

Año XXII. Edición 129. Junio Julio 2025
Melanoma renal metastásico en un canino: Reporte de caso.
PALABRAS CLAVE: Melanoma renal metastásico > tumor > hidronefrosis > azotemia > hidrouréter
Gedler Bocaranda Rodrigo Andrés

Anamnesis y examen clínico
Se trata de un paciente canino, macho castrado, de raza schnauzer miniatura y 12 años de edad, con historia de pérdida ponderal de aproximadamente 2 meses de evolución. La tutora reportó como antecedente la remoción quirúrgica (5 meses antes) de una masa cutánea en la región costal derecha, con diagnóstico histopatológico de melanocitoma. En el examen físico general, se evidenció condición corporal baja (4/9). No se palparon linfadenomegalias y las constantes fisiológicas se encontraron dentro de rangos de referencia.
Métodos de aproximación diagnóstica
En el hemograma los valores no mostraron las alteraciones. La química sanguínea evidenció azotemia leve (creatinina 2.1 mg/dL y BUN 40 mg/dL) asociada a probable disminución de la tasa de filtración glomerular. En el ultrasonido abdominal se observó una lesión focal en el polo caudal del riñón izquierdo, de bordes irregulares (Figura 1). De igual manera, se evidenció hidronefrosis moderada, sin evidencia de hidrouréter ipsilateral (Figura 2). No se observaron alteraciones ecográficas en el resto de vísceras abdominales. Las radiografías torácicas y de vértebras lumbares fueron compatibles con la normalidad.

Diagnóstico diferencial y definitivo
Se consideró el carcinoma renal como un posible diagnóstico diferencial. Se propuso a la tutora la opción de realizar punción ecoguiada de la lesión, o de llevar a cabo una laparotomía exploratoria. La misma optó por la punción como abordaje inicial, por ser una técnica menos invasiva. Al realizar el aspirado, la muestra obtenida fue de color café negruzco, razón por la cual se incluyó en la lista de diferenciales una posible metástasis renal del melanoma, tomando en cuenta el historial del paciente. El análisis citológico del material aspirado fue altamente sugerente de melanoma.
Se procedió entonces a realizar laparotomía exploratoria para la extracción del riñón afectado. Durante la cirugía, se extirpó el riñón izquierdo (Figuras 3 y 4) y el uréter ipsilateral (nefroureterectomía). Al mismo tiempo se tomó una muestra del tejido adiposo perirrenal, ya que se observaron áreas hemorrágicas durante la exploración. Todas las muestras fueron enviadas a análisis histopatológico. El diagnóstico definitivo fue de melanoma renal con invasión a uréter y tejidos perirrenales. Estas alteraciones pueden observarse con detalle en las microfotografías mostradas en las figuras 5, 6 y 7.

Figura 1. Tumor renal en polo caudal del riñon izquiero ( corte sagital )

Figura 2. Hidronefrosis izquierda moderada ( corte longitudinal ).

Figura 3. Nótese la masa pigmentada en el polo caudal del riñon, deformado discretamente su cápsula.

Figura 5. Masa tumoral (melanoma) comprimiendo el parénquima renal. Puede apreciarse en la parte superior el tejido del riñón que resulta desplazado y comprimido por el crecimiento del melanoma en la parte inferior. Nótese que hay una delimitación y una cápsula de escasa definición en el melanoma (flecha negra). Algunas células del tumor muestran melanina. Hay una zona de necrosis en el tumor que está señalada (flecha blanca). H&E. 100 x. Barra 100 µm.
Tratamiento y Evolución
Luego de la cirugía, el paciente se mantuvo monitoreado durante un día en hospitalización, para suministrarle fluidoterapia intravenosa de mantenimiento (60 ml/kg en 24 horas), manejo analgésico (buprenorfina 0.008 mg/kg IV TID) y antibiótico (ampicilina 15 mg/kg IV BID). El paciente fue dado de alta al día siguiente, con indicaciones de: robenacoxib (1 mg/kg PO SID durante 4 días), cefalexina (15 mg/kg PO BID durante 7 días), cannabinoides (CBD + THC 0.3% a 1 mg/kg PO BID por tiempo indefinido), Ipakitine ® (lactosa, carbonato de calcio y chitosán: 1 cucharada PO BID por tiempo indefinido) y dieta de soporte renal. Se sugirió seguir dichas indicaciones hasta acudir a evaluación oncológica.

Figura 4. Riñón y tumor renal en corte longitudinal. Es evidente la severa alteración de la arquitectura del órgano y la intensa pigmentación de la lesión.

Figura 6. Urotelio de uréteres. Se aprecia en el lumen varias células tumorales exfoliadas (flecha negra). También hay células del urotelio que han fagocitado el pigmento (flecha blanca). H&E. 400x. Barra 50 µm.

Figura 7. Tejido adiposo perirrenal. Se aprecia en la parte superior la masa tumoral del melanoma en expansión. En el tejido adiposo contiguo (parte inferior) se identifican algunas células tumorales infiltrando de manera perivascular (flechas negras) en el intersticio del tejido adiposo circundante. H&E .100 x. Barra 100 µm.
Luego de su valoración, el oncólogo indicó continuar con la terapia de robenacoxib y cannabinoides. Se propuso iniciar oncoterapia con derivados del platino, pero no se realizó debido a que la tutora prefirió un manejo más conservador. Los estudios ecográficos y los análisis sanguíneos seriados (realizados mensualmente) no habían mostrado alteraciones significativas, hasta que aproximadamente 4 meses posteriores a la cirugía, se evidenció un discreto patrón intersticial estructurado en campos pulmonares (sugerente de metástasis), sin signología clínica asociada. Dos semanas después de esta última revisión, el paciente presentó paraparesia no ambulatoria. Se sospechó de invasión del melanoma dentro del canal medular. Los propietarios prefirieron realizar la eutanasia, razón por la cual no se realizaron más pruebas diagnósticas.
Discusión
Según Ogilvie & Moore (2008), el melanoma es el tumor más común de la cavidad oral del canino, considerándose de presentación principalmente maligna.
Los mismos autores señalan que, por el contrario, los melanomas cutáneos son en su mayoría benignos (90%), recibiendo la denominación de “melanocitomas”, a excepción de aquellos que se originan de las uniones mucocutáneas y particularmente del lecho subungueal, los cuales se consideran malignos e invasivos, denominándose a su vez “melanomas malignos” o simplemente “melanomas”. Dobson, (2014); Ettinger & Feldman, (2005); y Ogilvie & Moore, (2008) coinciden en que las razas con mayor probabilidad de padecer de melanomas cutáneos malignos son el schnauzer miniatura y el terrier escocés. Ettinger & Feldman, (2005) señalan que no existe predisposición sexual para el melanoma y que esta patología afecta principalmente a pacientes de edad media y avanzada. Esta información coincide exactamente con la raza y el grupo etario del paciente objeto de este caso clínico. Ogilvie & Moore (2008), también exponen que el melanoma ocular constituye una tercera forma de presentación de la enfermedad, siendo el tumor ocular más común del perro, en su mayoría de curso benigno.
Martinez et al. (2012) exponen que la metástasis de los melanomas ocurre por la diseminación de células tumorales a través de la circulación linfática y sanguínea. También mencionan que los sitios más frecuentes de metástasis son: linfonodos regionales, pulmón, hígado y glándulas adrenales, pero que puede llegar a metastizar órganos menos comunes como meninges, encéfalo y miocardio.
En humanos, el melanoma primario de riñón se considera un tumor de presentación extremadamente rara, con apenas 5 casos reportados en un artículo publicado por Liapis et al. en 2016. Dichos autores comentan que el riñón es un órgano donde ocurren con frecuencia metástasis de diferentes neoplasias, en forma de micrometástasis corticales. Pinto et al. (2010) reportan un caso de metástasis en el hilio renal de una persona con diagnóstico previo de melanoma cutáneo en el tronco. Da Silva et al. (2022) reportaron el caso de un canino de raza fila brasilero con metástasis a riñón (además de glándulas adrenales, mesenterio, pleura, pulmones y corazón) a partir de un melanoma digital. En el paciente en estudio, se presume que la metástasis a riñón ocurrió a partir de la masa cutánea extirpada 5 meses antes de realizar el hallazgo ultrasonográfico de la masa renal.
Las manifestaciones clínicas de las masas renales se consideran inespecíficas y dependen de las particularidades de cada caso. Dobson (2014) menciona algunos signos como hematuria intermitente, distensión y dolor abdominal, e incluso masas palpables. El mismo autor comenta que rara vez existen signos asociados a falla renal, hasta que exista una afección grave y bilateral, o en caso de que el otro riñón esté comprometido por una enfermedad de etiología no neoplásica.
En el paciente sólo se observó pérdida ponderal progresiva, lo cual se presume puede ser un síndrome paraneoplásico. La única paraneoplasia descrita en la literatura, corresponde a un caso de hipercalcemia reportada por Ogilvie & Moore (2008), en un canino con melanoma oral.
En cuanto a las alteraciones encontradas en los exámenes sanguíneos, se asume que la azotemia presentada por el paciente fue de origen renal, debido a la disminución de la tasa de filtración glomerular del riñón izquierdo (debido a la presencia de la masa), y también de origen postrenal, producto de la obstrucción parcial del uréter ipsilateral; ya que tanto la ecografía, como el análisis histopatológico evidenciaron hidronefrosis.
El diagnóstico de los tumores renales (en ausencia de signología clínica específica), suele ser un hallazgo incidental. En este paciente, debido a que se realizó examen físico general y los estudios complementarios previamente expuestos por tratarse de un paciente geriátrico, se pudo evidenciar la masa a través de la ultrasonografía abdominal. Dobson (2014) también enfatiza el uso de la ecografía para valorar la arquitectura renal de forma no invasiva, además de permitir realizar aspiración con aguja fina, técnica que fue ejecutada en este caso en particular.
Luego de haber considerado la anamnesis, los hallazgos del examen físico y el resultado de las pruebas complementarias, la lista de diagnósticos diferenciales fue: melanoma y carcinoma renal. Se consideró al melanoma como principal diferencial debido al diagnóstico previo de melanocitoma y a la coloración negruzca del material obtenido en la punción ecoguiada de la lesión.
También se consideró como diferencial al carcinoma renal, ya que es la neoplasia más común en los riñones del canino. Dobson (2014) menciona los diversos tipos de tumores renales: algunos benignos como adenomas, fibromas, hemangiomas, leiomiomas; y otros malignos como fibrosarcomas, hemangiosarcomas, leiomiosarcomas, nefroblastomas, carcinomas de células transicionales y linfoma.
Sin embargo, el mismo autor destaca que los tumores renales representan apenas el 1.7% de todos los tumores en la especie canina.
Cartagena & Romairone (2018) exponen que ante un posible melanoma maligno debe realizarse la estadificación clínica, a través de aspirado de ganglios linfáticos, evaluación del índice mitótico y estudios de imagenología para conocer el verdadero alcance de la masa primaria y la existencia de metástasis. Los mismos autores señalan que la resección quirúrgica completa de riñón afectado y del uréter ipsilateral (nefroureterectomía) es considerada la mejor opción terapéutica cuando no han ocurrido aún otras metástasis. Dicha técnica quirúrgica pudo ser llevada a cabo en este caso en concreto.
Existen amplios reportes en la literatura sobre la terapéutica de los melanomas. Dobson, (20014); Ettinger & Feldman, (2005); y Ogilvie & Moore, (2008) explican que el tratamiento se basa principalmente en la resección quirúrgica de la masa (cuando sea posible), inmunoterapia, radioterapia, uso de AINES y quimioterápicos como el carboplatino y cisplatino. En este caso, el tratamiento con derivados del platino no pudo implementarse debido a la negativa de la tutora del paciente. No existen reportes del uso de cannabinoides en el tratamiento de melanomas en pacientes humanos o caninos; sin embargo, se decidió administrarlos debido a los diversos beneficios que han sido descritos sobre su uso en oncología. Sobre este tema, Guzmán (2003) expone varios de ellos: inhibición del crecimiento tumoral a través de la reducción de la angiogénesis, muerte de células tumorales y disminución de náuseas y vómitos producidos por agentes quimioterápicos. La dieta renal y el Ipakitine ® se administraron luego de la cirugía como tratamiento de soporte renal.
La clasificación y pronóstico de las neoplasias melanocíticas depende principalmente de su lugar de origen (Ettinger & Feldman, 2005). Si bien los melanocitomas, al originarse de la piel con folículos pilosos (como en este caso, en el cual la masa inicial se ubicaba en la piel del tronco) son considerados benignos, en este paciente tuvo un comportamiento maligno. Por ende, para este caso en particular, el pronóstico se consideró de reservado a malo, debido a la evidencia de metástasis en riñón, uréter y grasa perirrenal izquierda, y posteriormente en pulmones.
Conclusiones
Los tumores renales representan un mínimo porcentaje de las neoplasias de la especie canina. El melanoma, si bien es considerado una neoplasia con presentaciones diversas y bien caracterizadas en los perros, afecta principalmente la cavidad oral, tegumento y ojos, sin hacer metástasis a riñones de manera habitual. Por lo tanto, este caso probablemente represente el primer reporte de melanoma renal metastásico a partir de un melanoma cutáneo en un canino, lo cual permite a la comunidad médica y científica considerarlo como un posible diagnóstico diferencial entre las neoplasias que afectan a los riñones de los pequeños animales.
Este hallazgo fortalece y consolida la importancia de llevar a cabo una extensa y detallada anamnesis, en conjunto con un examen físico completo, además de sugerir oportunamente a los tutores la realización de pruebas complementarias en pacientes geriátricos y oncológicos. De esta manera, se puede ampliar y refinar el diagnóstico médico, y por ende, instaurar tratamientos más específicos y ajustados a las necesidades individuales de cada paciente, mejorando así su pronóstico y calidad de vida.
Bibliografía
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Da Silva, L. A., Teodoro, T. G., Wouters, A. T., Wouters, F., Abreu, D. S., Neto, D. M., & Negrão Watanabe, T. T. (2022). Metastatic Digital Chondrogenic Melanocytic Tumour in a Dog. Journal of comparative pathology, 190, 13–18. https://doi.org/10.1016/j.jcpa.2021.10.010
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Dobson, J. (2014). Manual de oncología en pequeños animales. (Tercera edición). Ediciones S.
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Ettinger, S. & Feldman E. (2005). Textbook of Veterinary Internal Medicine. (Sexta edición.) Editorial Elsevier.
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Martínez, Dasyl, Martínez, Rossy, Duarte, Nereida, Ramírez, Pablo, & Vera, Gabriela. (2012). Melanoma Metastásico: a Propósito de un Caso. Gen, 66(3), 183-186. http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0016-35032012000300010&lng=es&tlng=es.
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Ogilvie, G. & Moore A. (2008). Manejo del paciente canino oncológico: guía práctica para la atención compasiva. Editorial Intermédica.
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Pinto, F., Cappa, E., Brescia, A., Sacco, E., Volpe, A., Totaro, A., Gardi, M., Pierconti, F., & Bassi, P. F. (2010). Metastasis to the renal hilum from malignant melanoma of the anterior trunk: an unusual finding. Archivio italiano di urologia, andrologia: organo ufficiale [di] Societa italiana di ecografia urologica e nefrologica, 82(2), 119–121.



