente del pliegue nucal en el caso de que el felino esté habituado a esa maniobra, sin buscar inmovilizarlo ni levantarlo en el aire).

• Rociar el mobiliario circundante con feromonas sintéticas con efecto apaciguador análogas a la fracción F3 de las feromonas faciales.

b) En consultorio: Si en cambio las maniobras semiológicas o terapéuticas no pueden ser realizadas en el domicilio, o bien el gato presenta agresión territorial, se lo debe transportar al consultorio, considerando: 

Antes de salir de la casa:

• Rociar el interior de la transportadora con feromonas sintéticas con  efecto apaciguador análogas a la fracción F3 de las feromonas faciales, y/o utilizar hierbas atrayentes como el catnip.

• Orientar al gato hacia la transportadora con estímulos agradables (alimento, juego, caricias, hierbas atrayentes), sin forzarlo. 

• Cubrir la transportadora con una toalla o manta para disminuir los estímulos visuales de la calle, el auto y el consultorio.

Preparación del consultorio: La situación ideal seria tener un consultorio exclusivo para felinos, o por lo menos que en el recorrido para entrar al consultorio, el paciente no se cruce con otros animales (sala de espera exclusiva o doble circulación, mamparas, biombos, etc). 

• Eliminar feromonas de alarma de previos pacientes, limpiando la camilla y elementos utilizados con detergente enzimático, luego peróxido de hidrógeno o agua oxigenada (H2O2) y por último alcohol 96º, dejando este sin enjuagar para que se evapore. Del mismo modo lavarse las manos con jabón o detergente y luego de enjuagar, pasarse alcohol. 

• Aplicar spray de feromonas sintéticas (análogas a la fracción F3 de las feromonas faciales) sobre la camilla y alrededores. Si estuvieran disponibles las feromonas sintéticas análogas a las de reconocimiento (fracción F4), rociarse las manos, brazos y torso. O colocar un difusor de feromonas sintéticas análogas a las feromonas de apaciguamiento felino (perimamarias). 

• Minimizar el ruido, utilizar luz cálida en lugar de luz blanca, bloquear acceso a bajomesadas o muebles, cerrar bien puertas y ventanas, minimizar el número de personas presentes (no más que el médico actuante, un auxiliar y uno de los propietarios).

• Tener preparados elementos de refuerzo positivo y/o distractores (juguetes con catnip, alimento gustoso, juguetes colgantes) y elementos de control que podrían ser necesarios (manta o toalla, bozal para gatos o máscara, cepo). 

• Utilizar una superficie cálida y antideslizante, fácil de limpiar (como un “mat” de goma Eva) y/o colocar la manta que trae desde la casa, sobre la camilla. 

Manejo en el consultorio: una vez que la caja transportadora es colocada sobre la camilla, abrir la puerta y alejarse lo más posible permitiendo que el gato explore libremente, sin forzarlo a salir, mientras, por ejemplo, se realiza la anamnesis. Si el animal se encuentra inhibido adentro de la transportadora, que el propietario desarme el techo de la misma y lo retire, reemplazándolo por una manta (propia, que haya traido de su vivienda). Para acercarse y tomar contacto con el paciente, se debe observar su postura y su comportamiento para decidir como actuar. Si el gato ya presenta signos de miedo, el manejo será diferente según el tipo de reacción de defensa, intentando evitar la agresión defensiva, redirigiendo la respuesta de escape y aprovechando la de inmovilización. En cualquiera de los casos se buscará un método de sujeción física segura para realizar luego una sujeción química o sedación.

A Si el gato presenta una reacción de inmovilización, sin vocalizaciones de amenaza; la aproximación debe ser gradual, con paso lento pero regular, sin emitir sonidos o hablando con voz muy suave, rodeándolo y llegando a su lado desde atrás, para poder sujetarlo. Nunca acercarse de frente ni en forma brusca, porque si el animal se encuentra acorralado intentará defenderse mordiendo o arañando.

B Si el gato intenta huir (por ej. salta de la camilla), intentar redirigirlo hacia la transportadora (se puede utilizar incluso un “túnel”). 

C Si el gato presenta signos de agresión (amenza con bufidos, gruñidos, o lanza zarpazos o trata de morder), acercarse desde atrás con una manta o toalla, cubriendo las manos con ella, para envolverlo y poder administrarle un sedante, tranquilizante o anestésico intramuscular para realizar una sujeción química. 

 

Conclusiones

Conocer las manifestaciones y la base neurofisiológica de los comportamientos de defensa de los felinos, permiten prevenir y manejar aquellas situaciones potencialmente peligrosas tanto para el paciente como para el veterinario actuante y el entorno, que pueden presentarse en la clínica diaria. 

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Figura 1
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