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Diagnóstico citológico de neoplasias cutáneas de células redondas en pacientes caninos.

PALABRAS CLAVE >  Neoplasias de células redondas > TVT > mastocitoma > histiocitoma > linfoma cutáneo > plasmocitoma   

MVZ eMMVZ Laura Guadalupe Arias Castañeda

Estudiante de Maestría en Medicina Veterinaria y Zootecnia. Departamento de Patología, Facultad de

Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México.

laura.ariasc@hotmail.com

MVZ MMVZ Marina Guadarrama Olhovich

Profesora del Departamento de Patología, Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad

Nacional Autónoma de México.

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Resumen

Dentro de la práctica veterinaria es cada vez más común que el motivo de consulta de los pacientes caninos sea la presencia de masas superficiales, mismas que pueden tener un origen inflamatorio o neoplásico y su origen únicamente pueden ser diferenciado mediante la evaluación microscópica. El diagnóstico citológico provee en la mayoría de las veces el diagnóstico definitivo y en general puede establecer el comportamiento biológico de las lesiones.  Este artículo es una revisión de las características citológicas de las neoplasias de células redondas en perros, que suelen ser comunes en la práctica clínica diaria.

Abstract

Introducción y desarrollo. 

El diagnóstico citológico se refiere a la evaluación microscópica de la morfología celular, el cual resulta de alta relevancia para el diagnóstico de neoplasias. La punción con ajuga delgada  (PAD) es actualmente el método más común y utilizado para la colección de muestras citológicas, ya que es una técnica poco invasiva, rápida, que utiliza poco material de fácil acceso y económico, y que permite la colección de muestras de diferentes órganos y tejidos, por lo que actualmente es  ampliamente utilizada para el diagnóstico de neoplasias (Pavel et al, 2016; Withrow et al, 2013).

 

Las neoplasias de células redondas son conformadas principalmente por células de origen hematopoyético, típicamente su forma es redonda a oval, aunque algunas células de la línea histiocítica pueden ser pleomorfas. Normalmente el núcleo es redondo  (en neoplasias histiocíticas puede ser irregular) y usualmente central; se presentan de forma individual y no se adhieren entre ellas ni a tejido conectivo, lo que hace que los bordes citoplasmáticos de cada célula puedan distinguirse. Generalmente son muestras altamente celulares (Cowell y Valenciano, 2014; Raskin y Meyer, 2015).

 

Las características morfológicas del citoplasma son de alta relevancia para diferenciar una de otra y realizar un diagnóstico definitivo. Algunas de esas características son la presencia o ausencia de vacuolas o gránulos, así como el color y distribución de ellos. (Cowell y Valenciano, 2014)

 

Las neoplasias de células redondas pueden encontrarse en cualquier región anatómica del cuerpo, ya sea de forma cutánea o visceral y su comportamiento biológico es variable. (Raskin y Meyer, 2015). 

 

Dentro del grupo de neoplasias que se describirán en este artículo solo se mencionarán las que se desarrollan de manera cutánea en perros domésticos, como el tumor venéreo transmisible (TVT), mastocitoma, histiocitoma, linfoma cutáneo y el plasmocitoma. 

Tumor venéreo transmisible

También es conocido como sarcoma venéreo transmisible, sarcoma infeccioso, granuloma venéreo, condiloma canino, sarcoma transmisible, entre otros. La histogénesis de las células que conforman al TVT no ha sido totalmente definida, algunos estudios han sugerido que tiene origen histiocítico debido a la positividad que muestran las células a lisozima, alfa antitripsina y ACM-1, sin embargo, otros estudios han reportado resultados contradictorios. (Meuten, 2017; Mascarenhas et al, 2014)

 

 Es una neoplasia maligna, que solo afecta perros domésticos y es considerada única ya que no surge de manera espontánea sino mediante transmisión horizontal (de un animal a otro), mediante la implantación (autoimplantación y heteroimplantación) a través del coito, o por el comportamiento social de los perros al lamer, oler, rascar o morder sus propios genitales o los de animales infectados. (Withrow et al,2013; Rashid et al, 2017; Milo y Snead, 2014)

 

Los animales jóvenes sexualmente maduros son comúnmente afectados, sin embargo, perros de cualquier edad, raza y sexo son susceptibles. Los sitios más comunes de aparición son los genitales externos, aunque también se puede encontrar en lugares extra genitales como cavidad nasal, oral, tejido subcutáneo y ojos. 

 

Puede haber regresión espontánea, generalmente a los 3 meses, la cual se ha asociado a la respuesta inmune del portador contra el tumor. El crecimiento de la neoplasia puede ser lento con evolución de años, o invasivo y provocar metástasis a linfonodos regionales en el 5 – 17% de los casos. Se han documentado casos de invasión maligna en tejido subcutáneo, ojos, mucosa oral, faringe, tonsilas, riñones, hígado, bazo, peritoneo, hipófisis, cerebro y médula ósea. Se pueden observar lesiones extra genitales en asociación a lesiones genitales o en ausencia de lesiones genitales existentes, como resultado de la autoimplantación o heteroimplantación. La metástasis depende del sistema inmune del paciente y ha sido más comúnmente reportada en animales jóvenes o inmunocomprometidos. (Withrow et al,2013; Rashid et al, 2017; Milo y Snead, 2014; Purohit, 2008)

 

Las lesiones primarias se observan generalmente en los genitales externos, en el macho se localizan usualmente en el prepucio o en la base del pene (provocando fimosis y parafimosis) y en la hembra se ubica en el vestíbulo y parte posterior de la vagina, aunque llega a esparcirse al cérvix, útero y oviducto, por lo que es importante la examinación digital o mediante vaginoscopía en caso de una localización más profunda (Milo y Snead, 2014).

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Figura 1. TVTa 10x. Destaca la elevada celularidad que, a pesar de presentarse en grandes grupos, cada ceelula tiene bordes citoplasmáticos identificables. Algunos eritrocitos, neutrófilos y mitosis presentes (flecha)

Figura 2. TVT a 40x. Se aprecia una mitosis atípica (flecha amarilla) redeada de células neoplásicas que presentan vacuolas definidas (flecha roja) y uniformes en el citoplasma basófilo.

Figura 3. TVT a 10x. La población neoplásica muestra moderada anisocitosis y  anisocariosis, se observan tabién algunos eritrocitos linfocitos maduros(flecha rija) y células plasmaticás (flecha blanca).La flecha verde señala una mitosis atípica.

Inicialmente se pueden observar pápulas hiperémicas de 1 a 3 mm que progresan y se fusionan hasta formar proliferaciones multilobuladas firmes y friables, en forma de “coliflor” de hasta 15 cm de diámetro. El TVT es una neoplasia que comúnmente se ulcera, presenta infecciones secundarias, genera exudado serosanguinolento maloliente y tiende a sangrar fácilmente, por lo que puede confundirse con celo, uretritis, cistitis y prostatitis. (Raskin y Meyer, 2015; Withrow et al, 2013; Rashid et al, 2017)

 

El diagnóstico definitivo se obtiene mediante la evaluación citológica de células obtenidas por hisopado, PAD, impresiones o examinación histológica mediante la biopsia aunque se puede diagnosticar sin la necesidad de confirmación por estudio histopatológico debido a sus características morfológicas (Withrow et al,2013; Rashid et al, 2017; Milo y Snead, 2014).

 

En las muestras citológicas se observa,  de abundante a moderada celularidad (figura 1), las células son individuales, grandes, redondas, con moderada cantidad de  citoplasma ligeramente basófilo que frecuentemente contiene múltiples vacuolas (1 – 2 μm); el núcleo es redondo, grande, central, con cromatina gruesa y de 1 a 2 nucléolos prominentes (figura 2). La actividad mitósica es alta, y se pueden observar linfocitos, macrófagos y neutrófilos (figura 3) (Albanese, 2017).

 

La quimioterapia es el tratamiento de elección en el manejo clínico, ya que es considerado el más efectivo y práctico, y la remisión completa ha sido reportada en el 90% de los casos tratados. En caso de que la quimioterapia no funcione, otros métodos utilizados para el tratamiento son la criocirugía, radioterapia, inmunoterapia y remoción quirúrgica, sin embargo, el pronóstico de estos pacientes suele ser mucho más reservado (Rashid et al, 2017; Purohit, 2008).

Mastocitoma

Es una de las neoplasias más comúnes de la piel en perros, siendo reportados con mayor frecuencia en caninos de raza Bóxer, Pug, Boston terrier, Golden Retriever, Stafford Shire Terrier, Bulldog, etc. aunque puede presentarse en cualquier raza. Los mastocitomas se originan por una proliferación descontrolada de mastocitos, cuyo origen es la médula ósea, siendo el tejido conectivo o  mucosas, el sitio final de su maduración, misma que está regulada por diferentes interleucinas y por el ligando c-kit.

 

Las mutaciones en el receptor tirosina cinasa (c-kit) provocan transformaciones malignas en los mastocitos, lo que se ha encontrado como causa del desarrollo de ésta neoplasia en el 25 – 30% de los casos, misma que se ha asociado a una presentación clínica más agresiva. Así mismo, la localización (uniones mucocutáneas y en región inguinal) y el tamaño (neoplasias grandes) suelen tener un comportamiento biológico más agresivo y con mayor probabilidad generan de metástasis (Meuten, 2017; Garret, 2014; Dobson, 2007).

 

Pueden localizarse de manera cutánea, subcutánea y extracutánea; es importante hacer énfasis en la localización debido que el comportamiento biológico puede variar, siendo los mastocitomas subcutáneos menos agresivos que los cutáneos. La forma extracutánea primaria puede originarse en el tracto gastrointestinal, cavidad bucal, hígado, bazo, pulmones, etc. 

 

Al encontrarse en diferentes tejidos es más probable que sea por metástasis de una forma cutánea primaria, sin embargo, estos casos y la leucemia mastocítica son considerados raros (Meuten, 2017).

 

Los mastocitomas cutáneos representan hasta el 21% de las neoplasias en piel. Se presentan en perros y gatos de mediana edad (8 años), pero se puede presentar en pacientes de cualquier edad, incluso se han reportado casos de mastocitoma en cachorros de 4 meses de edad (Dobson, 2007). 

 

Se localizan en cualquier región anatómica, principalmente en el tronco (50-60%), extremidades (25-40%), cabeza y cuello (10%). Generalmente son masas solitarias aunque puede haber masas múltiples con una amplia variedad de presentaciones macroscópicas, pudiendo ser nódulos o lesiones difusas, de tamaño variable; pueden ser suaves y fluctuantes o firmes, ulcerados, alopécicos, eritematosos, bien o pobremente definidos. Debido a su amplia apariencia se le conoce como “el gran impostor” por lo que se debe de tomar como diagnóstico diferencial en cualquier masa (Garret, 2014; Dobson, 2007). 

 

Los mastocitos contienen gránulos con mediadores de la inflamación y aminas vasoactivas, por lo que la liberación y activación de estas sustancias puede causar variación en el tamaño de la masa (“crece y disminuye” de tamaño a la manipulación) y puede tener cambios de coloración (eritema). Estos cambios son asociados a la vasodilatación y edema producto del efecto de la histamina, conocido como signo de “Darier”. Así mismo, los gránulos de los mastocitos, contienen heparina, por lo que puede haber hemorragia local durante la cirugía, la toma de muestras o por la manipulación excesiva de la neoplasia al examen físico general. Tanto la liberación de histamina como de heparina pueden causar ulceración gastrointestinal, por daño vascular o excesiva producción de ácido gástrico, lo que causa anorexia, vómito, melena, anemia y en algunos casos, perforación intestinal y peritonitis, en el 33 al 80% de los casos de mastocitoma (Dobson, 2007; Welle, 2008).

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Figura 4. Mastocitoma a 40x. Se aprecian mastocitos con elevada cantidad de anúlos de color morado que no permiten visualizar las características citoplásmaticas ni nucleares, los angúlos pueden encontrarse también de manera libre en el fondo de la preparación citológica.

Figura 5. Mastocitoma a 10x. De manera frecuente puede haber fibroblastos (flecha roja), los cuales pueden obsevarse reactovos y con algunas características atípicas. 

Figura 6. Mastocitoma pobremente diferenciado 40x. Los gránulos no son tan evidentes, llegando a estar ausente en las células, sin embargo, algunas células presenta en baja cantidad gránulos anfófilos (Flechas amarillas)

Es una neoplasia altamente exfoliativa, por lo que las muestras son comúnmente muy celulares. Los mastocitos son células redondas, individuales, con moderada cantidad de citoplasma, bien delimitado, que se caracteriza por contener gránulos redondos bien definidos y morados (metacromáticos), los cuales varían en tamaño y cantidad pero que permiten el diagnóstico definitivo en la mayoría de los casos. Poseen un núcleo redondo a oval, central (en ocasiones puede haber binucleaciones), la cromatina se observa uniforme y laxa, con nucléolos evidentes. Pueden mostrar anisocitosis y anisocariosis de magnitud variable (figura 4). En células con alto contenido granular no se pueden distinguir las características nucleares debido a que los gránulos tienen alta afinidad a las tinciones Romanowsky el núcleo se observa pálido o incluso sin teñir. Algunos componentes de los gránulos son quimiotácticos para los eosinófilos, por lo que se pueden observar variables cantidades de éstos, además se pueden observar fibroblastos y gránulos libres en el fondo de la preparación (figura 5) (Albanese, 2017).

 

En casos de mastocitomas pobremente diferenciados, las células están prácticamente desprovistas de gránulos, ya que no están suficientemente diferenciadas para producirlos y el citoplasma se aprecia de aspecto “grumoso” y anfófilo (figura 6) (Albanese, 2017; Cowell y Valenciano, 2014). 

 

La identificación de mutaciones de c-kit, la determinación de Ki67, el índice mitósico y los grados histológicos de Patnaik y Kiupel son las herramientas utilizadas como indicadores del comportamiento biológico de los mastocitomas, por lo que, aun con un diagnóstico citológico es indispensable realizar el estudio histopatológico.  Además, la evaluación citológica de linfonodos regionales a la neoplasia es importante, ya que puede haber metástasis vía linfática sin que se presente linfadenomegalia.  La interpretación de la citología de linfonodos puede ser difícil ya que normalmente se pueden encontrar mastocitos, sin embargo, si los mastocitos representan el 3% o más de la celularidad del linfonodo, se considera metástasis (Fonseca-Alves et al., 2015; Garret, 2014; Dobson, 2007).

 

El tratamiento de elección para estas neoplasias es la escisión quirúrgica de bordes amplios y las muestras removidas quirúrgicamente deben ser evaluadas por histopatología para ser clasificados adecuadamente, evaluar los bordes quirúrgicos y la permeación vascular, lo que ayudará a la estadificación del paciente. 

Como terapia adicional, la administración de quimioterapia e inhibidores de la tirosin cinasa, pueden considerarse en casos de mastocitomas de mal pronóstico o en aquellos en los que no sea posible la escisión quirúrgica (Garret, 2014; Dobson, 2007).

Linfoma cutáneo

El linfoma, también conocido como linfoma maligno o linfosarcoma, es una neoplasia que se genera a partir de la proliferación de linfocitos malignos (principalmente en tejidos linfoides como linfonodos, bazo y médula ósea) y diversos tejidos del cuerpo como la piel, riñones, intestino, ojos, SNC, etc. (Mortier et al, 2012; Withrow et al, 2013).

 

Se presenta generalmente en perros de entre 6 y 9 años de edad, teniendo una mayor incidencia en razas como el Bóxer, Bull mastiff, Bassethound, San Bernardo, Terrier escocés, Airdale, Bulldog, Pastor alemán y Golden Retriever, aunque puede desarrollarse en cualquier raza (Withrow et al,2013; North y Banks, 2009). Particularmente en el linfoma cutáneo algunos autores han notado mayor predisposición en Poodle, Cocker Spaniel, Boxer y Golden Retriever (Rook, 2018).

 

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud el linfoma puede clasificarse por el sitio anatómico como generalizado (multicéntrico), alimentario, mediastínico, cutáneo y extranodal (ojos, SNC, médula ósea, vejiga, corazón y cavidad nasal). La estadificación se realiza conforme la infiltración que tenga la neoplasia y se subclasifica conforme a la presencia o ausencia de signos clínicos sistémicos. Los signos clínicos son variables y dependen tanto de su localización como de la extensión de la enfermedad. En la presentación cutánea lo más característico es dermatitis crónica generalizada o multifocal, en forma de nódulos, placas, pápulas, prurito, úlceras, dermatitis eritematosa o exfoliativa con alopecia e hipopigmentación (Rook, 2018).

 

El linfoma cutáneo puede tener origen en linfocitos T (CD3, CD4, CD8) o B (CD79a, CD20, CD21), puede ser epiteliotrópico (en donde su sitio de proliferación será la epidermis) o no epiteliotrópico (proliferación en dermis), y representa el 1% de las neoplasias cutáneas en los perros (Fontaine J et al, 2010; Fictum et al, 2009)

 

El linfoma epiteliotrópico es el más común, representando del 3 al 8% de los linfomas cutáneos caninos, en el 80% de los casos es CD8 positivo y CD4 negativo, lo que lo inmunofenotipifica como de células T.  

Se puede clasificar como micosis fungoide, síndrome Sezary y reticulosis pagetoide, siendo la primera la más reportada en medicina veterinaria. La lesión histológica característica es el tropismo de los linfocitos en diferentes estadios de maduración (generalmente medianos a grandes) a la epidermis y estructuras anexas como los folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas.  La infiltración puede ser de lineal, difusa o con la formación de microabscesos de Pautrier en la epidermis.  En el linfoma epiteliotrópico de células T (micosis fungoide) se pueden observar 3 estadios clínicos característicos comenzando por alopecia y prurito, en el segundo estadio se verá la piel engrosada, eritematosa, ulcerada y exudativa, y finalmente nódulos y placas proliferativas ulceradas en el tercer estadio. Se presenta comúnmente en belfos, cabeza y zona ventral del cuerpo, afectando la piel y/o mucosas. (Meuten, 2017; Moore et al, 2009; Withrow, 2013; Fontaine J et al, 2010; Fictum et al, 2009; Rook, 2018)

Se ha reportado que del 10 al 40% de los casos de pacientes con linfoma de células T tienen hipercalcemia encontrando hasta en el 20% de los casos un incremento en las concentraciones de rp-PTH, mientras que en el linfoma de células B hasta el 20% llega a presentar hiperglobulinemia y del 6 al 7% gammapatía generalmente monoclonal.  En el linfoma cutáneo, la gran mayoría de casos tienen un origen en las células T, sin embargo, no es común encontrar hipercalcemia en los pacientes.  En el urianálisis puede haber proteinuria de Bence Jones y  hasta el 55% de los casos de pacientes afectados por la enfermedad pueden tener infiltración en médula ósea (Zandvliet, 2016; Bhang et al, 2006; Neuwald E, 2014; Withrow, 2013).

 

El diagnóstico citológico del linfoma cutáneo en perros se basa en la presencia de linfocitos, principalmente grandes y medianos (linfoblastos y prolinfocitos) en los aspirados con aguja delgada (figura 7). Los linfoblastos pueden ser distinguidos por ser células redondas, individuales, con escaso citoplasma, intensamente basófilo, núcleo redondo, central que exhibe nucléolos de diferentes tamaños. 

 

Los linfoblastos son células frágiles que se rompen fácilmente durante el extendido de la muestra, por lo cual los extendidos deben de realizarse sin aplicar demasiada presión. Se ha reportado la presencia de cuerpos linfoglandulares (fragmentos citoplasmáticos pequeños, redondos y basófilos) que se entremezclan con las células. Aunque la presencia de los cuerpos linfoglandulares se asociaba al incremento en el número de linfoblastos por neoplasia, ahora se sabe que también pueden estar presentes en casos de hiperplasia (figura 8) (Burkhard y Bienzle, 2013). Algunos casos de linfoma están compuestos por células pequeñas o medianas, el diagnóstico de estos casos puede complicarse y requerir marcadores inmunocitoquímicos de proliferación (Rook, 2018).

 

El pronóstico del linfoma cutáneo se considera reservado y como tratamiento se han utilizado quimioterapéuticos que se incluyen en el protocolo CHOP, sin embargo el estadio y subestadio del linfoma, la presencia de síndromes paraneoplásicos y el estado fisiológico del paciente serán los criterios a utilizar para el pronóstico certero de la enfermedad (Rook, 2018; Withrow, 2013).

Plasmocitoma

Las neoplasias de células plasmáticas se derivan de los linfocitos B e incluyen mieloma múltiple y plasmocitomas extramedulares. El plasmocitoma extramedular constituye cerca del 2.4% de los tumores de piel en perros, generalmente son benignos y pueden desarrollarse de manera cutánea o en mucosas. Afectan principalmente a perros de edad media (8-10 años)  y entre las razas más afectadas se encuentran Cocker Spaniel, Poodle y Terriers (Airedale, Scottish, Kerry Blue y Yorkshire). Se presentan en su mayoría como masas únicas, pequeñas, alopécicas, bien definidas y ocasionalmente ulceradas, pueden encontrarse de manera común en cavidad oral, oreja, cara, falanges, colon y en piel, donde se ha reportado hasta el 86% de los casos (Pargass, 2017; Adelman, 2014).

En cuanto a la evaluación citológica los aspirados están compuestos de moderada a abundante celularidad representada por células plasmáticas bien diferenciadas, las cuales se caracterizan por tener moderada cantidad de citoplasma basófilo o anfófilo, bien delimitado, con una zona clara perinuclear que corresponde al aparato de Golgi (algunas veces no evidente); el núcleo es de redondo a oval y excéntrico, generalmente su cromatina es moderadamente granular y puede exhibir hasta un nucléolo (figura 9). Es común observar células bi o multinucleadas, anisocitosis y anisocariosis. Algunas veces pueden contener cuerpos de Russel, que son inmunoglobulinas dentro del retículo endoplasmático, por lo que al estar “activas” se denominan células de Mott. En el 10% de los casos se puede observar material amorfo eosinofílico extracelular que corresponde a material proteínico amiloide, compuesto por inmunoglobulinas de cadena ligera, dada su producción excesiva.

 

Algunas células plasmáticas contienen un halo rojo a la periferia del citoplasma y suelen ser descritas como células en flama (figura 10).

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Figura 7.Linfoma cutáneo a 10x. Población Prácticamente Homogénea representada por linfoblastos.

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Figura 8. Linfoma cutáneo a 40x. Predominio de linfoblastos con pleomorfismo nuclear y presencia de nucleolos (flechas rojas), algunos linfocitos maduros ( flechas amarillas), cuerpos linfoglandulares (flechas verdes) y núcleos desnudos (flechas azules).

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Figura 9. Plasmocitoma cutáneo, 40x. Células individuales con bordes citoplasmáticos bien definidos, citoplasma basófilo,algunas muestran zona clara perinuclear (flecha roja), núcleo redondo u ovalado generalmente excéntrico.

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Figura 10. Plasmocitoma, 40x. Se aprecian células binucleadas (flecha roja), marcada anisocitosis y anisocitosis y una célula en flama (flecha amarilla).

Para la confirmación del diagnóstico es necesario realizar el estudio histopatológico, en algunas ocasiones donde las células neoplásicas se muestran anaplásicas es necesario el uso de inmunohistoquímica para evidenciar cadenas ligeras lambda monoclonales o marcadores como MUM1, marcador específico para células plasmáticas, CD18, CD45, CD79a (Raskin y Meyer, 2015; Meuten, 2017).

 

En humanos aproximadamente el 50% de los casos de plasmocitoma extramedular presentan hiperglobulinemia y uno de cada tres casos progresan a mieloma múltiple, sin embargo, perros con plasmocitoma extramedular generalmente no presentan hiperglobulinemia y no se ha relacionado con el desarrollo de mieloma múltiple. El tratamiento se basa en la escisión quirúrgica, siendo el pronóstico generalmente bueno y raramente recidivan (Pargass, 2017).

Histiocitoma cutáneo

Es una neoplasia de comportamiento biológico benigno considerada como una forma localizada de la histiocitosis de células de Langerhans, las cuales son células dendríticas localizadas en la epidermis, y constituyen el origen de esta neoplasia. 

 

Se presenta de manera frecuente y únicamente en perros, los pacientes suelen presentarlos en los primeros 4 años de edad, aunque puede presentarse en caninos de cualquier edad, algunas razas con mayor predisposición son Scottish Terrier, Bull Terrier, Boxers, Cocker Spaniel, Doberman Pinscher, Pastor de Shetland, entre otros. De manera macroscópica se caracteriza por ser una masa cutánea solitaria, en algunos casos de manera múltiple, pequeña (0.5-1.5 cm), lisa, alopécica, firme, de bordes bien definidos, de rápido crecimiento y ocasionalmente ulceradas.  Representa del 12 al 19 % de las neoplasias cutáneas (Albanese 2017; Galán y Ortega, 2012).

 

Estas masas se encuentran principalmente en cabeza y pabellón auricular, con menor incidencia en extremidades y escroto, pero pueden localizarse en cualquier parte del cuerpo (Galán y Ortega, 2012).

 

En la evaluación citológica exfolian de moderada a elevada cantidad de células, las cuales son redondas, con moderado citoplasma, ligeramente basófilo que en ocasiones presenta vacuolas; el núcleo es redondo, central, algunas veces identado o irregular; su cromatina es uniforme y finamente granular (figura 11).

Entremezclados puede haber linfocitos pequeños y macrófagos, los cuales han sido reportados como los responsables de la regresión espontánea de la neoplasia la cual puede suceder dentro de los siguientes 2 a 3 meses (figura 12) (Pazdzior-Czapula et al, 2014).

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Figura 11. Histiocitoma a 10x. Población de células redondas individuales relativamente uniforme y en moderada cantidad.

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Figura 12. Histiocitoma, 40x. Células redondas con moderada cantidad de citoplasma basófilo, núcleo redondo u oval, en la mayoría de las veces central, en ocasiones excéntrico

Las células que conforman esta neoplasia expresan CD18, CD1a, CD1b, CD1c, CD11c, CMH II y cadherina E. Aunque presentan regresión espontánea, la remoción quirúrgica es recomendada por diversos autores, teniendo un buen pronóstico y rara recidiva (Fulmer, 2007; Molina y Oviedo, 2014).

Conclusiones

La evaluación citológica es considerada la primer estrategia diagnóstica para conocer el origen celular y comportamiento biológico de lesiones nodulares. Las neoplasias de células redondas son fácilmente diagnosticadas con ésta técnica, lo que permite obtener un resultado rápido y, en la mayoría de los casos altamente confiable, el cual va a facilitar una pronta decisión clínica. El estudio  histopatológico de las lesiones, en la mayoría de los casos y siempre que haya una escisión quirúrgica, es necesario ya que permitirá obtener información como el grado histológico (relacionado al pronóstico), permeación vascular (para predecir la metástasis), evaluación de bordes quirúrgicos (evaluar recidiva) e índice mitósico (tasa de crecimiento de la neoplasia). Además, el estudio histopatológico permite realizar tinciones especiales o inmunohistoquímica para tener mayores herramientas para el diagnóstico definitivo y manejo preciso de cada paciente. El uso de la citología como primer herramienta de diagnóstico permite al médico y a los patólogos (clínicos y anatomopatólogos), el uso adecuado de los recursos para la implementación de estrategias terapéuticas y marcadores de pronóstico dirigidos.

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Within veterinary practice it is increasingly common that the reason for consultation of canine patients is the presence of superficial masses or “bumps”, which may have an inflammatory or neoplastic origin and are only differentiated by microscopic evaluation. Cytological diagnosis it also allows the definitive diagnosis to be provided on various occasions. This article is a review of the cytological characteristics of round cell neoplasms in dogs, which are common in daily clinical practice.

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