
Año XXI. Edición 121. Enero Febrero 2024
Presencia de Odontofibroma canino. Reporte de caso.
PALABRAS CLAVE: Neoplasias orales > odontofibroma > odontogenia > sarcoma > epuli > osificación > fibrocarcinoma
Dra. Adriana de la Rosa Figueroa¹
Esp. Claudia Velázquez García¹
Mtro. Alberto Esparza González¹
Mtro. José Antonio Olmedo Sánchez¹
Nallely del Carmen Orozco González ²
¹ Docentes Centro Universitario de los Altos, CUALTOS - U de G.
² Alumna MVZ, CUALTOS - U de G

Resumen
La cavidad oral es una estructura compleja compuesta de diversos tejidos en distintas regiones anatómicas e histológicas. Por tanto, se producen muchas lesiones neoplásicas y no neoplásicas en este sitio (Blume, y otros, 2023). Los tumores orales son frecuentes en perros y su incidencia se incrementa con la edad del animal. La frecuencia de neoplasias orales en perros es variable y corresponde a aproximadamente del 0,5 al 10% de todas las neoplasias que afectan a esta especie. Debido a la similitud macroscópica de muchas lesiones orales, determinar un diagnóstico clínico puede resultar difícil. Por lo tanto, es necesaria una biopsia para diferenciar las lesiones y determinar las causas (Blume, y otros, 2023). Dentro de los tumores orales más comunes cabría destacar las que tienen un origen puramente odontogénico, como el ameloblastoma acantomatoso y el fibroma odontogénico (Vizuete, y otros, 2021). El fibroma odontogénico u odontofibroma es una neoplasia benigna de crecimiento lento común en perros, el cual fue descubierto como el segundo tumor oral más común en caninos después del ameloblastoma acantomatoso, teniendo predilección en el maxilar rostral y afectando más a perros castrados (M., Lommer, & Arzi, 2020).
Resumen de caso clínico
Se presentó a consulta una perra criolla de nombre Candy, adoptada, de aproximadamente 4 años y medio de edad, esterilizada, de talla mediana, con un peso de 32 kg (Figura 1).
El motivo de consulta fue porque la dueña notó la presencia de una protuberancia en la parte más rostral de la mandíbula del paciente, en la zona de la encía, a la altura del canino derecho; recopilando datos de su historia clínica, este tumor había reincidido, teniendo su primera aparición en mayo del 2022 (Figura 2) y siendo extirpado quirúrgicamente en julio del mismo año, esta primera ocasión no se realizó el estudio histopatológico sugerido. El segundo hallazgo del tumor se desarrolló en marzo del 2023 (Figura 3), siendo extirpado en abril del mismo año. En esta ocasión la dueña accedió a realizar el estudio histopatológico indicado para identificar el típo de células de las que se componía dicho tumor. Hasta la fecha de publicación de este artículo, sin reincidencia alguna.
El resultado del estudio sugiere que se trata de una neoplasia benigna compatible con un fibroma osificante (Epuli) con afección de límites quirúrgicos profundos a laterales.

Figura 1. Paciente canina Candy.
Foto: propiedad de Mtra. Marcela Sánchez Díaz

Imagen 2. Aparición del primer tumor oral.
Foto: propiedad de Mtra. Marcela Sánchez Díaz

Figura 3. Reincidencia del tumor oral por segunda ocasión.
Foto: propiedad de Mtra. Marcela Sánchez Díaz
Abordaje y Diagnóstico
El examen de la boca es parte importante en la exploración del animal y debe ser minucioso, sin olvidar ningún área de la cavidad oral y faríngea. Este examen se puede realizar bajo anestesia y con el paciente intubado, si así lo requiere. Una vez localizada la neoplasia es recomendado medirla en todas sus dimensiones y realizar una citología tipo PAF (punción con aguja fina), la cual funcionará para obtener un primer diagnóstico, aunque es de limitado valor en el caso de los tumores orales, debido a la necrosis e inflamación que los suele acompañar. Asimismo, es recomendado no utilizar electrocauterio al momento de extirpar la masa ya que puede distorsionar la muestra. “La superficie tumoral suele estar infectada o necrosada, y es frecuente encontrar reacciones hiperplásicas o inflamatorias en los tejidos adyacentes”.
La cavidad oral al ser una zona bastante irrigada, por lo regular representa un problema al momento de manipularla quirúrgicamente, por lo que se sugiere aplicar presión directa durante unos minutos sobre el área que se está trabajando. Por lo antes mencionado, en la citología se debe diferenciar entre una infección o inflamación de tejido y la misma naturaleza del tumor, ya que es fácil confundirlos. Una vez obtenida esta información, con el primer diagnóstico se puede estadificar el tumor y establecer una estrategia para comenzar un tratamiento temprano.
Cabe destacar que “la biopsia no es siempre recomendable antes de las pruebas diagnósticas ya que podemos alterar la imagen del tumor, por ejemplo, con un hematoma o la modificación de los planos faciales”. La biopsia aporta un diagnóstico completo e información adicional sobre el grado del tumor o la invasión vascular. Se requiere siempre tomar una muestra representativa del tumor para que el diagnóstico sea lo más acertado posible. “En el caso de dientes movibles, se debe remitir a histopatología el diente extraído, hueso alveolar resultante del raspado y cualquier fragmento de encía sospechosa”. (Duarte & Cartagena Albertus, 2014)
La técnica quirúrgica empleada para este caso fue una biopsia excisional, cuyo propósito es realizar una incisión en la piel o el tejido para extirpar una masa completa o área sospechosa (en este caso se extirpó la masa completa), que luego se examina al microscopio con el fin de buscar signos de enfermedad. “También es posible extirpar una pequeña cantidad de tejido sano alrededor de la zona anormal”. (NIH, 2018)
Después del abordaje, se realizó un legrado de tipo “raspado” (también conocido como legrado), el cual consiste en raspar la superficie de ciertos tejidos (la porción de la encía afectada) para eliminar sustancias adheridas u obtener muestras del tejido.
Particularmente en este caso se realizó el diagnóstico mediante un estudio de histopatología debido a que el tumor era reincidente y había necesidad de descartar malignidad. El estudio fue realizado en un laboratorio particular de histopatología, ubicado en Tepatitlán de Morelos, Jalisco, México. Los resultados fueron los siguientes:
Descripción Macroscópica
La tumoración tiene una forma nodular con dimensión de 1.4cm x 1cm x 0.9cm, con una superficie mucosa blanca – amarillenta y rugosa, con una cara contralateral de tejido conectivo blanco – grisáceo (Figura 4).
Al corte se observa tejido submucoso calcificado de aspecto lobulado de color blanco – amarillento y de consistencia dura (Figura 5).
Descripción Microscópica
En los cortes histológicos teñidos con la técnica de hematoxilina & eosina (Figuras 6 y 7) donde se reconoce fragmento de mucosa delineada por epitelio escamoso, plano estratificado y queratinizado que muestran hiperplasia pseudoepiteliomatosa con acantosis, papilomatosis, espongiosis, erosión y ulceración superficial, con focos de atipia inflamatoria reactiva.
En la submucosa desde la papilar a la profunda se aprecia proliferación de tejido conjuntivo fibroso en haces irregulares que presenta varios grados de celularidad que rodea y envuelve un contenido de material mineralizado formando trabéculas óseas maduras, centrales a periféricas, y en contacto con límites quirúrgicos laterales y profundos, dilatación y congestión capilar con leve a moderado infiltrado inflamatorio perivascular. Las trabéculas óseas con una palizada de osteoblastos y centro de osteocitos sin atipias celulares, mitosis atípicas o datos que sugieran malignidad. (Figuras 8 y 9)

Figura 4. Vista macroscópica del tumor completo
Figura 5. Cortes macroscópicos de longitudinales del tumor.
Foto: propiedad de la Dra. Claudia Velázquez García








