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¿Cuál es el símbolo de la Medicina Veterinaria?

PALABRAS CLAVE > Medicina Veterinaria > Símbolos médicos veterinarios > Báculo > Caduceo

MC. Luis Antonio Calzada Nova.

Centro Médico Veterinario Coyoacán.

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Resumen

El uso de los símbolos de la medicina veterinaria da sentido de identidad, pertenencia y orgullo, sin embargo, cuando no se tiene un claro conocimiento del símbolo o emblema usado pueden generarse grandes errores de interpretación a veces negativos, como sucede cuando se usa el caduceo de Mercurio y no el báculo de Esculapio, como signo de comunicación.

La semiología o semiótica (del griego semefon “signo”) es la ciencia que estudia los sistemas de signos, no lingüísticos: códigos, señalizaciones, símbolos, escudos, emblemas, logotipos, fenómenos, representaciones, etc. Casi todas las áreas del conocimiento humano se incluyen en el dominio de la semiología. 

 

Ferdinand de Saussure la concibió como: la ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida.

 

Cada saber humano tiene su propio sistema de signos: semiología de la ciencia, zoosemiótica, semiología ambiental, semiología médica, semiología cartográfica, semiología musical, semiología del derecho, semiología cultural, etc.

 

La función del signo consiste en comunicar ideas por medio de mensajes y esta operación implica: 1) Un emisor, que es la fuente, de origen humano o natural, que genera una comunicación o pone en su conocimiento.; 2) 

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Figura 1. Báculo o bastón de Esculapio.

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Un referente u objeto, una cosa de la que se habla; 3) Un mensaje, que es lo que se dice o representa; 4) Un código, es decir, el sistema de signos empleados; 5) Un canal, que es el medio mediante el cual se transmite el signo; 6) Un contexto, que refiere a la situación o circunstancia en las que se emite el mensaje; y 7)  Un destinatario o receptor, la persona o entidad a quien va destinada o dirigida un mensaje. 

 

Toda emisión de una comunicación humana tiene siempre una motivación, una intención y un objetivo para influir en el destinatario o receptor, y pretende inducir una asociación de signos en la mente del mismo, que inicia con la percepción del signo, a través de los sentidos, y finaliza con la interpretación en su mente del objeto del signo, en otras palabras, provocar una significación interpretativa.

 

En la medicina se introdujo como símbolo de la disciplina al báculo o bastón de Asclepio o Esculapio (figura 1)

 

El báculo se representa en su forma más completa con la siguiente descripción, es vara fina con un nudo en el extremo superior, rematado por un pseudoespejo, formado por un ramo de uvas estilizado, la serpiente esta enroscada en la vara y su cabeza queda frente al pseudoespejo. 

Asimismo, esta adornado por una rama de laurel a la izquierda y una de roble a la derecha.

 

El nudo significa las dificultades de la ciencia. La vara es el símbolo del poder. El racimo de uvas significa el vino, que produciendo embriaguez es usado con fin profético y adivinador en la práctica misteriosa de los taumaturgos y en la terapéutica como medicamento preciado. El roble, es el árbol sagrado en la Galia y Grecia, los sacerdotes especializados en estos quehaceres interpretaban el ruido del viento al batir las hojas del árbol en el bosque. El laurel, tiene propiedades ligeramente narcóticas en sus hojas.

 

Este símbolo se originó en la antigua Mesopotamia donde los Sumerios le daban mucha importancia al agua, ya que protegían a las plantas y a los animales; entre sus dioses tenían a Ningishizida, que significa dios protector de las plantas y era representado por dos serpientes creciendo de sus hombros. 

 

Mas tarde el símbolo de la medicina paso a ser representado por una serpiente con dos cabezas, enrolladas en el cayado de una planta. Esta simbología fue transmitida hasta el reinado de Hammurabi (1792-1750 AC), quien retiró una de las cabezas de las serpientes y el símbolo quedo con una serpiente enrollada en un bastón de madera.

 

Este símbolo se transmitió a la civilización griega de forma definitiva 800 años A.C., en la época de Homero, y se perpetuó como símbolo de la Medicina. En Grecia, Asclepio fue el dios sanador, hijo del dios Apolo y la mortal Coronide.

 

Coronide ya embarazada de Apolo se dejó seducir por otro mortal, Isquis, en venganza Apolo la mató para castigar su infidelidad y cuando el cuerpo de Coronide ya estaba ardiendo en la pira funeraria y su alma ya había bajado al Hades (Reino de los muertos); éste último arranco el feto del cadáver de la madre, resultando así el nacimiento de Asclepio.

Apolo confió a Asclepio al centauro Quirón, quien lo educó y enseño el arte de la caza y la medicina. Asclepio puso toda esta sabiduría al servicio de los hombres, realizando innumerables curaciones e incluso resucitaciones, resucitó a Glauco, Hipólito, Orión, Tindareo, Licurgo y Capaneo; se volvió tan hábil que un día Hades, dios del mundo subterráneo, se quejó con Zeus debido a que le estaba quitando a sus muertos y Zeus para evitar que el orden del mundo se alterase decidió fulminarlo con un rayo.

 

Asclepio no fue precipitado al tártaro después de su muerte, sino que se le concedió la inmortalidad y el rango de dios, convirtiéndose en una constelación, el serpentario (Ofiuco). Fue objeto de culto fervoroso en la antigüedad, los enfermos acudían a su santuario buscando alivio, se cita que sus poderes se transmitían a través de la tierra y los enfermos que acudían a consulta debían pasar una noche en el templo acostados sobre la tierra y los Galenos recibían en sus sueños las prescripciones terapéuticas correspondientes.

 

En Roma, adoptó el nombre de Esculapio. En las representaciones gráficas, Asclepio o Esculapio, frecuentemente aparece con dos símbolos: La serpiente y el perro. Con uno simboliza la vida, la renovación, la sabiduría y con el otro la lealtad, la nobleza y la entrega; todas ellas características idóneas de la Medicina y de su ejecutante el Médico.

 

En la medicina veterinaria la investigación histórica muestra evidencia de prácticas y conocimientos rudimentarios en China que se remontan al año 9,000 a.C. y es bien conocido que la educación veterinaria moderna e institucionalizada comenzó cuando Claude Bourgelat fundó la Real Escuela de Veterinaria en 1761 en Lyon, Francia por orden del rey Luis XV. Es muy probable que el símbolo de la medicina veterinaria no se haya usado antes de ese año.

 

Y como refería Flavius Vegetius Renatius en su texto escrito en Roma, en el siglo IV: Artis Veterinariae sive Mulomedicinae: la veterinaria sigue a la medicina.

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Figura 2. Símbolo de la Medicina Veterinaria.

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Figura 3. Caduceo de Mercurio.

“La veterinaria no fue una preocupación relegada entre los autores griegos y latinos. Así como los animales siguen al hombre, del mismo modo la veterinaria sigue a la medicina, porque caballos y mulos constituyen valiosa ayuda en la guerra y la paz”.

 

Así la medicina veterinaria adaptó el símbolo de la medicina, con todas sus implicaciones semiológicas y mitológicas, sobreponiéndole una letra “V” al ya citado y descrito báculo de Esculapio. (Figura 2) 

 

En el comercio, las ciencias económicas y de las comunicaciones se ha utilizado al caduceo de Hermes (en la mitología griega) o Mercurio (en la mitología romana) como símbolo de identidad. Antiguamente se consideró como símbolo de la paz y la concordia. Y esencialmente se integra por una vara delgada y corta de olivo, con dos alas en la punta rodeada por dos serpientes ascendentes y entrelazadas. (Figura 3)

 

Se han encontrado símbolos semejantes en civilizaciones más antiguas a la griega y la romana como la asiria, la fenicia y la caldea. Algunos autores sugieren que las imágenes más antiguas conocidas del caduceo tienen sus raíces en un origen mesopotámico relacionado con el dios sumerio Ningishzida, dios del inframundo, mensajero de la “Madre Tierra” cuyo símbolo, un bastón con dos serpientes entrelazadas a su alrededor, se remonta del 4,000 al 3,000 a.C.

 

Mercurio era hijo de Zeus y de Maya, una de las siete pléyades, hijas de Atlas. Nació en una cueva del monte Cilene, en Arcadia, y creció muy rápidamente. Manifestó, desde que era solo un bebé, una sorprendente precocidad y una inteligencia y astucia extraordinarias.

 

Según la fábula de Ovidio, dicen que sólo tenía unos días de nacido cuando, aprovechando que su madre estaba de espaldas, se bajó de su cuna y se escapó en busca de aventuras a Pieria, donde Apolo, su medio hermano, tenía de un excelente rebaño de vacas. Se apoderó de 50 cabezas de ganado por divertirse y por ánimo de lucro, pero como temía que sus huellas le delataran, se confeccionó unos zapatos con la corteza de un roble caído y los ató a las patas de las vacas.

 

De vuelta a su caverna natal, tropezó con el caparazón vacío de una tortuga que se encontraba abandonado por el suelo, le dio vuelta y tensó, sobre esta original caja de resonancia, unas cuerdas; de este modo nació la lira.

 

Mientras tanto Apolo, que se había percatado de la pérdida del ganado, pero no del engaño, se dispuso a buscarlo. Su búsqueda fue infructuosa, hasta que, cuando pasaba por Arcadía, escucho una bella melodía, y siguiendo su rastro encontró al pequeño Mercurio con su rebaño. 

 

Apolo lo llevó al Olimpo frente a Zeus para ser juzgado y fue condenado a devolver el ganado, con la salvedad de que faltaban dos reses. Mercurio explicó que las había descuartizado y hecho doce partes iguales como sacrificio a los doce dioses (considerándose él mismo como duodécimo). 

 

Este dios ingenioso, elocuente y persuasivo, obtenía todo cuanto pedía y acomodaba la verdad de acuerdo a sus intereses. Así, un día, le pidió a Zeus ser su heraldo, convirtiéndole al instante en el mensajero de los dioses. Le entregó una vara de heraldo o caduceo como distintivo, que tenía el poder de reconciliar cualquier elemento en conflicto y que todo mundo tenía que respetar, un sombrero redondo para protegerlo de la lluvia y unas sandalias aladas con las que podía desplazarse de un lado a otro con la velocidad del viento.

Ansioso por probar el caduceo, Mercurio encontró en el monte Citeron a dos serpientes que se peleaban, entonces inserto el caduceo entre las serpientes para separarlas y éstas se enrollaron inmediatamente alrededor de la vara, de forma tal que la parte más alta de sus cuerpos formaron un arco, quedando sus cabezas frente a frente en señal de concordia. Desde entonces el caduceo fue considerado por los hombres como emblema de la paz, la concordia, el beneficio, la fortuna y el comercio.

 

Los griegos y romanos veían en esta elocuente y astuta deidad al patrón de los oradores, de los comerciantes, de los pastores; por su reputación como ingenioso se le atribuyen la creación del alfabeto, de la lira, de la astronomía, de los pesos y las medidas y de la gimnasia. Entre sus obligaciones estaban las de hacer tratados, la promoción del comercio y el mantenimiento del libre derecho de paso para viajeros en todos los caminos del mundo.

 

Se le solía erigir estatuas en los entrecruces de las carreteras y al borde de los caminos, pues su sola presencia servía para dar valor al viajero y alentar al mercader ambulante en su dura labor, ya que el dios alejaba de ellos los peligros de la ruta y de los funestos encuentros. 

 

Hermes no tiene casi conexiones con la medicina, salvo que en el cumplimiento de sus funciones con el caduceo adormecía y despertaba a los mortales, asimismo, atraía a él las almas de los fallecidos y los conducía a la morada de los muertos o al infierno.

 

El caduceo de Mercurio se empezó a utilizar como emblema de la medicina cuando Sir William Butts, miembro de la corte de Enrique VIII de Inglaterra y médico del rey, fue autorizado para usar el caduceo como distintivo profesional. posteriormente se incluyó en los emblemas del Royal Collage of Physicians de Londres. En el siglo XIX, en 1944, la casa editorial de libros médicos J.S.M. Churchill de Londres, lo usó como distintivo de su establecimiento.

 

Posteriormente, según algunos autores, el caduceo apareció en 1851 cuando fue adoptado por el cuerpo de hospitales del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica, en substitución de la Cruz de San Juan; para otros fue en 1856, cuando los servicios hospitalarios de la marina estadounidense, antecesor de los Servicios de Salud Pública de los Estados Unidos, que también lo uso como insignia,, pensó que el caduceo sería un buen símbolo para significar el carácter no combatiente de la clase médica. 

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Figura 4. Símbolo de la Medicina Veterinaria.

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Figura 5. Caduceo de Mercurio.

El servicio médico del ejército de los Estados Unidos de Norteamérica hizo del caduceo su emblema en 1902 (Figura 4), aparentemente un alto oficial confundió el símbolo del caduceo impreso en uno de los textos médicos con una referencia de la práctica médica y propuso el símbolo de las dos serpientes entrelazadas en la vara alada para representar al cuerpo médico militar. Aunque fue un error, el uso generalizado del símbolo del caduceo en la medicina militar dio origen al uso inadecuado en el ámbito civil, que involucró a asociaciones, colegios, escuelas, facultades, clínicas y hospitales de medicina en los Estados Unidos de Norteamérica y en algunos países más.

 

Desde entonces, médicos y otros relacionados con la medicina, adoptaron el símbolo de Mercurio. Sin embargo, el caduceo tiene algunas connotaciones que son poco atractivas para los profesionales médicos, Mercurio fue citado como un embaucador que mentía para salir de los aprietos y dado que las estatuas de Mercurio se encontraban en los caminos aislados y lejanos para protección de los comerciantes, también fue adorado como patrono de los tramposos, los asaltantes y los ladrones.

 

Así como, desde el siglo IV la medicina veterinaria sigue a la medicina, en el siglo XIX también siguió el error que la medicina había cometido al sobreponer al caduceo de Mercurio la letra “V” como símbolo de la medicina veterinaria. (Figura 5)

 

Este error semiológico cometido por los emisores (asociaciones, colegios, escuelas, facultades, clínicas y hospitales) del caduceo de Mercurio en lugar del báculo de Esculapio en el contexto de las instituciones de medicina veterinaria, estarían enviando en mensaje con un objeto y un código equivocado que independientemente del canal en el que se le exhiba podría generar una significación interpretativa desafortunada al vincularla con una actividad comercial, o aún peor con una actividad negativa como el engaño o hurto.

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