Año XX. Edición 115. Enero Febrero 2023
Parásitos gastrointestinales en perros
PALABRAS CLAVE > parásitos gastrointestinales > enfermedades > protozoos
Departamento Técnico Lapisa.
Animales de Compañía México
Introducción
Los parásitos gastrointestinales, como protozoarios y helmintos siguen siendo un hallazgo común e importante en los perros que se presentan a las prácticas médicas veterinarias. Además, los perros pueden desempeñar un papel activo en la transmisión de parásitos entéricos a los humanos, dada su cercana convivencia (Symeonidou et al., 2017).
La aparición de parásitos gastrointestinales es variable y depende de diversos factores, como la edad, las condiciones de vida, el estado de salud del animal, las técnicas de diagnóstico utilizadas y la región estudiada (Gharekhani, 2014). La prevalencia de parasitosis en perros de hasta un año es más frecuente en comparación de los perros mayores a un año. Los parásitos más comunes reportados en perros son Cystoisospora spp., Toxocara canis, Toxascaris leonina, Ancylostoma caninum, Taenia spp., Dypilidium caninum, Giardia duodenalis y Cryptosporidium spp. (Murnik et al., 2023).
La contaminación ambiental por heces caninas en zonas urbanas, rurales y espacios públicos es considerado un factor de riesgo para la salud animal y la salud pública (Torres-Chablé et al., 2015).
Los signos clínicos dependen de la carga parasitaria o especie, los signos pueden ser diarrea, emesis, pérdida de peso, obstrucción intestinal parcial o total, anemia, anorexia, ascitis y pelaje opaco (Souza et al., 2023).
El diagnóstico se dirige de acuerdo a la presentación clínica, la cual puede ser inespecífica, por lo que se requieren de pruebas complementarias como estudios coprológicos, biometría hemática, bioquímica sanguínea, imagenología y técnicas moleculares. El diagnóstico específico es indispensable para iniciar el tratamiento adecuado (Chen et al., 2018). En el siguiente escrito, se describen los parásitos gastrointestinales más comunes en perros.
Taenia spp.
Taenia spp. es el agente causal de la cisticercosis, esta implica una amplia gama de huéspedes intermediarios, incluidos los humanos. La infección es de distribución mundial, pero algunas especies transmitidas por animales silvestres pueden ser específicas para ciertas regiones (Mulinge et al., 2020).
Taenia spp. parasita el intestino delgado de perros y otros carnívoros estos se infectan al ingerir proglótides o huevos que se excretan en las heces del perro (Figura 1). El huésped definitivo se infecta al ingerir el tejido de un huésped intermedio infectado que contiene los metacéstodos o el estadio larvario de estas especies (Swai et al., 2016).
Los perros pueden ser portadores de varias especies de Taenia spp. por lo que microscópicamente son indistinguibles y se requieren otros métodos para la identificación simple y confiable de las especies de parásitos para un diagnóstico y tratamiento efectivos, así como para programas de control y estudio epidemiológico (Kohansal et al., 201
Figura 1. Huevo de Taenia spp., técnica directa con lugol (1000X) (Laboratorio de diagnóstico DERMAVET Hospital veterinario, 2022).
Dipylidium caninum
D. caninum es un parásito zoonótico de amplia distribución mundial, que causa dipilidiasis en cánidos y felinos salvajes, gatos y perros domésticos, e incluso este cestodo también puede infectar ocasionalmente a los humanos (Beugnet et al., 2015). Su medio de transmisión es a través de la ingestión del hospedero intermediario, las pulgas de los perros (Ctenocephalides canis) o gatos (Ctenocephalides felis) (Figura 2), que portan las formas larvarias, mientras que los perros y gatos son los hospederos finales para el desarrollo de la Taenia (Gutema et al., 2020).
Figura 2. Ejemplar adulto de Ctenocephalides felis, fijado en resina (100X). (Laboratorio de diagnóstico DERMAVET Hospital veterinario, 2022).
El diagnóstico de la dipylidiasis se basa típicamente en el examen morfológico de los proglótidos que son similares a granos de arroz o en el hallazgo de cápsulas ovígeras en el examen de heces (Figura 3) (Martínez-Barbabosa et al., 2014).
Figura 3. Saco ovígero de Dipylidium caninum, técnica sedimentación simple (1000X). (Laboratorio de diagnóstico DERMAVET Hospital veterinario, 2022).
Ancylostoma caninum
A. caninum es un parásito intestinal que pertenece al filo de los nematodos, es de distribución mundial y altamente prevalente en perros, gatos, humanos y carnívoros silvestres. Las larvas de A. caninum eclosionan de los huevos (Figura 4) y se convierten en larvas infectivas, las cuales se alojan en hospedadores como perros y gatos, migran al intestino y se convierten en gusanos adultos (Liu et al., 2013). Estos helmintos pueden sobrevivir durante muchos años en el intestino del hospedero en donde se alimentan de sangre, provocando anemia ferropénica en especial en cachorros, hospederos inmunocomprometidos o que llevan una alimentación deficiente (Loukas et al., 2016).
Este parásito posee dos formas principales para completar su ciclo biológico y mantener su capacidad de infestación, además es sumamente resistente a diversas condiciones ambientales en las cuales mantiene su desarrollo. Además de su importancia en la medicina veterinaria, A. caninum también puede causar enfermedades a humanos como larva migrans cutánea o reacciones de hipersensibilidad en respuesta a la migración larvaria (Peña et al., 2019).
Figura 4. Huevo de Ancylostoma caninum., técnica directa con lugol (1000X) (Laboratorio de diagnóstico DERMAVET Hospital veterinario, 2023)
Toxocara canis
La toxocariosis es una zoonosis parasitaria causada principalmente por nematodos del género Toxocara canis. Los perros infectados con T. canis arrojan huevos del parásito a través de las heces, los cuales pueden sobrevivir en el ambiente externo (Figura 5) (Traub et al., 2015). La toxocariosis se define como una parasitosis larval multisistémica, que se presenta en forma asintomática o con diversas manifestaciones, tales como compromiso respiratorio, eosinofilia, fiebre, hepatomegalia, esplenomegalia, adenopatías, afectación del sistema nervioso central, miocardio y piel, pudiendo ser incluso mortal en cachorros o en pacientes inmunosuprimidos (Baneth et al., 2015).
Por otra parte, la toxocariosis es una zoonosis prevalente con un impacto socioeconómico significativo, particularmente en países del tercer mundo. Dado que la toxocariosis se propaga por vía fecal-oral, la educación del paciente sobre la higiene de las manos es vital para modificar los factores de riesgo. Además, los pacientes deben recibir instrucción sobre otros factores de riesgo, como la exposición a mascotas y lugares donde hay heces de animales, como cajas de arena (Winders y Menkin-Smith, 2021).
Figura 5. Huevos de T. canis, técnica de Faust (400X) (Laboratorio DERMAVET, Hospital Veterinario, 2022).
Toxocara leonina
Toxascaris leonina es un nemátodo común en varios animales, incluidos perros, gatos, lobos, tigres, leones y zorros. Aunque tiene una diversa gama de hospederos definitivos. Ta. leonina se aloja en el intestino delgado y puede causar enfermedades graves en animales cachorros, esta especie se considera menos patógena a diferencia de Toxocara canis y Toxocara cati (Rostami et al., 2020).
La prevalencia de Ta. leonina es muy variable y depende de varios factores como el clima, condiciones ambientales, edad de los hospederos, esto se aplica tanto en animales silvestres como en animales domésticos (Okulewicz et al., 2012).
Ta. leonina puede crecer hasta convertirse en adulto sin ningún período de migración larvaria, este hecho sugiere varias hipótesis; una es que la muda y el desarrollo de Ta. leonina pueden ocurrir fácilmente por lo que podría tener proteínas más abundantes relacionadas con la muda y el desarrollo. La otra es que T. leonina no requiere ciertas moléculas indispensables para liberarse de los tejidos del hospedero (Figura 6) (Kim et al., 2013).
Figura 6. Huevos de Toxascaris leonina, técnica de Faust (1000X) (Laboratorio DERMAVET, Hospital veterinario, 2021).
Cystoisospora spp.
Cystoisospora spp., es una de las coccidias más comunes de perros, durante años han sido reconocidos como patógenos potenciales. Los perros son hospedadores de 4 especies; Cystoisospora canis, Cystoisospora ohioensis, Cystoisospora neorivolta y Cystoisospora burrowsi (Houk y Lindsay, 2013).
Los hospederos adquieren la infección a través de la ingestión de ooquistes esporulados del medio ambiente o de huéspedes paraténicos como los roedores. En el intestino, los esporozoítos se quitan y se desarrollan a lo largo de varias generaciones en la pared intestinal. Algunos migran a los ganglios linfáticos mesentéricos u otros tejidos y forman quistes. El período de incubación es de aproximadamente 7 a 11 días. La infección se caracteriza por causar diarrea en cachorros menores a 6 meses de edad y en perros inmunodeprimidos (Lee et al., 2018).
La detección de ooquistes en heces facilita el diagnóstico. Cualquiera de los métodos de flotación puede ser utilizado para detectar coccidiosis, ya que su gravedad específica es inferior (Figura 7) (Dubey y Lindsay, 2019).
Figura 7. Ooquiste no esporulado de Cystoisospora spp., técnica directa con Lugol (1000X) (Laboratorio DERMAVET, Hospital veterinario, 2023).
Cryptosporidium spp.
Cryptosporidium spp. es un protozoario que infecta personas y animales y se caracteriza por causar enfermedad diarreica. Los hospederos adquieren al protozoario a través del contacto con personas y animales infectados, o al consumir alimentos o agua contaminados con ooquistes (Figura 8) (Li et al., 2019). Este parásito intracelular afecta el revestimiento de las células epiteliales del sistema digestivo de una amplia variedad de huéspedes mamíferos, incluidos los perros domésticos, donde causan diarrea mucoide a sanguinolenta e incluso la muerte (Eze et al., 2019).
La criptosporidiosis canina tiene una amplia distribución y se ha reportado en mascotas con dueño, en criaderos, refugios, así como en perros en situación de calle, principalmente en áreas urbanas y en algunas comunidades rurales de diversas partes del mundo (Vitela-Mendoza et al., 2019). Por otra parte, se han registrado diversas especies y genotipos de Cryptosporidium spp. Aunque no hay duda de que C. hominis y C. parvum infectan predominantemente a los seres humanos y que C. canis infecta predominantemente a los perros, C. canis y C. parvum se han aislado de ambos huéspedes, por lo tanto, C. canis puede infectar a humanos y perros (Itoh et al., 2019).
Figura 8. Ooquiste no esporulado de Cystoisospora spp., técnica directa con Lugol (1000X) (Laboratorio DERMAVET, Hospital veterinario, 2023).
Giardia spp.
Giardia spp. es un protozoario unicelular que afecta a los humanos y a muchas especies animales. El parásito puede presentarse en dos etapas; trofozoítos y quistes (etapa infecciosa). El parásito puede colonizar la parte superior del intestino delgado, estómago, el colon y el tracto biliar. Los mecanismos patogénicos propuestos para las infecciones por el protozoario incluyen la producción de toxinas, la alteración del microbioma intestinal normal, la inhibición de la función enzimática normal de los enterocitos, el embotamiento de las microvellosidades, los trastornos de la motilidad intestinal, la apoptosis de las células epiteliales intestinales y la inflamación intestinal (Perrucci et al., 2020).
La transmisión ocurre por vía fecal-oral (a partir de agua o alimentos contaminados y directamente de individuos infectados). La giardiasis en perros y gatos puede incluir diarrea y pérdida de peso o la enfermedad puede ser asintomática (Piekara-Stępińska et al., 2020).
Los estudios microscópicos que utilizan flotación fecal permiten la detección de quistes y trofozoítos (Figura 9 y 10). Otros métodos de diagnóstico involucran la detección de coproantígenos, generalmente por ELISA.
Las técnicas de PCR, basadas en la amplificación de fragmentos de genes que permiten la detección del ADN de Giardia y también el genotipado (Rehbein et al., 2019).
Figura 9. Trofozoíto de Giardia spp., técnica directa con Lugol (1000X). (Laboratorio DERMAVET, Hospital veterinario, 2022).
Figura 10. Quistes de Giardia spp., técnica directa con Lugol (1000X). (Laboratorio DERMAVET, Hospital veterinario, 2023).
Prevención
La educación de tutores es sumamente importante partiendo desde la higiene de manos para evitar infecciones por parásitos gastrointestinales. Además se les debe orientar acerca de las instrucciones sobre otros factores de riesgo, como la exposición a mascotas y lugares donde hay heces de animales (Winders y Menkin-Smith, 2021).
Las estrategias para prevenir la infección, también deben de incluir medidas para prevenir la contaminación inicial del medio ambiente, con el fin de interrumpir la transmisión de formas parasitarias de animales a humanos. Los tutores deben recolectar de manera segura y desechar de manera higiénica las heces de las mascotas. Así mismo la administración periódica de antihelmínticos es fundamental y es importante insistir en que cualquier cachorro adquirido haya sido desparasitado al menos dos veces con un vermífugo eficaz antes de las 8 semanas de edad, posteriormente, se debe continuar con un programa de desparasitación pautado por el médico veterinario (Chen et al., 2018).
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